El golpe a las maras en El Salvador

Adryan Rex
El rincon de pensar

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Para empezar este artículo de opinión, avisar de antemano que voy a verter opiniones y posiciones que no le van a gustar a más de uno, pero me da completamente igual.

Bien, entrando en materia con respecto a lo sucedido las últimas semanas en El Salvador a manos de Nayib Bukele, lo primero que tengo que decir es que quiero dar mi enhorabuena a Bukele por su implacable trabajo en la lucha contra las maras.

El Salvador ha visto reducida su delincuencia desde el gran golpe a las maras, y eso es una buena noticia. No debe permitirse que bandas organizadas violentas que matan, violan, trafican, delinquen e imponen la ley del terror en una sociedad haya que tratarlas como seres humanos.

Una cosa es segura, es cierto que estas bandas tiene la mala costumbre de captar jóvenes por coacción, normalmente amenazando de muerte a las familias, y algunos se ven ahí por obligación o miedo, pero eso no quita el hecho de que estos grupos eran los que dictaban el modo de vida de los ciudadanos de El Salvador.

Y nunca creí que diría esto, pero tuvo que llegar un político como Bukele para poner orden en la sociedad y que aquello no se convirtiera en una mala suerte de Colombia con las FARC.

Mirando desde la perspectiva europea

Hablando propiamente desde España, todo este asunto del ataque a las maras ha creado dos claros bandos bien diferenciados: los que están a favor de que se les encarcele y se les retire todo derecho y los que claman al cielo que Bukele es una especie de Hitler salvadoreño que no duda en pisar a todo el que se le oponga. Analicemos un poco ambas perspectivas:

Bando a favor

Este grupo, entre el que me incluyo sin esconderlo de ninguna manera, dice que las acciones de Bukele están más que justificadas puesto que las maras aterrorizaban (y siguen haciéndolo) a la población salvadoreña. Y no tienen ningún tipo de reparo en decir (y yo también) que el hecho de que se le retire todo derecho a un grupo que se dedica a matar, extorsionar, violar y traficar se queda corto.

Como dije antes, desde España, solemos verlo desde nuestra perspectiva europeísta, donde las tasas de criminalidad son muchísimo más bajas, y por tanto, percibimos el crimen latinoamericano como algo más lejano, que casi no nos afecta. Pero los que estamos a favor del retiro de derechos a las maras sencillamente lo vemos como un verdadero tajo para salvaguardar la propia estructura de la sociedad salvadoreña. Por tanto, no es de extrañar que nos parezca poco lo que se les ha hecho a estos indeseables.

Yo personalmente, pienso que incluso se les debería imponer más pena dado todo el terror que han causado y seguirán causando, haciendo que estos tengan que trabajar para ganarse la comida, y si no lo hacen debidamente, no comen, por ejemplo.

El hecho de que por ejemplo duerman en una simple plancha de acero, sin almohadas ni sábanas ni ningún tipo de comodidad tiene como objetivo dejar en claro que ya nos son los reyes, ni en las calles ni en la cárcel.

Hasta los propios guardias de algunas prisiones de El Salvador cuentan cómo estos se convertían automáticamente en los jefes de la prisión tras entrar, teniendo todos los lujos que les apetecía cuando querían: drogas, prostitutas…¡hasta una playstation 5!, es inaudito que un preso pueda vivir así cuando se supone que está cumpliendo una pena de cárcel.

Dado que en España la pena de muerte está prohibida, yo, bajo mi perspectiva, abogaría no solo porque durmieran en planchas de acero, si no privarles de toda libertad en cualquier aspecto, para que así al menos, sientan una mínima parte del dolor causado a las familias de todas las personas a las que han matado a sangre fría.

Bando en contra

Y ahora es cuando viene lo turbio. Tenemos al grupo en contra. En este grupo, casualmente podemos encontrar sobre todo a jóvenes españoles que claman al cielo que Bukele está denegando los más básicos derechos humanos a las maras, porque a pesar de lo que han hecho, siguen siendo personas y por tanto merecen un mínimo trato de respeto.

Yo le pregunto al grupo en contra: ¿se respetaron los derechos humanos de las cientos (sino miles) de personas asesinadas a manos de las maras, ya sea por dinero, drogas o simple captación de nuevos miembros?

¿Seríais capaces de poneros delante de esas familias destrozadas, azotadas por el terror de estas bandas, y decirles que «ellos también merecen derechos» ?

Me pregunto si de verdad esta gente se plantea ni tan siquiera la posibilidad de preguntarles a los propios habitantes de El Salvador si se sienten mejor tras las acciones de Bukele o por el contrario, piensan que quizás esté abusando de una posición de poder.

Las dinámicas de poder

Esto me lleva al siguiente punto de este artículo. La perspectiva europea dice que Bukele está abusando de su autoridad para hacer lo que quiera con las maras, que está «abusando» de su poder.

¿No se suponía que el Estado estaba para eso, para hacer del país un lugar seguro y adecuado donde todos los ciudadanos puedan vivir en paz? ¿dónde está la cordura entonces? Si un presidente hace cosas, mal, si no las hace, mal también.

Se tacha a Bukele de que si hace esto con las maras, ¿qué le impedirá hacerlo con el resto de la población?

Entramos en el juego de las dinámicas de poder. Al parecer, el hecho de que una figura de autoridad haga uso de su autoridad para poner orden en un país está mal visto ya que, por loco que parezca, en España tenemos la mala costumbre de apiadarnos e indultar al criminal, al ladrón, al asesino o al traficante intentando jerarquizarlo en una especie de «desgracia colectiva» la cual ha tenido la mala suerte de vivir, y por supuesto, nosotros debemos ser los encargados de restaurar para reinsertar en la sociedad como personas civilizadas.

Porque de todos es bien sabido, que las bandas organizadas, cuando cometen crímenes, se arrepienten de sus pecados y tras un cursillo de formación pasan a ser ciudadanos ejemplares (nótese la ironía).

No, querido/a. Los maras no quieren ser reinsertados en la sociedad, los maras quieren APODERARSE de la sociedad para instaurar su ley del terror y poder campar a sus anchas, pues es bien sabido que tienen comprados y untados en billetes a muchísimas fuerzas del estado para que hagan la vista gorda con ellos.

Por tanto, es perfectamente aceptable que Bukele haya decidido tomar cartas en el asunto atacando directamente a un gran grueso de estas bandas, para que, al menos, los salvadoreños puedan dormir un poco más tranquilos y que literalmente puedan salir a la calle sin temor a ser asesinados a la vuelta de cada esquina.

Conclusiones finales

Quizás puede que haya formas alternativas de lidiar con estos presos de mala muerte, como por ejemplo, como dije más arriba, hacerlos trabajar para ganarse el pan. Pero eso no es incompatible con el hecho de sustraerles sus derechos más básicos puesto que ellos mismos se los han arrebatados a los ciudadanos de El Salvador.

No me produce absolutamente ninguna pena que duerman en una simple plancha de acero, y si de mi dependiera, ni eso tendrían, pues dormirían directamente en el suelo.

Creo que va siendo hora de que dejemos de intentar imponer la brújula moral europea a una serie de países que claramente tienen problemas internos con la delincuencia los cuales deben ser atacados y cortados de raíz. Y ya posteriormente se podrá juzgar si las acciones de Bukele se pueden calificar de tiránicas o no, pero por el momento, este hombre, pienso desde mi total y subjetiva opinión, es lo mejor que le ha pasado a El Salvador en mucho tiempo, y espero que siga limpiando las calles de criminales en todo lo que dure su mandato.

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Adryan Rex
El rincon de pensar

Opinador disidente, escritor de fantasía épica, desarrollador web titulado y amante de los videojuegos clásicos. Fan absoluto de AC⚡DC.