Miami es una ciudad increíble

Oswaldo Olivas
EL PITCH
Published in
5 min readMar 25, 2017

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Días atrás tuve la oportunidad de visitar Miami y Fort Lauderdale en compañía de mi novia y regresé sorprendido de lo que vi. Por lo regular cuando viajo tomó fotos y video pero muy rápido me di cuenta de que ninguna imagen que yo tomara le haría justicia.

Miami son muchas ciudades en una. El centro financiero, South Beach, la Pequeña Habana, Wynwood, las zonas urbanas son distintas entre sí. Demasiado distintas, cada área exagera en sí misma: en tener un diseño espectacular, en representar la diversidad, en ser el símbolo de una cultura o ser una representación excesiva del arte urbano.

Antes de verlo, creía que el skyline de Miami sería como el de cualquier gran ciudad pero estaba muy equivocado. El centro financiero de Miami Beach es espectacular, decenas de rascacielos reunidos en un espacio relativamente pequeño que parece que frenó justo antes de caer al mar. Edificios que fueron construidos con un enorme hueco para que el Metromover los atraviese, gigantes de concreto que soportan los vientos más fuertes.

El Metromover es algo parecido a los trenes que hay en algunos aeropuertos. Se trata de un vehículo de dos vagones, sin asientos, sin chofer. No hay forma de sentirse más en el Primer Mundo. Funciona de forma automática, esos robots que viajan a unos diez o más metros de altura gracias a los rieles elevados te mueven por el centro financiero, está hecho para los ejecutivos pero es lo mejor que puede ver el turista, es gratis y es espectacular.

Miami y sus zona metropolitana están hechas para viajar en automóvil. Grandes calles llenas de autos, banquetas medianas con muy pocos transeúntes. Para moverte de un lugar a otro, como turista, hay varias opciones, desde las holgazanas como Uber y Lift hasta las aventuradas como el Metrobus y los trolleys que funcionan, casi, como un reloj.

Ese casi viene de una particularidad de Miami, es una ciudad latina, por momentos parece un ente independiente a la Unión Americana. Muchos latinos morenos: cubanos y centroamericanos; muchos negros: de las Antillas y otras islas caribeñas. Pocos blancos, a la mayoría los ves en los anuncios.

South Beach tiene fama de ser una playa lujosa donde Will Smith o Ricky Martin pueden pasear en sus autos caros, acompañados de ropa de diseñador y perros exóticos. Eso es la Riviera Francesa, Cannes, Niza, no South Beach.

Antes de llegar a la playa tienes que atravesar un puente donde ves de cerca varios cruceros que arriban o se van de Miami Beach. Parece que hay pocas entradas y el tráfico se complica para entrar y salir de South Beach pero una vez adentro el panorama cambia una vez más: rápidamente uno se olvida de los rascacielos y se empapa de los viejos edificios art decó de la década de los treinta y sus colores pasteles, el spring break y su “concurso” de bikinis en el Clevelander y los daiquirís exóticos con nombres amenazantes (“Call a cab”) en la terraza del Wet Willie’s.

Cuando cae la tarde, South Beach muestra el punto máximo de sentimiento turístico de todo Miami y se siente aún más latino. Guacamayas, serpientes colgadas en maletas, los que buscan la vida fácil cobran cinco o diez dólares por tomarte una foto con una de sus mascotas.

El alcohol es fuerte en South Beach y la mejor manera de regresar es un Lyft o Uber. Lo más probable es que el chofer sea latino, (no vi de otra etnia) y te contará sobre su natal Venezuela, cómo pudo estudiar la universidad gracias a Chávez y cómo Maduro es un ladrón. O de cómo llegó de Colombia o de Costa Rica.

En Miami todos son amables, van más allá del buenos días, siempre quieren ayudarte a resolver tus dudas de turista. Aunque hay una excepción, los cubanos de la Calle Ocho. Literalmente es la 8th Street y a lo largo de varios kilómetros es parte de la Pequeña Habana.

He estado en La Habana y no se parece en nada. Los cubanos de este lugar llegaron hace mucho a la Florida, algunos nacieron allí. Otros, los más jóvenes tienen dos años o una semana de recién llegados.

En la Calle Ocho hay McDonald’s, Wendy’s, Taco Bell… pero no hay restaurante de fast food más vivo que Pollo Tropical. Esta cadena de restaurantes que hoy cuenta con más de 160 establecimientos en tres estados se fundó en la Pequeña Habana.

Cuando entramos creí que sería algo como KFC pero es lo más alejado. Venden pollos asados, casi igual que lo que en México conocemos como estilo Sinaloa. Lo venden en pechuga, pierna, medio pollo o wrap. Los acompañantes: paquetes de frijol con arroz, papas con crema.

Hasta la mañana siguiente comprendí la razón del éxito de Pollo Tropical. En una pequeña cafetería de la Calle Ocho, donde una mujer aparentemente dolida del corazón exigía un dólar para la música mientras bebía cerveza Corona desde muy temprano, había dos opciones: desayuno cubano y desayuno centromericano. Ambos eran huevos fritos o revueltos, la diferencia estaba en los acompañantes. Ahí me di cuenta de que Pollo Tropical tenía lo que a los dos grupos de latinos en Miami les gusta.

Como en todas las ciudades en esta década, Miami también tiene un corazón cultural de moda. Wynwood es un área de no muchas cuadras que se caracteriza por tener murales en las paredes de galerías de arte, tiendas, venta de cosas artesanales y turismo.

El lugar es un homenaje al arte visual contemporáneo con rasgos que van más allá de la cultura latinoamericana o estadounidense. Curiosamente no hay cerveza artesanal sino cocteles playeros aunque el mar está a varios kilómetros de distancia.

Además de Miami, tuve la oportunidad de estar en Fort Lauderdale, una ciudad a 45 kilómetros al norte de Miami. Más allá de ser una bella playa con un malecón estilo promenade muy bonito, es un centro financiero.

En el downtown hay una decena de corporativos de bancos de todo el país, por lo que no me pareció raro ver personas con traje y la corbata floja disfrutando una cerveza frente a la playa al atardecer.

Ft. Lauderdale es un lugar tranquilo e ideal para dedicar la tarde a beber una margarita gigante (de más de un litro) mientras oscurece en el Atlántico.

La zona metropolitana de Miami es un lugar especial, es Estados Unidos pero también es una gran ciudad latinoamericana.

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