Análisis sobre la irresponsabilidad feminista

Adryan Rex
El rincon de pensar
6 min readSep 4, 2018

Empecemos hablando sobre lo que queremos decir con irresponsabilidad directa. Cuando hablamos de irresponsabilidad, en el ámbito feminista principalmente al que va dirigido éste análisis, me estoy refiriendo a la clara y sistemática forma de actuar del sector del feminismo en cuanto a la integridad de tu propia persona se refiere.

En el ámbito feminista, cuando acogen a una nueva “hermana”, le enseñan que ella no tiene la culpa, que sus problemas son producto de “los hijos sanos del patriarcado”, haciendo creer a la chica que acaba de llegar que los hombres son el problema de las desgracias que le hayan podido ocurrir, ya sean físicas, mentales, personales, financieras, etc; todo es culpa de los hombres.

Y es que la relación directa que esgrime el feminismo moderno de 3ª ola en lo que se refiere al género masculino dicta que:

El patriacado es una estructura de poder que favorece sistemáticamente a los hombres, oprimiendo a las mujeres y negándoles los mismos derechos.

Lo cuál hace alarde de ser una explicación cuanto menos, absurda.

No existe una estadística que demuestre una correlación entre el hecho de ser hombre, y el comportamiento del “machismo”.

Pero, ¿qué tiene todo ésto que ver con el tema de la irresponsabilidad feminista?

Bueno, una vez aclarada la absurda relación entre la masculinidad y “el patriarcado” (ese ente invisible que nunca hemos visto, pero que ahí esta) toca hablar del tema más candente que viene relacionado a ésto, y es la falta de responsabilidad por parte de las feministas en lo que se refiere a su propia integridad física.

Empecemos por lo más básico. Usando las mismas herramientas que usan las activistas del feminismo moderno, diría que tengo derecho a salir a la calle y no sufrir ningún percance. Bien, hasta ahí estamos todos de acuerdo.

Pero, hay que hacer un ejercicio de comprensión lectora para entender la diferencia entre “derecho” y “deber”. Entendemos como derecho un privilegio al que todos debemos tener acceso sea cual sea nuestra condición de ciudadano, como puede ser por ejemplo, el derecho a la vivienda, uno de los derechos más básicos.

Por supuesto, también entran otros derechos de los ciudadanos como el derecho a trabajar, el derecho a salir y entrar del país, y un largo etc.

Pero aquí es donde viene el gran problema de la industria del feminismo que evita hablar de ello para hacerlo parecer un caso menor, y es la evasión del DEBER.

A diferencia de un derecho, al cual debes tener acceso de cualquier manera, un deber es una obligación que todos debemos cumplir como ciudadanos de la nación en la que estamos residiendo.

El ejemplo más práctico es el deber de contribuir a la Seguridad Social. Si estás trabajando, debes de contribuir al sistema de la S.S para garantizar que los servicios del Estado como pueden ser la educación pública, la sanidad, los servicios de limpieza y otros tantos sigan funcionando con normalidad.

Pues aquí es donde entra en juego la dicotomía feminista. En la que evade el deber, pero se exige el derecho.

Eso, es ir contra las reglas, y es intentar hacer trampas, escudándose en tu condición social. En el caso del feminismo, cuando preguntas a una activista que derechos tiene un hombre que ella no, un alto porcentaje de éstas mismas responden exactamente con el mismo panfleto publicitario:

“Tienes el derecho de poder salir a la calle y que no te violen.”

¡Vaya!, ésta feminista deben conocer el secreto de la perfecta y justa sociedad (spoiler: no lo tiene), porque parece haber obviado un dato importante, y es que la violación se puede, y se da en ambos sentidos.

Podríamos entrar en el eterno debate sobre cómo los medios de comunicación promueve cierto tipo de noticias según los intereses de las agendas políticas, pero eso lo dejaremos para otro artículo donde me extenderé con más hincapié.

(Un pequeño inciso; que un tipo de violación sea menor cuantitativamente que otro, en éste caso, de mujer a hombre, no lo exime de ser igual de grotesco y de ser un delito que debe ser perseguido y penado.)

Lo verdaderamente escalofriante en este caso, es que el colectivo feminista, exige cosas tan inconsistentes como “poder salir de fiesta y que nadie las moleste cuando vuelvan a sus casas solas a las 12 de noche”, porque como todo sabemos, los hombres no tienen otras cosas que hacer en sus patriacales vidas que perseguir a chicas que salen de fiesta para ver si pueden violarlas.

Vamos a desglosar aquí un poco. Primero, teniendo una visión realista y pragmática a nivel social, no puedes exigir algo así, a no ser que tengas tu propia escolta personal, claro está, en cuya mayoría de la ciudadanía no tiene.

Primero, porque las fuerzas policiales del Estado es cierto que están para servir y proteger, pero no estamos en Minority Report, y no se puede exigir a la policía que actúe como escolta o exigir cabezas por “no actuar a tiempo”, es cuanto menos, absurdo.

La premisa más lógica es que, aparte de tener a disposición a la policía para que haga cumplir la ley cuando se comete un acto delictivo, también hay que tener un poco de cabeza y sentido común para saber salvaguardar la integridad propia de cada persona.

Pogamos un ejemplo práctico para que se entienda a la conclusión a la que quiero llegar, ya que es exactamente lo mismo:

Si yo me compro un Ferrari, me voy a cualquier barrio a comprar tabaco, me bajo, dejo el coche con las puertas abiertas y el motor encendido con las llaves puestas, ¿qué va a pasar?. Pues casi con total seguridad me lo robarán, y yo ahí no puedo culpar a nadie y decir que me tienen que compensar, porque el coche es MÍO, y por tanto es MI RESPONSABILIDAD y MI DEBER el cuidarlo y que no le pase nada.
Pues con la integridad física de una persona pasa exactamente lo mismo, el primer instinto es el de supervivencia, y por tanto, hay que saber protegerse a uno mismo además de poder hacer uso de las herramientas que el Estado pone a nuestra disposición.

Y sé que muchas feministas, si llegan a éste punto dirán:

“Pero estás comparando un caso muy extremo que casi nunca pasa con la violación de una mujer, que es algo horrible.”

Pues, resulta que, a no ser que todo sea una ilusión y vivamos en Matrix, somos seres que podemos, sabemos y DEBEMOS defendernos.

Y es precisamente ésta palabra, el DEBER, lo que el colectivo feminista intenta evitar deliberadamente, escudándose en su condición de mujer para seguir asegurando todas las ventajas que los actuales gobiernos (como es el caso de ESPAÑA con la LIVG) proporciona a las mujeres, sean víctimas o no.

Son, lo que en la jerga de EE.UU se conocen como “snowflakes” (copos de nieve). Son una generación de mujeres (y hombres) que se creen en posesión de una moral pura y superior, que no han recibido la atención correspondiente en sus hogares por parte de sus padres para poder entender que existe gente mala en el mundo haciendo cosas malas a todas horas, y desde hace ya unos cuantos años, en consecuencia de ello han aprovechado para hacerse con el control de las masas y hacer creer que si perteneces a una “minoría oprimida” (mujeres, negros, transexuales, etc) están en el DERECHO de poder vomitar todo el discurso del odio que desees para defenderte de algo que no aprendiste de pequeño en tu casa.

En conclusión, todos estamos de acuerdo en que una violación es horrible, sea dada de un hombre a una mujer, de una mujer a un hombre, o de cualquier modo; es reprobable y las condenamos. Pero, lo que no puedes hacer, es exigir que toda la maquinaria del Estado se ponga a tu entera disposición para asegurar tu absoluta tranquilidad a costa de condenar a la mitad de la población con la que tienes que convivir, porque “un tío te dijo algo en la calle”. En pocas palabras: “sé responsable de ti mismo”.

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Adryan Rex
El rincon de pensar

Opinador disidente, escritor de fantasía épica, desarrollador web titulado y amante de los videojuegos clásicos. Fan absoluto de AC⚡DC.