Seguís gritando que viene el lobo

Bou
El saco del Coco
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37 min readNov 19, 2016

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Os dejo la traducción de este artículo de Scott Alexander sobre la polémica alrededor de Donald Trump, que me ha resultado una de las lecturas más interesantes que me he encontrado recientemente. Es largo pero os recomiendo que leáis hasta el final.

I.

Este artículo de septiembre, pero que se ha hecho viral ahora (Hemos gritado que venía el lobo, y ahora nos encontramos con Trump) se cuestiona si los Demócratas han gritado tantas veces que venía el lobo que ya nadie les cree. Por ejemplo:

Si a la “gente honorable y decente” como McCain y Romney se le llama automáticamente racista por el simple hecho de oponerse a políticas Demócratas, el electorado Republicano se acaba volviendo sordo a las advertencias cuando el racismo real aparece en sus filas.

Yo lo veo de otra forma. En octubre de 2015 escribí que el discurso mediático sobre Trump como “el candidato del poder blanco” y “el primer candidato abiertamente supremacista blanco con posibilidades de ganar la Presidencia en la era moderna” era una invención sacada de la manga. Dije que “el discurso de que Trump apela de alguna forma especial a los votantes blancos no se ve respaldado por los datos de los sondeos” y predije que:

Si Trump acaba como candidato Republicano, seguramente tendrá tanto o más apoyo entre las minorías que el que tuvieron Romney o McCain.

¿Pues sabéis qué? La gente ha votado, y Trump ha tenido más apoyo entre las minorías que el que tuvieron Romney o McCain. Podéis ver el artículo del Washington Post (Trump ha obtenido más votos de color que Romney) o los propios datos en sí (fuente):

Trump ha avanzado mucho entre los negros. Ha avanzado mucho entre los latinos. Ha avanzado mucho entre los asiáticos. El único gran grupo racial donde no ha avanzado más de un 5% han sido los blancos. Repito: el grupo donde el mensaje de Trump ha resonado menos han sido los blancos.

Tampoco es que haya habido un aumento de votantes blancos. Aún no hay números oficiales, pero mirando por arriba los datos disponibles parece que su número ha sido igual o inferior al de 2012 y 2008, por ejemplo.

[EDITO: contraargumento, contra-contraargumento.]

Los medios han reaccionado a estos datos públicos con artículos como Los blancos se evaden de la realidad: el pánico racista que alimentó la victoria de Trump y No nos equivoquemos: la victoria de Donald Trump es una rabieta racista.

Yo sigo diciendo lo mismo que en 2015: no hay pruebas de que Trump sea más racista que cualquier otro candidato Republicano anterior. Lo de que es “el candidato del KKK” y “la avanzadilla de un nuevo movimiento supremacista blanco” es una invención. Y por desgracia, el resultado es que le resta protagonismo a las docenas de problemas reales que podrían llevar a un votante fiel a abandonar a Trump. Que esto haya dominado el debate político es un síntoma de que algo terrible pasa con nuestro sistema electoral, igual que lo sería si toda la campaña Republicana hubiera girado sobre la teoría de que Hillary Clinton está en una secta satánica. Sí, llamar racista a Romney fue gritar que venía el lobo. Pero lo seguís gritando.

No he querido hablar más del tema para que no pareciera que apoyaba a Trump, y para no convencer sin querer a alguien de votar a Trump. Pero como todo eso ya da igual, quiero decir por qué creo exactamente que esto es verdad.

Soy consciente de que va a parecer que estoy loco y de que me va a enfrentar a todos los pensadores mediáticos respetables, pero últimamente parece que estar loco y enfrentado a los pensadores mediáticos responsables ha sido una forma bastante buena de acertar predicciones. Así que en fin.

II.

Para empezar quiero repasar el mensaje explícito y oficial de la campaña de Trump. Sí, puede ser que la opinión secreta de un candidato sea distinta de su mensaje explícito, pero las cosas que dice a diario, y publica en su web, e incluye en sus discursos, pueden ayudarnos a ver qué imagen quiere proyectar.

El mensaje oficial de Trump consiste en la misma retórica buenrollista y pro-diversidad que el de cualquier otro político. Esto dice sobre los afroamericanos:

Cuando sea presidente trabajaré para que los hijos de todos sean tratados igual y protegidos por igual. Cada paso que dé me preguntaré: ¿esto mejora la vida de los jóvenes estadounidenses de Baltimore, Chicago, Detroit y Ferguson que tienen el mismo derecho a vivir sus sueños que cualquier otro niño de Estados Unidos?

Mi mayor esperanza es que el Partido Republicano incluya siempre a los afroamericanos, y reciba el voto afroamericano, porque yo los sacaré adelante, y haré que otros los saquen adelante, y lo que está claro es que eso no pasa con los Demócratas y desde luego no pasa con Hillary.

Los afroamericanos han hecho grandes sacrificios por esta nación. Han luchado y muerto en cada guerra desde la Revolución, y han elevado la consciencia de nuestro país en su larga lucha por los derechos civiles. Y sin embargo demasiados afroamericanos han sido dejados atrás.

No hay grupo en Estados Unidos más perjudicado por las políticas de Hillary Clinton que los afroamericanos. No lo hay. No lo hay. Si el objetivo de Clinton era herir a la comunidad afroamericana, no podía haberlo hecho mejor. Es un horror. Hoy pido el voto de cada ciudadano afroamericano que quiera un futuro mejor para este país.

Y pasados esos cuatro años, garantizo que obtendré el 95% del voto afroamericano. Os lo prometo. Porque sacaré adelante las zonas donde viven, y los sacaré adelante a ellos.

Estados Unidos debe rechazar la intolerancia de Hillary Clinton, que ve las comunidades de color solo como votos y no como seres humanos merecedores de un futuro mejor.

Así describe su campaña:

Es un movimiento formado por estadounidenses de todas las razas, procedencias y creencias que quieren y esperan que nuestro gobierno sirva a su pueblo, y así lo hará.

Así habla de los hispanos:

Acabo de volver de una reunión muy importante y especial con el Presidente de México… hemos hablado de las grandes contribuciones que han hecho los ciudadanos méxico-americanos a nuestros países, de mi amor por el pueblo de México y de la íntima amistad entre nuestras naciones.

Yo les doy trabajo a miles de hispanos. Los adoro, son grandes trabajadores. Son una gente fantástica y quieren que haya inmigración legal. Voy a recuperar puestos de trabajo de China y de Japón. Y los hispanos van a recibir esos puestos, y van a adorar a Trump.

Las fotos de campaña de Trump son coherentes con el deseo de presentar el mismo mensaje:

Esta no es una imagen guionizada por personal de campaña. Según el Washington Times:

Trump salió a escena en Greeley, Colorado, y vio una bandera multicolor entre el público. Mientras la música sonaba, Trump señaló al simpatizante para que le dejara ver la bandera y entonces hizo gestos a un colaborador para que le acercara el símbolo de igualdad LGBT.

Segundos más tarde, Trump cruzó el escenario con la bandera multicolor en las manos y luego la mostró al público. En la cara de Trump se veía una enorme sonrisa mientras iba a un lado y otro sosteniendo la bandera con orgullo, anunciando el apoyo de la comunidad lésbica y gay.

Jason miller (portavoz de campaña de Trump) me dijo: “El señor Trump quiere ser el presidente de TODOS los estadounidenses y estuvo orgulloso de mostrar la bandera “LGBT con Trump” en el escenario.

Esto es solo una pequeñísima muestra, pero el resto viene a ser igual. Trump ha ido de pueblo en pueblo diciendo cuánto le gustan las minorías, y cuánto las respeta, y cuánto quiere luchar por ellas.

Y si creéis que mentía, vale. Pero el caso es que la gente que lo acusa de racismo suele usar la palabra “abiertamente”. Nunca es solo “racista” o “supremacista”. Siempre es “abiertamente racista” y “abiertamente supremacista”. Trump es abiertamente racista, abiertamente racista, abiertamente racista, abiertamente racista, abiertamente racista, abiertamente racista, abiertamente racista. Trump se alimenta de puro supremacismo, ha dejado de fingir que su campaña no se basa en el supremacismo, tiene el slogan hagamos a América supremacista otra vez, es un candidato abiertamente supremacista, etcétera, etcétera. Y he visto docenas de artículos como este donde se dice que “lo bueno de todo esto es que Estados Unidos ha admitido su racismo públicamente y ya no puede seguir fingiendo que no”.

Para mí, esto es una forma de gritar que viene el lobo. ¿Qué pasa si un día un candidato odia tanto a los negros que se niega a hacer campaña en una iglesia tradicionalmente negra de Detroit, a hablar de las contribuciones de los negros a Estados Unidos, a prometer que luchará por los negros y a decir que su campaña se opone a todas las formas de racismo? ¿Qué pasa si en vez de eso va a reuniones del KKK, y dice que los negros son inferiores y que solo los blancos son estadounidenses de verdad?

Tal vez queramos describirlo con las palabras “abiertamente racista” o “abiertamente supremacista”. Pero nadie nos hará caso, porque las habremos gastado con el tío que tuiteaba fotos suyas comiéndose un taco el Cinco de Mayo y diciendo que adoraba a los hispanos.

III.

Un resumen de algunos argumentos opuestos:

1. ¿El apoyo de Trump no sale en gran parte de organizaciones supremacistas blancas?

No, porque los supremacistas blancos organizados son tan pocos que no pueden formar “gran parte” del apoyo de nadie.

Datos de Wikipedia sobre los miembros del KKK:

En 2016 la Anti-Defamation League calcula que los miembros del Klan son en total unos 3.000, y el Southern Poverty Law Center los estima en 6.000.

El KKK es pequeño de verdad. Podrían alojarse todos en el mismo hotel y todavía sobrarían habitaciones. O dicho de otra forma, el KKK tiene menos miembros que visitas recibe a diario mi blog.

Si buscáis en Google “Trump KKK” salen 14,8 millones de resultados. Sé que esa cifra no es muy precisa, pero aunque estuviera inflada mil veces y solo hubiera 14.000 artículos sobre la supuesta conexión entre Trump y el KKK, seguirían siendo dos o tres artículos por cada miembro del Klan.

Tampoco veo indicios de que haya otros movimientos supremacistas más grandes que el Klan, ni que los menores basten para aumentar sustancialmente la cantidad de gente involucrada. David Duke convocó un gran encuentro supremacista en Nueva Orleans en 2005, en el que participaron grupos de toda Norte América y Europa, y aun así solo acudieron 300 personas. A modo de comparación, a las convenciones de la NAACP (Organización Nacional para el Avance de la Gente de Color) suelen acudir unas 10.000.

En mi opinión, el número de supremacistas blancos organizados llega por los pelos a las cinco cifras.

2. ¿El apoyo de Trump no sale en gran parte de los nacionalistas blancos de Internet y de la derecha alternativa?

No, por la misma razón.

La derecha alternativa es un movimiento online, y eso la hace difícil de medir. Hasta donde yo sé sus tres nidos principales son /r/altright, Stormfront, y el foro de política de 4Chan.

El único que da cifras claras de usuarios es /r/altright, donde hay unas 5.000 cuentas registradas. Es probable que el número real sea menor: hay gente que se cambia de cuenta, otros escriben una vez y desaparecen, y algunos no-nacionalistas se registran para discutir. Pero vale, pongamos que esa comunidad tiene 5.000 miembros.

Las estadísticas de Stormfront dicen que recibe 30.000 unas visitas al día, el 60% de ellas de Estados Unidos. Mi blog recibe unas 8.000, y las comunidades relacionadas con él (el subreddit y la gente que me sigue en redes sociales) tienen entre 2.000 y 8.000 seguidores. Con lo cual, en principio, a la comunidad de Stormfront podemos suponerle unos 10.000 miembros activos.

4Chan dice que recibe 1 millón de visitas al día, y más o menos la mitad parece venir de Estados Unidos. No se sabe cuántos van por la política y cuántos por el anime y los videojuegos, pero según Wikipedia /b/ es el subforo más grande y produce el 30% del tráfico, así que /pol/ debe de ser menor. Si suponemos que produce el 20% del tráfico, y que el 50% de esas personas pertenecen a la derecha alternativa y no son disidentes ni trolls, tenemos a unos 25.000 o 50.000 miembros de esa ideología en 4Chan.

La ADL dice que la mayoría de los tuits antisemitas (un reflejo de la derecha alternativa tan bueno como el que más) proceden de unas 1.600 cuentas.

Si tenemos en cuenta que además puede haber muchas webs pertenecientes a la derecha alternativa, pero cada una de ellas con pocos miembros, creo que el número de simpatizantes estadounidenses de la derecha alternativa puede rondar los 50.000.

Ese número es muy superior a los 5.000 miembros del KKK, pero sigue siendo el 0,02% de la población estadounidense. No es muy diferente a la Nación del Islam, que tiene entre 30.000 y 60.000 miembros, o la Iglesia de Satán, que tiene unos 20.000. No llega al nivel de los Hare Krishnas, que dicen tener 100.000 miembros. No es un “bloque electoral” en el sentido de ser un grupo a quien pueda ser importante apelar. No es una “fuerza política”, especialmente si (de ser cierto el estereotipo que se aplica a los miembros de 4Chan) suelen ser adolescentes parados en el sótano de su madre.

Con lo cual, el discurso más extendido es que Trump está dispuesto a alienar a las minorías (que son 118 millones), a los blancos que reniegan del racismo y no votarían a un racista (que si son tan solo un 20% ya son 40 millones) y a gran parte de los medios, las empresas y las potencias extranjeras, con tal de ganar el apoyo de unas 50.000 personas desorganizadas y disfuncionales, muchas de las cuales no tienen edad de votar.

Preocuparse por el apoyo de la derecha es como preocuparse del apoyo de los satanistas. No es algo que hagas si tu objetivo es entender las corrientes políticas reales. Es algo que haces si lo que quieres es relacionar al otro candidatos con la caricatura del mal más bestia que se te pueda ocurrir.

3. ¿El apoyo de Trump no sale en gran parte de gente que no se uniría a un grupo nacionalista blanco, y que no pertenece a la derecha alternativa, pero que en privado sigue siendo supremacista de alguna forma?

Curiosamente hay pocas encuestas que le hagan a una muestra representativa de la población la pregunta: “¿es usted supremacista blanco?”

Pero sí que he encontrado un par que hacen preguntas bastante relacionadas.

Esta encuesta de Gallup les pregunta a los estadounidenses blancos si apoyan la segregación escolar, y si se mudarían en caso de recibir como vecina a una familia negra. El número de gente que responde que sí ha ido cayendo desde un 50% en 1960 a una cantidad demasiado pequeña para medirla en los 90, alrededor del 1 o el 2%, donde en principio permanece a día de hoy.

(Creo que el gráfico también es relevante de cara a las acusaciones de que entre los años 60 y 70 Trump quiso impedir que en sus edificios vivieran negros. En aquella época un tercio de los blancos se mudarían si eso pasaba, y Trump nunca ha negado ser un tiburón desalmado que sabe de dónde le llega el dinero).

Aquí hay una encuesta de CBS News, sobre lo que pensaban los estadounidenses del Acta de Derechos Civiles que prohibió legalmente la discriminación. De nuevo, el número de blancos que la ven como mala es demasiado pequeño para medirlo pero parece un 1 o un 2%. Es curioso ver que el número de blancos a favor es mayor que el de negros a favor, pero supongo que eso ya depende del margen de error.

Aquí otro gráfico de Gallup, con el porcentaje de gente que no votaría presidente a un candidato negro aunque estuviera cualificado. Va del 54% en 1968 al 5% en 1999; otras encuestas posteriores no incluidas en el gráfico dan unos números de entre el 4 y el 7%, que parece estar dentro del margen de error.

Esta es una encuesta de Vox que estudiaba cuánta gente tenía opiniones negativas de ciertos grupos sociales. El 11% admitía tener una opinión “algo negativa” o “muy negativa” de los negros, lo cual suena bastante mal. Pero por otro lado el 7% dijo tener una opinión negativa de los heterosexuales según la misma definición, lo cual me lleva a pensar que el listón de “opinión negativa” no estaba muy alto. Si consideramos “supremacistas blancos” solo a los que tenían una opinión “muy negativa” de los negros nos sale un 3%, lo cual cuadra bastante bien con las otras fuentes.

(Como dato curioso, un 1% de los encuestados “nunca habían oído hablar” de los negros. Um…)

Propongo otra forma de encontrar racistas: este año David Duke se ha presentado por Louisiana al Senado, y ha quedado séptimo con 58.000 votos (3%). Si lo multiplicamos por 50 estados, nos salen unos 2,5 millones de personas que votarían por un supremacista blanco. Por otra parte Louisiana es uno de los estados más racistas (por ejemplo, Slate descubrió que iba a la cabeza de EEUU en porcentaje de tuits racistas) y es de esperar que alguien así tuviera más problemas en (por ejemplo) Vermont. Si ajustamos las cifras según ese nivel de racismo medido en los tuits, sale que en una competición nacional casi un millón de personas votarían a Duke. Eso es menos de un 1% de los votantes.

Con lo cual nuestras distintas definiciones de “abiertamente supremacista”, incluso si aceptamos definiciones de “abiertamente” tan vagas que incluyan admitirlo en una encuesta anónima, dicen que haya quizá un 1–2%, 1–2%, 4–7%, 3–11%, y 1–3%.

¿Pero esto no quiere decir que todavía quedan supremacistas blancos? ¿Es que eso no es importante?

A ver, en cierto modo sí que lo es. Pero recordad que el 4% de los estadounidenses creen que los hombres lagarto controlan los gobiernos del Mundo. Y el 5% de los votantes de Obama creen que Obama es el Anticristo. El voto supremacista viene a estar al mismo nivel que el voto los-lagartos-lo-controlan-todo o que el voto obama-es-el-anticristo-pero-yo-lo-quiero-igual.

Y de todos modos la mayor parte de esta gente vive en estados Demócratas y es irrelevante a efectos de cálculo electoral.

4. ¿Pero no hay votantes que no estén dispuestos a votar a David Duke o a decir en una encuesta que los negros les parecen mal, pero que aun así tengan sentimientos racistas implícitos, del tipo de ponerse nerviosos si se cruzan con un negro de noche en una calle desierta?

Pues seguramente. Y por eso hablo de gritar que viene el lobo. Si lo que te preocupa es el votante con actitudes racistas subconscientes de las que ni él se da cuenta, entonces no deberías usar la expresión “simpatizante del KKK y abiertamente supremacista” como un tic verbal.

5. Pero aunque Donald Trump no sea abiertamente supremacista… ¿no le dio su apoyo explícito el líder del KKK, David Duke? ¿No se negó a rechazar ese apoyo? ¿Eso no significa que en el fondo va detrás del voto supremacista?

La respuesta es un rotundo no.

No, Donald Trump no ha recibido el apoyo del líder del KKK, David Duke. Duke ha hablado a favor de Trump pero se ha negado a darle su apoyo formal. Podéis leer la explicación directamente de su propia mano en su página web: “Las mentiras de los judimedios: no le he dado mi apoyo a Donald Trump”. (Ojo: la página es exáctamente como os la esperáis). O si no queréis esa página en vuestro historial de navegación, podéis leer la misma historia en el International Business Times.

No, Donald Trump no se ha negado a rechazar ese apoyo.

Según Politico.com:

Donald Trump dice que no le interesa el apoyo de David Duke, el ex líder antisemita del Ku Klux Klan que alabó al candidato Republicano hace unos días en su programa de radio.

“No necesito su apoyo y desde luego no quiero su apoyo”, dijo Trump durante una entrevista con Mark Halperin y John Heilemann, de Bloomberg. Luego añadió: “No necesito el apoyo de nadie”.

Al preguntarle si accedería a repudiar el apoyo, Trump dijo: “por supuesto, lo que a vosotros os parezca mejor”.

Según el Washington Post:

ABC NEWS: “Está listo para hacer ahora mismo una declaración clara e inequívoca rechazando el apoyo de todos los supremacistas blancos?”

TRUMP: “Claro que lo estoy. Mire, no hay nadie que haya hecho más que yo por la igualdad. Si mira usted Palm Beach, Florida, allí construí el Club Mar-a-Lago, abierto a todo el mundo; un club que sinceramente ha establecido un nuevo estándar en clubs, y un nuevo estándar en Palm Beach, y se me ha reconocido como correspondía. Está abierto a todo el mundo. Conque sí, claro que lo estoy”.

Según CNN:

“David Duke es una mala persona, y yo he renegado de él muchas veces a lo largo de los años”, dijo Trump en el programa de la MSNBC “Morning Joe.”

“He renegado de él y he renegado del KKK”, añadió Trump. ¿Quiere usted que lo haga otra vez por duodécima vez? He renegado de él en el pasado, y reniego de él ahora”.

El problema está en una única entrevista del 28 de febrero, en la que pidieron que Trump renunciara al apoyo de David Duke y del KKK, y donde dio una no-respuesta:

“Tendría que ver qué grupo es ese. Es que no sé a qué grupo se refiere”, dijo Trump. “No querrá que condene un grupo del que no sé nada, lo tendría que mirar. Si me da usted una lista de grupos, yo los investigaré y renegaré de ellos si veo algo que no está bien. A lo mejor ahí hay grupos que no presentan problemas, y eso sería muy injusto. Así que usted deme una lista y ya le diré”.

Esto de arriba pinta bastante mal. Pero el día siguiente Trump dijo que por supuesto que renegaba del KKK, y le echó la culpa a un “pinganillo defectuoso” por no haber podido entender al entrevistador.

La explicación de Trump no se sostiene: en su respuesta repitió el nombre “David Duke” y por tanto es obvio que lo entendió. Y su afirmación de no saber quién era esa persona tampoco es creíble, ya que ha mencionado a Duke en otras ocasiones.

Pero lo justo es ver el contexto. En el año 2000 Trump ya tenía en mente competir por la presidencia. Su amigo Jesse Ventura le había propuesto que se presentara por el Partido Reformista de Ross Perot. A Trump le gustó la idea y empezó a montar una pequeña campaña (en la que por cierto, quería llevar a Oprah Winfrey como segunda). Pero hubo ciertos conflictos en el seno del Partido y sustituyeron a Ventura por Pat Buchanan, que tenía el apoyo de David Duke. Trump cerró su discurso como candidato diciendo: “el partido reformista incluye ahora a un miembro del Klan, el señor Duke; a un neonazi, el señor Buchanan; y a una comunista, la señora Fulani. No deseo seguir en dicha compañía”. Luego de aquello siguió condenando el partido, diciendo “acaba de unirse David Duke: un extremista, un racista, un problema. no es el tipo de gente que uno quiere en su partido”.

Así que Trump había condenado a Duke con la boca bien grande antes del 28 de Febrero, y después de esa fecha lo siguió haciendo. Pero justo ese día dijo que quería “mirar” quién era antes de rechazar su apoyo (que en realidad no existía). Y yo no estoy seguro de por qué fue. Quizá quería ver si rechazarlo oficialmente lo beneficiaba políticamente, lo cual ciertamente es bastante repugnante.

Pero fijaos en que Trump tiene veinte años de declaraciones claras en contra de David Duke, y el único indicio de lo contrario consiste en una vez que dijo “no sé quién es pero lo miraré” en una entrevista, declaración de la que posteriormente renegó y de la que culpó a un auricular defectuoso.

Esto me lleva de vuelta a mis dudas sobre los silbatos de perro. La teoría del silbato de perro supone que si quieres saber lo que alguien piensa de verdad, lo mejor que puedes hacer es ignorar décadas de declaraciones suyas defendiendo algo con lo que todo el mundo esté de acuerdo, y centrarte en una única declaración rara e incomprensible que pueda dar a entender que apoya lo contrario, especialmente si esa postura es tabú y es literalmente la cosa más impopular que alguien pueda defender.

Y además supone que para ese experto en retórica y persuasión vale la pena arriesgarse a exponer esta postura tabú escondiéndola en un mensaje secreto que será captado, reflejado y debatido por todos los medios del mundo durante el resto de la campaña, con tal de ganar el apoyo de un pequeñísimo grupo cuyo apoyo no quiere nadie.

Por último, no; nada de todo esto significa que Donald Trump vaya detrás del voto supremacista. Cualquiera puede apoyar a otra persona con o sin su consentimiento. ¿Sabíais que el líder del partido comunista respaldó a Hillary y que ella (hasta donde yo sé) nunca renunció a dicho apoyo? ¿Significa eso que Hillary es comunista? ¿Sabíais que el líder de una secta supremacista negra criminal respaldó a Donald Trump y que Trump dijo que “lo adoraba”? ¿Significa eso que Trump es un supremacista negro? Esta lógica según la cual “X apoya a Y, ergo Y debe de estar de acuerdo con X” solo aparece cuando es para favorecer el discurso mediático que pinta a Trump como racista.

Para mí, esto es otra forma de gritar que viene el lobo. Un día podemos tener un candidato que tontee abiertamente con el KKK, en el sentido de que durante la campaña diga “me gusta el KKK y valoro su apoyo”, que hable en reuniones del Klan, y demás. Y sin embargo estamos gastando la frase “tontea abiertamente con el KKK” en una persona que lleva veinte años condenando el KKK en voz bien alta, pero que hizo una entrevista rara en la que dijo no saber quiénes eran, y al día siguiente cambió de opinión y dijo que los odiaba.

6. ¿Qué pasa con el discurso de Trump sobre los mexicanos, “la droga y el crimen”?

Trump dijo que:

Cuando México nos manda su gente, no nos manda su mejor gente. No os manda a vosotros. Manda gente que tiene muchos problemas, y traen esos problemas con ellos. Traen drogas. Traen crimen. Traen violadores. Y algunos, imagino, son buena gente.

Fijaos en lo poco racista que es esta declaración. En serio. Es una declaración contra la inmigración ilegal, pero en términos de raza lo que dice es que entre los latinos (como todas las razas) hay buena gente y mala gente, y que los malos son los que vienen aquí. La imagen que pinta es que en México hay bellísimas personas, pero que esas personas no son las que vienen ilegalmente.

Comparadla con (por ejemplo) la campaña de Bill Clinton (el énfasis es mío):

La inmigración ilegal no puede tolerarse y se debe detener. Washington habló de ello antes de que Bill Clinton fuera presidente, pero al final no hizo nada. En 1992 fue como si la frontera no estuviera ahí: estaba abandonada, y a las pocas patrullas que había les faltaba equipación. La droga fluía con libertad. La inmigración estaba descontrolada. Los inmigrantes criminales, deportados tras cometer crímenes en nuestro país, volvían al día siguiente para cometer crímenes otra vez. El Presidente Clinton ha convertido nuestra frontera en un lugar donde se respeta la ley y la droga y la inmigración ilegal se da la vuelta.

O la de John McCain en 2008:

La seguridad de la frontera es esencial para la seguridad nacional. En esta época de terrorismo, cárteles de la droga y bandas criminales, permitir que millones de personas sin identificar entren y permanezcan en nuestro país supone un grave riesgo para la soberanía de los Estados Unidos y para la seguridad de su gente.

La campaña de Trump contiene un lenguaje similar, y (como todas las campañas anteriores) también contiene palabras de alabanza hacia los inmigrantes legales:

Del mismo modo que en el pasado el trabajo de los inmigrantes ayudó a levantar nuestro país, los inmigrantes legales de hoy contribuyen de forma vital a cada aspecto de la vida de esta nación. Su esfuerzo y su compromiso con los valores estadounidenses fortalecen nuestra economía, enriquecen nuestra cultura y nos permiten entender mejor y competir de forma más eficiente con el resto del Mundo.

Estamos especialmente agradecidos con los miles de inmigrantes legales recién llegados, muchos de los cuales no son ciudadanos aún, que aun así sirven en las Fuerzas Armadas y en los servicios de emergencias. Su patriotismo debería animarnos a todos a acogerlos, a asistirles en su camino a la ciudadanía y a animar a sus comunidades a integrarse con el resto de la sociedad.

Los Demócratas y Republicanos se pasan veinte años diciendo que somos una nación de inmigrantes pero que los inmigrantes ilegales amenazan nuestra seguridad, y solo se oyen bostezos. Trump dice lo mismo, y es literalmente el KKK.

7. ¿Y el muro de la frontera? ¿Eso no es que Trump odia a los mexicanos?

Múltiples fuentes indican que tanto Hillary como Obama votaron a favor de la Ley del Cerco Seguro en 2006; ley que proponía levantar una valla de 1.100 kilómetros a lo largo de la frontera entre EEUU y México. Politifact dice que Hillary y Obama querían una valla de 1.100 kilómetros pero que Trump quiere un muro de 1.600, así que lo uno no tiene nada que ver con lo otro. ¿En serio? Si pides una valla de 1.100 kilómetros eres el campeón de la diversidad y todo está bien. Si pides un muro de 1.600, ¿no hay otra explicación que no sea el nacionalismo blanco?

8. ¿Trump no está contra los inmigrantes?

Como mínimo está contra los inmigrantes ilegales, lo cual se parece bastante a estar contra los inmigrantes. Y vale, uno puede decir que ser “anti-inmigrantes” no es lo mismo que ser racista, pero seamos serios. Nadie va a ponerle pegas a los inmigrantes británicos o alemanes, y eso sugiere que hay al menos cierto elemento racial.

Pero creo que cuando los votantes de Trump hablan de los “mundialistas”, lo que dicen es que para ellos ese fenómeno es muy distinto de lo que cree la gente que critican.

Para unos, la inmigración es un derecho; hace falta una razón muy fuerte para privar a alguien de ese derecho, y dicha decisión tiene que observarse muy de cerca para que nadie lo pierda de forma injusta. Es como una tienda: todo el mundo debería poder entrar a comprar, y si el dueño quiere impedirle la entrada a alguien más le vale tener una buena razón.

Para otros, la inmigración es un privilegio que los miembros de una comunidad extienden a voluntad a otras personas que creen que encajarían en esa comunidad. Es como una casa: puedes invitar a tus amigos a que vengan a vivir, pero si alguien te da mal rollo o si parece buena persona pero incompatible con tu estilo de vida, tienes derecho a no invitarle y él no tiene derecho a colarse porque sí.

Parece que muchos simpatizantes de Clinton creen en el primer modelo, y muchos simpatizantes de Trump en el segundo. Y creo que esto se debe a diferencias más profundas: los simpatizantes de Clinton son más individualistas, y los de Trump son más devotos de la comunidad.

En el segundo modelo, la comunidad decide cuántos inmigrantes entran y bajo qué condiciones. Casi todos los partidarios de Trump que conozco están conformes con que entre una cantidad razonable, pero les pone de muy mal humor que alguien que no ha sido invitado entre e insista en que los demás le hagan sitio.

Decir que esto es “supremacismo blanco manifiesto” me recuerda a esos libertarios que dicen que los autobuses públicos son comunismo, pero si la palabra “comunismo” se les quedara pequeña y empezaran a decir que los autobuses son “estalinismo soviético manifiesto”.

9. ¿Los votantes de Trump no se oponen a la Proclamación de Emancipación que liberó a los esclavos?

Esto apareció en el New York Times, en Vox, en el Huffington Post, en Time, y demás. Es muy engañoso. Consultad en Snopes la explicación completa.

10. ¿Trump no es antisemita?

Creo que si no quisiéramos gritar que viene el lobo, nos guardaríamos ese apelativo para alguien que no haya ganado una encuesta israelí sobre qué candidato representaría mejor los intereses del país, o que no tenga un hijo convertido al Judaísmo, o que no haya ganado varios premios de la comunidad judía americana por sus contribuciones a Israel y al Judaísmo americano, o que no haya sido gran mariscal en un desfile en honor a Israel, o que…

11. ¿El asesor de Trump, Steve Bannon, no es antisemita?

La prueba que se ha dado es que su mujer (de la que entonces se estaba divorciando) dijo hace años que él no quería que sus hijos fueran a una escuela privada con gran concentración de judíos, porque muchos niños judíos son “unos críos llorones”. Cuando se desató la polémica uno de sus amigos y empleados, un ortodoxo judío licenciado en Estudios Judíos, escribió un largo artículo en su defensa: Steve Bannon, amigo del pueblo judío y defensor de Israel. Podemos estar de acuerdo con él o no, pero creo que si no queremos gritar que viene el lobo podríamos guardarnos la palabra “antisemita” para el tipo de gente que no tenga amigos judíos ortodoxos de toda la vida, con licenciaturas en estudios judíos, dispuestos a escribir largos artículos en su defensa.

12. ¿No sabemos que los votantes de Trump se mueven por motivos racistas, porque alguien lo miró y la probabilidad de votar a Trump no se correspondía con nosequé estadística de apuro económico?

Los problemas económicos no son la única preocupación de los votantes de Trump, pero sí que son una de ellas. Solo hay que mirar en el sitio adecuado. Por ejemplo:

13. ¿No sabemos que los votantes de Trump se mueven por motivos racistas, porque al fin y al cabo, los ricos votaron a Trump más que los pobres?

No dejo de oír este tipo de razonamiento, y dejando de lado la pregunta propiamente dicha, me parece importante resaltar cómo este tipo de lógica convierte el racismo en la hipótesis por defecto. “Dices que es X, pero no puedes probarlo. Así que es racismo”.

Pero en todo caso, aquí está la respuesta directa. Sí, el partido de los ricos es tradicionalmente el Republicano. Lo que ha cambiado estas elecciones es que al partido Republicano lo han votado muchos más pobres de lo normal, y al Demócrata lo han votado muchos más ricos de lo normal.

Estas elecciones, la probabilidad de que los pobres votaran Republicano ha crecido un 16% respecto a las últimas, y la de que los ricos votaran demócrata (al menos los más ricos de los que NYT ha conseguido datos) ha crecido un 9%. Esto es coherente con la teoría de que la ansiedad económica ha tenido un papel importante.

15. ¿Trump no quiere prohibir la entrada de musulmanes en el país?

Sí, y eso es espantoso.

¿Pero por qué quiere (él y sus simpatizantes) prohibir la entrada de musulmanes y no la de hindús o kenianos, pese a que muchos musulmanes son blanc(uzc)os y muchos hindús y kenianos no? A Trump y a sus simpatizantes les preocupa el terrorismo, probablemente a raíz de que las masacres de San Bernardino y del club Pulse ocuparan los titulares durante el período electoral.

Podéis decir que él y sus simpatizantes están sesgados porque se preocupan más por el terrorismo que por los accidentes causados por el mobiliario, que cada año matan más estadounidenses que el terrorismo. ¿Pero veis la diferencia entre “sesgo cognitivo que te causa un miedo desproporcionado” y “supremacismo blanco”?

Me doy cuenta de que aquí ya entramos en terreno pantanoso, y que si deconstruyéramos la palabra “racismo” en una serie de partes heterogéneas una de ellas significaría exactamente este tipo de cosa. Pero como he dicho en la Parte 4, muchas de esas acusaciones no usan la palabra “racismo” precisamente porque es una palabra ambigua con muchas partes heterogéneas, y porque algunas de esas partes se parecen mucho al tipo de razonamiento que podría hacer cualquier ser humano normal pero imperfecto. En su lugar lo llaman “nacionalismo blanco del KKK” o “supremacismo blanco manifiesto”. Esos términos son poderosos precisamente porque no permiten la gradación de significado que exige este tema. Y por eso creo que equivalen a gritar que viene el lobo.

15. ¿No ha habido cientos de delitos de odio relacionados con Trump?

Esta no es una crítica a Trump (él ha pedido que sus simpatizantes no cometan delitos de odio) pero aun así me parece relevante al tono general de la campaña.

Este estupendo artículo cuenta que muchos de esos sucesos se deben a opositores a Trump que pintan “卐 TRUMP 卐” en las paredes para denunciar que en su opinión Trump es nazi, y luego se interpreta que esas pintadas son un intento de acoso por parte de los seguidores de Trump, que supuestamente habrían pintado esas esvásticas en zonas liberales. Hay mucho más en el artículo, vale la pena mirarlo.

Pero vamos a suponer que fuese todo cierto. el SPLC dice que hay 300 delitos de ese tipo, aunque su definición de “delito de odio” incluye “alguien creyó oír un comentario racista en una conversación de otra gente, les afeó la conducta y se rieron de él”.

Si el 47% de los estadounidenses apoyan a Trump (es el porcentaje de votos que consiguió, extrapolado suponiendo que los no votantes opinen igual) entonces Trump tiene 150 millones de simpatizantes. Eso quiere decir que hay un delito de odio por cada 500.000 simpatizantes.

¿Pero no puede ser que muchos delitos no se denuncien al SLPC? Claro que puede. Pongamos que hay dos sucesos sin denunciar por cada uno denunciado, en ese caso hay uno por cada 150.000 simpatizantes de Trump. O quizá sean diez, en ese caso hay uno por cada 45.000. Como nadie tiene ni idea de cuántos pueden ser, parece raro sacar conclusiones de ello.

¡Ah! También he mirado en las páginas de la derecha alternativa para ver si denunciaban acoso y ataques por parte de los simpatizantes de Hillary, y así es. Entre las historias que he podido confirmar en webs de cierto renombre (lo cual es más de lo que había hecho el SLPC) hay algunas sobre gente que ha apaleado a otra gente por llevar una gorra de Trump, que ha animado a gritos a una turba que estaba apaleando a un hombre porque pensaban que había votado a Trump, que ha tirado al suelo a personas mayores, que ha apalizado a una chica de instituto por apoyar a Trump en Instagram, que ha desfigurado monumentos con graffitis que decían “MORID, BLANCOS, MORID”, que ha pedido violar a Melania Trump, que ha pateado a una mujer negra sin techo que llevaba una pancarta de Trump, que ha atacado con un bate de béisbol a una mujer embarazada encerrada en su coche, que ha gritado a niños que habían votado a Trump en unas elecciones de mentira, etc, etc, etc.

Pero no os cortéis, seguid diciendo que la aparición de una esvástica garabateada en un baño escolar significa que cada votante de Trump es basura y que toda su campaña está basada en el odio.

16. ¿No sabemos que Trump apoya la violencia racista porque, cuando unos simpatizantes suyos le dieron una paliza a un latino, dijo que eran “fogosos”?

¿Sabéis todas esos sucesos que he dicho? ¿Las protestas anti-Trump que han resultado en un montón de violencia, daños a la propiedad y detenciones? ¿Donde la gente coreaba “MATAD A TRUMP” y demás?

Cuando le pidieron a Trump su opinión, dijo “me encanta que esos pequeños grupos de protestantes de anoche sientan tal fogosidad por nuestra gran nación”.

No tengo ni idea de cómo funciona su mente y francamente, todo esto me supera, pero decir que los manifestantes violentos son “fogosos” parece una manía que tiene.

Y creo que este punto es importante. Trump es un tío muy raro. Desde su extraña forma de hablar hasta sus lemas involuntarios como “perdedores y resentidos” o “qué triste”, a su costumbre de responder preguntas con chorradas no relacionadas sobre lo mucho que mola Mar-a-Lago y cosas así, lo que a mí me parece es que Trump tiene una comprensión muy pobre de las normas sociales. Esto salta a la vista cada vez que le preguntan algo. Cuando ocurre en una situación que tiene que ver con el racismo (cuando alguien le hace una pregunta sobre algo racista y él da una no-respuesta rarísima que no tiene nada que ver) entonces parece racista. Pero es que lo hace con todo.

17. ¿Todo esto no está muy cogido por los pelos? Claro, uno puede inventarse explicaciones no racistas para cada cosa que diga Trump, y decir que es todo coincidencia o que Trump es raro y ya, pero al final tanta coincidencia no puede ser. Estas cosas hay que mirarlas en contexto.

Con esto de arriba estoy muy en desacuerdo, y creo que se merece un artículo aparte porque es muy importante. Pero voy a intentar resumir lo que quiero decir.

Supongamos que estáis hablando con una de esas personas que dicen que las Pirámides las construyeron los habitantes de la Atlántida. Os da varias pruebas de su teoría chorra, como por ejemplo (y estas son todas verdad):

  1. La latitud de la Gran Pirámide coincide con la velocidad de la luz en el vacío, hasta el quinto decimal.
  2. El famoso profeta Edgar Cayce, que predijo con gran precisión muchísimas cosas, dijo que en una visión había visto a los atlantes construyendo la Pirámide.
  3. En las pirámides hay jeroglíficos que parecen imágenes de helicópteros.
  4. En su diálogo Critias, Platón relató una serie de conocimientos secretos que describían una civilización atlante de 9.000 años de antigüedad.
  5. Las pirámides de Egipto se parecen mucho a las mesoamericanas, y el nombre mesoamericano para la antigua cuna de la civilización es “Aztlan”.
  6. En el Caribe hay una carretera submarina, cuyo descubrimiento fue predicho por Edgar Cayce, que dijo que estaba construida por los atlantes.
  7. Cerca de la isla de Yonaguni hay pirámides submarinas.
  8. La Esfinge presenta indicios de erosión por agua, lo que en principio significa que tiene más de 10.000 años.

Esa persona te pide que tú, culto partidario del consenso arqueológico, expliques esos hechos. Y tras revisar la bibliografía al respecto descubres lo siguiente:

  1. Eso es solo una rara coincidencia.
  2. Las profecías están expresadas de forma tan vaga que cualquiera puede parecer “asombrosamente preciso” con un poco de suerte, y probablemente eso es lo que pasó con Cayce, así que qué más da.
  3. Hay muchas cosas que parecen helicópteros, conque en fin.
  4. Puede que Platón mintiera, o igual era una metáfora.
  5. No hay muchas formas distintas de construir cosas grandes de piedra, y la pirámide es una forma natural. Lo de “Atlántida/Atzlan” seguramente es coincidencia.
  6. Lo más seguro es que solo sean piedras con forma de carretera, y que Edgar Cayce tuviera suerte.
  7. Lo más seguro es que solo sean piedras con forma de pirámide. Pero aunque resultara que son reales, los geólogos dicen que esa zona quedó sumergida hace poco, con lo cual podría haberlas construido cualquier civilización normal.
  8. Todavía no entendemos del todo cómo funciona la erosión, y podría haber un motivo para que un objeto de menos de 10.000 años presente patrones de erosión típicos de objetos más antiguos.

Quiero que leáis esos ocho puntos desde el punto de vista de un creyente en la teoría de la Atlántida, y que os deis cuenta de que suenan muy taimadas. Todas son en plan “bueno, sí, pero seguramente es coincidencia” o “mira, no sabemos del todo cómo ha pasado esto pero seguramente no es la Atlántida, así que ya”.

Eso mismo es lo que pasa siempre al negar una teoría falsa. Como la teoría cogió forma a partir de sucesos al azar y malas interpretaciones, cualquier refutación tendrá que ser “cada uno de los puntos superficialmente plausibles que presentas es un suceso al azar, o por el motivo que sea es una mala interpretación”.

Si uno cree en la Atlántida, entonces cada uno de los siete hechos originales proporciona un “contexto” sobre el cual interpretar el siguiente. Platón dijo que la Atlántida había existido y se había hundido en el mar, lo cual obviamente explicaría esas misteriosas ruinas marinas. La lógica es impoluta, lo que pasa es que todo está mal.

Y eso es lo que siento cuando me piden que interprete las declaraciones de Trump “en su contexto”.

IV.

¿Por qué me empeño tanto en todo esto?

Trabajo en el campo de la salud mental. Hasta la fecha dos de mis pacientes me han contado que tenían ideas suicidas relacionadas con Trump. Uno de ellos acabó en urgencias, pero por suerte ambos están ya sanos y salvos. Pero he sabido de varios casos más.

Me pasa como a Snopes: no estoy seguro de si los informes de ocho personas transexuales que se han suicidado por los resultados electorales son verdad o no. Pero si lo son, me parece muy relevante que Trump haya denunciado la ley de Carolina del Norte que restringe el acceso de los transexuales a los baños públicos, y que haya dicho con orgullo que dejaría que Caitlyn Jenner usara el baño que quisiera en la Torre Trump, lo cual lo convertiría de lejos en el presidente Republicano más pro-transgénero de la historia.

No paro de ver artículos como este de Vox: La victoria de Donald Trump le dice a la gente de color que ya no son bienvenidos en Estados Unidos. O este de Salon: Si Trump gana, dile adiós a tus amigos negros. O este de MSN: Las mujeres temen por su vida tras la victoria de Trump.

Vox escribe sobre un niño de cinco años que pregunta: “¿Es mala persona Donald Trump? Porque me han dicho que si es presidente, toda la gente negra y de color se van a tener que ir y vamos a ser esclavos”. The Star escribe sobre un terapeuta que tuvo que acudir de urgencia para ayudar a unos niños musulmanes que creían que Trump los iba a matar. Yo tengo pacientes que tienen miedo de salir de casa.

Escuchadme. Trump va a ser más o menos igual de racista que el resto de presidentes estadounidenses. Igual me equivoco y lo es un poco más. Igual nos sorprende a todos y lo es un poco menos. Pero lo más seguro es que sea de racista como Ronald Reagan, que dio trabajo de asesor senior al negacionista del Holocausto Pat Buchanan. O como George Bush, con su famoso anuncio de Willie Horton. O como Bill “superdepredador” Clinton, que se hizo unas fotos delante de un grupo de negros encadenados frente al lugar de nacimiento del KKK. O como Bush “los negros me dan igual”. Le saldrán algunos escándalos, y quien quiera interpretarlos como racistas lo hará, y quien no quiera no lo hará, y nadie acabará en campos de exterminio.

Y como de un tiempo a esta parte todo el mundo se ha equivocado respecto a todo, me parece que es más importante que nunca hacer predicciones claras y puntuarme en relación a ellas, así que aquí tenéis mis predicciones para el gobierno de Trump:

  1. El número total de delitos de odio, según esta medida, no pasará del 125% de los cometidos en 2015 durante ningún año de la presidencia de Trump, siempre y cuando se siga midiendo igual [confianza: 80%].
  2. La población total de ciudadanos estadounidenses pertenecientes a minorías aumentará durante la presidencia de Trump [confianza: 99%].
  3. La población musulmana de los Estados Unidos aumentará durante la presidencia de Trump [confianza: 95%].
  4. El equipo de gobierno de Trump se compondrá de minorías al menos en un 10% [confianza: 90%], en un 20% [confianza: 70%], en un 30% [confianza: 30%]. Defino “minoría” incluyendo a todos los no blancos, a los latinos y a personas LGBT, pero no a mujeres. Nótese que según esta definición la población de EEUU se compone de minorías en un 35% y el Congreso en un 15%.
  5. El matrimonio gay seguirá siendo legal durante la presidencia de Trump [confianza: 95%].
  6. Las relaciones raciales percibidas por los negros, como se miden en esta encuesta de Gallup, mejorarán durante la presidencia de Trump más que durante la de Obama (es decir, el cambio durante el período 2017–2021 será menos negativo / más positivo que durante el período 2009–2016) [confianza: 70%].
  7. Ni Trump ni sus ayudantes (ministros, etc.) apoyarán públicamente al KKK, a Stormfront o a los neonazis, rechazarán una retractación y conservarán su empleo [confianza: 99%].

Si estás en desacuerdo, proponme una apuesta y veremos si la acepto.

Y si no, basta.

Basta de meter miedo. En algún lugar de Estados Unidos quedan cuatro cuatro gatos que todavía se fían de los medios, y esas personas están aterrorizadas en casa esperando los pelotones de ejecución.

Basta de gritar que viene el lobo. Quizá llegue el día (esperemos que no) en que tengamos a alguien que no dé discursos sobre lo buena que es para el país la diversidad y sobre cómo quiere luchar por las minorías, alguien que no pose con una bandera multicolor y no diga que está orgulloso de apoyar a las personas transgénero, alguien que no supere a la media de su partido entre el voto minoritario, alguien que no liderara el Desfile en honor a Israel, alguien que no les dé a las minorías puestos en su gobierno. Y no podremos decir que ese tío es “abiertamente nazi, homófobo y supremacista blanco” porque ya habremos gastado todas esas palabras en 2016.

Basta de escribir artículos repitiendo todo lo que dice el KKK. Basta de escribir varias veces más artículos sobre el KKK que miembros tiene el KKK. ¿Recordáis aquella vez que Trump empezó como una broma de Internet, y los medios empezaron a darle mucha más cobertura que a cualquier otro candidato por las animaladas que decía, y básicamente le dio publicidad gratis, y al final acabó como presidente electo de los Estados Unidos? ¿La lección que sacáis de esto es que necesitáis hablar del Ku Klux Klan 24 horas al día, 7 días a la semana?

Basta de responder a todo aquel que muestre preocupación por Wall Street, o la globalización, o la élite, con: “CREO QUE TE REFIERES A LOS JUDÍOS. PORQUE LAS ÉLITES SON LOS JUDÍOS. TODAS LAS ÉLITES QUE IMPULSAN LA GLOBALIZACIÓN SON JUDÍAS. SI TE PREOCUPAN LAS ÉLITES, LOS QUE TE TENDRÍAN QUE PREOCUPAR SON LOS JUDÍOS. SI CREES QUE WALL STREET TE LA ESTÁ PEGANDO, ENTONCES LOS QUE TE LA ESTÁN PEGANDO SON LOS JUDÍOS. LOS QUE ESTÁN HACIENDO ESTO SON LOS JUDÍOS, RECUERDA TRANSFORMAR TU ODIO HACIA UN SISTEMA VAGAMENTE DEFINIDO EN ODIO HACIA LOS JUDÍOS, PORQUE ES TODO COSA DE ELLOS”. Lo digo por vosotros, Vox. Algún día esos cuatro gatos van a leer lo que escribís y unirse al partido nazi, y la culpa no va a ser suya.

Basta de decir que estar contra el crimen es un eufemismo para el racismo. ¿Habéis conocido a alguna víctima del crimen? No les gusta el crimen. Yo trabajo con gente de zonas pobres y a muchos de ellos los han violado, o los han desfigurado para siempre, o les han matado a alguien querido. ¿Sabéis lo que tiene en común esa gente? No les gusta el crimen. Cuando decís que “cualquiera que hable de ley y orden debe de ser porque en secreto odia a los negros, porque claro, todos los criminales son negros” no solamente estáis siendo idiotas, además estáis siendo racistas. Y me parece fatal que ni siquiera os hayáis leído las encuestas que dicen que a los no blancos les preocupa el crimen mucho más que a los blancos.

Basta de convertirlo todo en políticas de identidad. Los medios llevan cinco años sin hacer otra cosa que gritar “POLÍTICAS DE IDENTIDAD, POLÍTICAS DE IDENTIDAD, POLÍTICAS DE IDENTIDAD, POLÍTICAS DE IDENTIDAD, POLÍTICAS DE IDENTIDAD” como respuesta a todo, y cuando al final la derecha dice “um… ¿polí… ticas… de iden… tidad?” os resulta flipante y dais por supuesto que esa frase no pueden haberla aprendido de otro sitio que no sea el KKK. ¿Sabéis qué? Una semana antes de las elecciones Lena Dunham, oradora principal de la Convención Democrática Nacional de este año, produjo y tuiteó un video llamado “Qué te parece la extinción del hombre blanco”, en el que aparecían unos pies gigantes pisoteando caricaturas de hombres blancos ante los gestos de extrema aprobación de la autora. Seguro que vosotros (que sois listos y educados) sabéis que eso es un simple desfogue inofensivo sin transfondo racial, mientras que cada vez que un republicano dice que se opone al sistema corrupto es un eufemismo antisemita que pone en evidencia toda su filosofía vital. Pero me preocupa que la clase trabajadora blanca sin titulación académica no esté tan bien educada, y sea demasiado ignorante para captar esta diferencia simple y evidente. Y quizá empiecen a ver el actual conflicto tribal / partidista a través de una lente racial, lo cual sería sin duda culpa de sus propias miserias y no algo que vosotros llevéis promoviendo cada segundo de cada día desde que empezó el milenio.

Basta de llamar racistas a los votantes de Trump. Ahí va una metáfora: no tenemos libertad de expresión porque todas las ideas sean buenas, sino porque la tentación de prohibir ideas es tan grande que si permitimos que unas se censuren acabaríamos censurando cualquier opinión impopular. Por la misma regla de tres, me gustaría que dejarais de llamar racistas a los votantes de Trump. No porque ninguno lo sea, sino porque va un paso de eso a “todo el que me lleve la contraria en cualquier cosa lo hace porque supura odio concentrado, y todo mi exogrupo son miembros secretos del KKK y por tanto puedo considerarlos basura subhumana despreciable”. No digo que estéis a punto de dar ese paso: digo que ya lo habéis dado, y os habéis caído por esas escaleras. Otra cosa: tengo entendido que acusar a la gente de racismo constantemente y sin motivo es una forma estupenda de convencerlos de que voten a tu candidato la próxima vez. Suponiendo que haya una próxima vez.

Basta de enfocar las críticas a Trump en este tipo de cosas, empezad a hablar de literalmente cualquier otra cosa. Tenéis a un hipócrita demagogo, grosero, fraudulento, ignorante, llorón e incompetente sin la menor idea de cómo llevar un país, cuya filosofía de gobierno se reduce básicamente a “voy a ganar y no voy a perder, y lo demás ya veremos” y no se os ocurre otra cosa que repetir, una y otra vez, que parece tener mucho éxito entre cuatro frikis de Internet que cuelgan memes de ranas. Tenéis a un presentador de reality shows deficiente emocional toqueteando el botón nuclear, y vuestra queja es que después de rechazar públicamente al KKK una docena de veces, una vez se esperó 24 horas nada menos antes de rechazarlos públicamente otra vez. Tenéis a un tío que dice directamente que no piensa respetar las elecciones a menos que las gane él, y cuando al final resulta que va y las gana, los titulares son que una vez dijo que no le gustaba la globalización y que por tanto debe de estar contra los judíos.

Basta de hacer que la gente se quiera suicidar. Basta de decirle a la gente que la van a matar. Basta de aterrorizar a los niños. Basta de darle a los racistas publicidad. Basta de querer convencer a los estadounidenses de que los otros estadounidenses los odian. Basta. Basta. Basta.

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