He sido y soy una mala feminista

Aguinaldo
El resto que falta
2 min readMar 14, 2021

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Por Tálata Rodríguez

Tengo una tía que maneja muy bien

sin embargo, escucho desde pequeña

que las mujeres son un peligro al volante;

siempre supuse

que mi tía era una excepción.

Mi padre fue violento en casa

y aunque recibimos ayuda,

la bajada familiar,

siempre fue que mi mamá

era la complicada;

supuse entonces

que nuestro caso

era una excepción.

Tuve un trabajo

y me ascendieron

porque era buena haciéndolo,

y no solo eso:

era la mejor.

Sin embargo,

me mantuve en secreto

todo lo que pude

porque me sentía culpable;

alrededor mío pensaban

que ninguna mujer

accede a un cargo de poder

sin acostarse con un superior.

Se me dijo que las mujeres

éramos envidiosas, brujas,

trepadoras, conventilleras

que no se podía trabajar con nosotras

porque era “para quilombo”,

pero yo tenía unas amigas

con las que podía llegar a la luna;

durante mucho tiempo supuse

que mis amigas y yo

éramos una excepción.

Una noche,

cuidando la casa

de un poeta reconocido

que estaba de viaje,

armé una pila con los libros

de su biblioteca

escritos por mujeres:

eran sólo 7 entre 200 o más:

la excepción.

Hace diez años escribí

un texto llamado “Emperador”

donde el hombre máximo

a cargo del Imperio

dice que lo daría todo

por reencarnar

en una mujer

como yo que, a su vez,

en el poder

actuaría exactamente como él.

Ahora me avergüenza

haberlo escrito

aunque también lo celebro

porque ya no pienso

de esa manera.

Soy feminista

porque mejoré como persona,

y espero que lo mismo,

les suceda

a vos

y al mundo,

cuando, en un solo trazo,

unan el circuito de excepciones

y vean su gran dibujo.

Abrazo al feminismo,

que pasa de la protesta

a la propuesta

y pide que se revisen

los pactos sociales,

la historia, las ideas y leyes,

y todo lo que hay

en esta tierra.

Abrazo esa incomodidad

ahora, en marzo del 2021,

porque es necesario

que todo cambie un poco

para que nada siga igual.

Espero en 2031

leer este texto,

avergonzarme,

y celebrar así

el fin del gatopardismo.

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