El feminismo busca la igualdad*
El truco es que, para el feminismo, la igualdad no significa lo que tú crees. Y vamos a ver un ejemplo.
Hace unos días, durante el IX Congreso para el estudio de la violencia contra las mujeres, la ponente Yolanda Domínguez dijo que ser feminista es estar a favor de la igualdad* y pidió que los hombres feministas levantasen la mano, para identificarse.
Cuando ya tenían la mano levantada les pidió que fuesen un paso más allá y se pusieran de pie, para que ella pudiera verlos bien.
Cuando ya estaban de pie les pidió que fuesen un paso más allá y se retirasen al final de la sala, para que las mujeres de las últimas filas pudiesen sentarse donde ellos habían estado.
Mientras tanto, como algunos periodistas estaban trabajando y mostraban reticencias, Yolanda les señaló y les echó en cara que les costase tanto la igualdad* y que no fuesen capaces de hacer un simple gesto.
Cuando las mujeres ya estaban delante y los hombres ya estaban detrás, Yolanda les pidió que fuesen un paso más allá y se quedasen de pie durante toda la charla.
A partir de ese momento (y durante el resto de la conferencia) la audiencia permaneció segregada por sexo: las mujeres sentadas cómodamente en las primeras filas, y los hombres al fondo, de pie, escuchando cómo Yolanda hablaba sobre igualdad*.
Pero algunos hombres se habían quedado en los asientos que les correspondían; así que durante el turno de preguntas una asistente les hizo la pregunta obvia: ¿Es que no querían la igualdad*? ¿Es que eran machistas?
Un agente de policía contestó que se había levantado a las seis de la mañana para estar ahí; que creía en la igualdad y no se consideraba machista, pero que tampoco era feminista porque creía que cierto feminismo radical ponía a un sexo por encima del otro.
Yolanda, que acababa de colocar a todas las mujeres en las mejores butacas y a todos los hombres de pie al final de la sala, se limitó a decirle que no sabía lo que era el feminismo, punto.
El otro ponente añadió que no existía término medio, y que el agente debía elegir entre estar a favor de la igualdad* (y demostrarlo yéndose al fondo) o estar a favor de la violencia contra las mujeres (y demostrarlo quedándose donde estaba).
Y ante ese dilema el agente prefirió marcharse al fondo de la sala y quedarse de pie, junto al resto de hombres que estaban a favor de la igualdad*.
Puede parecer contradictorio que un gesto de igualdad implique segregar a tu público y mandar a todo un sexo al gallinero, pero Yolanda lo explicó de forma muy clara en este artículo:
Para Yolanda, la palabra igualdad* no significa lo mismo que para ti. Para Yolanda buscar la igualdad* consiste en favorecer a las mujeres hasta que a ella le parezca que la balanza está justamente equilibrada.
Para Yolanda, la distribución del auditorio era injusta cuando ella llegó: había hombres y mujeres mezclados, y algunos hombres madrugadores estaban mejor ubicados que otras mujeres que habían llegado después.
Así que Yolanda redistribuyó la sala de acuerdo a su idea de igualdad*, y al acabar casi todas las mujeres estaban delante y casi todos los hombres estaban detrás. El equilibrio de la balanza ya era justo.
Así que cuando os digan que el feminismo busca la igualdad*, es importante entender qué significa la expresión.
Es importante entender que una cosa es la igualdad, y otra cosa muy distinta es la igualdad*.