Gracias por la inspiración, Mr. Bourdain

Oswaldo Olivas
EL PITCH
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2 min readJun 9, 2018

Estoy en la edad en la que comienzan a morir mis héroes. Justo acabo de cumplir cuarenta años y no sólo inicia una época en la que veré caer como piezas de dominó a las estrellas que quedan de los baby boomers y los más viejos de la generación X, también es inminente el final de la vida de mis padres y otros familiares de gran edad.

Ya están muriendo mis héroes, se fueron David Bowie, Leonard Cohen y otros personajes que admiró por sus creaciones. Pero nunca, hasta hoy, había sentido una tristeza real por la muerte de una persona famosa.

Tal vez es porque no había muerto ninguna que tuvo una influencia real en mi vida y a quien de alguna manera he imitado, como Anthony Bourdain.

De forma inesperada, maldita sea.

De entre todas las facetas de Bourdain hay dos que considero de lo más admirable: el storytelling y la visión de que cada viaje debe ser una aventura.

Bourdain nos demostró cómo viajar a un lugar y conocerlo de una forma distinta a los ricos que sólo saben lo que son los tours y los restaurantes y hoteles de moda, también diferente a los hippies mochileros que solo van a ver lo que ya vieron otros hippies mochileros hospedándose en los mismos hostales.

Reformuló las respuestas a ¿Qué hace realmente bueno a un lugar? Algo que tuvo una gran influencia en lo que hoy llamamos sharing economy.

Los programas de televisión de Anthony Bourdain se caracterizan por la sorpresa, el mensaje político inesperado, el puesto informal de alimentos que salta a la fama, el comentario social y el conocimiento de una mínima parte de la cultura a través de la comida y nuestra relación con ella.

Y “el método Bourdain” funciona. En las calles de La Habana, en la selva costarricense o en los callejones de Medellín, me pregunté hacía qué rumbo caminaría Bourdain. En cuál de los cinco puestos colocados uno al otro comería. Aprendí, no es cierto, imité el arriesgarme a pedir y hacer lo que se ve peligroso. Hospedarse entre la gente. Buscar lo inesperado.

El mejor homenaje que se puede hacer a Bourdain es viajar, enfrentar a lo desconocido, no negarse a ir a los lugares que tienen un rayo de atracción, por absurdo que se vea, perder el miedo a una enfermedad estomacal y beber para celebrar la vida.

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