Un seco

CE-11
El Tiburón
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3 min readOct 12, 2015

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Aprende a disfrutar cada grano de arroz individualmente saborizado y así también aprende a disfrutar el bocado entero, salsificado, suculento, compuesto de conglomeraciones de granos de arroz untados de sazones distintivas y con particular esparcimiento: distintivamente salados y cocidos y regados de aceite y aguacate y lenteja, que contactan con el paladar y evocan a la sensibilidad gastronómica cada uno a su tiempo y en determinado lugar, cuya experiencia de degustación también depende del arreglo del restorán, de la compañía, del estado de ánimo de la compañía, de la disposición de las mesas, del show televisivo que está siendo transmitido, de la temperatura y la humedad, de la amabilidad de las meseras, de la situación financiera, de qué tan preocupante pueda llegar a ponerse, del evento que probablemente vaya a acontecer después, del evento que acaba de acontecer ahora mismo, hace segundos, y también del evento macro que aconteció hace media hora, y de la cadena de eventos que han acontecido durante la mañana y la tarde y los que han estado aconteciendo durante todos estos días, y meses, y años, y eso de parte del comensal, porque es aún más importante lo que pasa en el cuarto de los esparcimientos y en cómo la esparcedora se aprendió las recetas y cómo las ha ido dominando y en todo ese complejísimo sistema que asegura que el arroz sea sembrado y cosechado y empacado y vaya a parar en este pueblo en medio del austro, y, luego, calentado, cocinado, racionado, despachado, y bueno fuera que sea tan solo arroz, porque ya hemos visto todos esos menjurges con los que va servido, y cada una de estas circunstancias, es lo que trato de explicar, es variable, está sujeta a cambios, a que sean cambiadas de alguna forma, y, así también, no constituyen más que un patético, insignificante proceder de nutrición y digestión y recarga energética. Mientras tanto: se habla de cosas, se pone en juego las numerosísimas variables que en conjunto constituyen las relaciones interpersonales con otros seres humanos -también contenedores individuales de procesos de percepción muy complejos, frutos de su pasado y sus circunstancias, cuyas travesías de vida les han llevado a estar sentados allí tras y durante senderos enredadísimos, de muchísimos implicados, y también, solamente también, con sus propias incursiones constantes al abstracto y en lo que no está; también hambrientos y también satisfaciéndose mediante alimento. Qué es el abstracto: no sería justo meter a la memoria allí mismo; uno es lo que ha sido (y más que eso, lo que es: ¡se es lo que se es!) y así, en el banquete de esta noche, podemos enumerar las chinchoserías, los temas, las irregularidades y las, sí, particularidades de cada comensal: es posible diseccionar a un ser humano, a cualquier ser humano, rasgo por rasgo, momento por momento, flujo por flujo. ¿Y para qué? Imagina a la mata molecular, en movimiento perpetuo -su kinestesia trasciende a la muerte- y cómo, dentro de todo, se puede funcionar. Y ya digo: ser chusco, solemne, pícaro, ingenuo, torpe, brillante, ahuevado, aguerrido, pero todo adentro moviéndose, todo adentro fluctuando, y así cada quien.

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