Ilustración por La Delmas

Campos de batalla

Aguinaldo
El resto que falta
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3 min readMar 9, 2021

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Por Ana Montes

Miro un documental de Hilma Af Klint, una pintora sueca pionera del arte abstracto. Sus primeros cuadros son de 1906, mucho antes de que Kandinsky, el supuesto creador del movimiento, pintara los suyos. Pero su obra no fue conocida hasta 1986. Hilma nunca expuso en vida. Tenía miedo de no ser comprendida en su época. Pidió que sus pinturas fueran guardadas por al menos cincuenta años. Pintó sus cuadros para un futuro en el que su mensaje pudiera ser comprendido. Su intención era representar en ellos el espíritu del mundo. Aún hoy, sus obras no figuran en los libros y programas de historia del arte. Dice el documental: para incluirla en la historia del arte, habría que reescribirla.

Leo Antártida de Clarie Keegan. Una mujer casada tiene una aventura con un hombre. Él le dice que sabe lo que necesita, que la cuiden. Que no hay una sola mujer en el mundo que no necesite que la cuiden. Ella dice que siente que lo conoce de antes, que le parece el hombre menos amenazador que vio en su vida. Disfrutan, hacen lo que hacen los amantes y en un momento para ella el romance se termina. Pero él le pide por favor que se despidan, que tengan un rato más juntos. La invita nuevamente a su casa. La desnuda y la esposa a su cama. Te va a gustar, confiá en mí, le dice. Y después de coger le hace tomar un café que la duerme. Ella pierde su tren a casa y cuando se despierta él se está yendo a trabajar. No es lo que parece, le dice y se va. La deja horas atada ahí. Y ella primero siente desesperación y después ya no siente nada.

Un poema que sube Patti Smith a su Instagram que dice:

Esto es

solo pensar en nada.

Me acuerdo de mi madre

sentada así. Y yo

le preguntaba, qué pasa

mami? Y ella

decía, oh nada.

Y ahora sé

lo que es nada.

Veo con mi novio Never, rarely, sometimes, always, una película sobre el embarazo de una chica de diecisiete años en Pensylvania, Estados Unidos. Su prima la acompaña a Nueva York para abortar. En su país el aborto es legal, tienen recursos, nada demasiado terrible les pasa en ese viaje, todo sucede en un mismo tono adormecido pero hay una atmósfera de preocupación, un miedo latente que permanece. Algo podría pasarles todo el tiempo. En una escena la prima se besa con un chico para que les compre sus pasajes de vuelta a casa. Es un beso inocente y tranquilo, a la vista de mucha gente en una estación de subte. Pero la protagonista extiende su mano y las dos chicas se agarran fuerte mientras el beso avanza. Como si estuviera diciéndole: acá estoy por si algo llegara a pasarte. Mi novio dice que la escena le parece exagerada, forzada. A mi me parece perfecta. Le digo: exactamente así es ser mujer. Un estado de alerta constante.

Subrayo de la primera página de Idiófono de Amy Fusselman:

Estoy cansada de los campos de batalla.

Estoy cansada de irme a dormir como si estuviera peleando una guerra.

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