EN PRIMERA PERSONA

Familias sin vivienda: Esperanza Alejo y su recorrido por el sistema de hogares temporales en Nueva York

El Deadline
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6 min readMay 24, 2019

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Esperanza Alejo, nuestra entrevistada en el vecindario de East Harlem. Crédito: Karina Meier.

Por Karina Meier y Brenda León

De la violencia doméstica al ‘shelter’. Esa es la historia de cómo una madre hispana sorteó todo tipo de desafíos con niños, sin trabajo estable ni papeles para conseguir tener una vida digna y un espacio seguro para su familia. La senda que Esperanza Alejo debió recorrer para lograrlo incluyó pasar por hogares temporales en los que encontró más peligros que apoyo. Escuche su historia.

Transcripción de “Familias sin vivienda: Esperanza Alejo y su recorrido por el sistema de hogares temporales en Nueva York”

Puede leer una transcripción del episodio a continuación.

[Karina Meier, host]: Hola bienvenidos a El Deadline, el medio pop-up bilingüe de la Escuela de Periodismo de CUNY. Mi nombre es Karina Meier y esta es una historia de la serie Sin vivienda y Sin educación.

Esperanza Alejo vive en El Bronx.

Trabaja a tiempo completo en la tienda de M&M, en Times Square, y diseña joyería en su tiempo libre. Pero hace ocho años las cosas eran diferentes. En el invierno del 2010, Esperanza y sus hijos dormían en un albergue.

[Esperanza]: A los lugares donde te mandan son horribles. Son horribles las condiciones de esos apartamentos son horribles.

Solamente son camas con colchones plásticos horribles que yo creo que el piso está mejor pero en el tiempo que llegué hacía frío. No teníamos otra opción.

Mi nombre es Esperanza Alejo. Yo llegué hace casi 22 años.

[Karina]: Esperanza tiene 41 años. En 1996 llegó a Estados Unidos desde el Estado de México.

[Esperanza]: La decisión fue no tanto mía.

Mi mamá murió cuando yo tenía 9 años. Entonces pues vine por eso, porque, bueno, yo fui la que tuve un poquito más de oportunidad de venirme a ayudar a la familia porque las condiciones allá están muy difíciles, muy difíciles.

[Karina]: Acostumbrada a espacios pequeños, Esperanza se mudó con su hermano menor dejando atrás a su familia y a sus siete hermanos. Cuando llegó a un pequeño estudio en Harlem compartía el piso con otras seis personas.

Las cosas al principio fueron bien. Tenía un lugar donde vivir, encontró pareja. Un tiempo después tuvo su primer hijo, al que le siguieron cuatro más. Pero su situación de vivienda nunca fue fácil.

[Esperanza]: Los apartamentos están en muy malas condiciones, son muy pequeños y más cuando a veces uno tiene más de dos niños y a veces aunque tenga uno solamente un niño. Muchas familias prefieren vivir en un pedacito de cuarto y rentar el otro espacio porque las rentas son muy caras.

[Karina]: En Harlem la renta promedio de un apartamento de una habitación es de dos mil dólares, pero a Esperanza le gustaba el barrio, le gustaba poder estar en contacto con la comunidad y hasta empezó a llevar clases de manualidades. Pero luego la relación con su pareja se deterioró y también la relación con el dueño de su apartamento.

[Esperanza]: El dueño a mí siempre me acosaba diciéndome ‘te voy a llamar a ACS porque tienes muchos niños’ o ‘por qué no me pagas la renta’, porque él quería más. Y como estaba pasando por problemas de violencia doméstica, entonces decidí dejarlo e irme a un “shelter”.

[Karina]: La violencia doméstica es uno de los factores en el creciente número de estudiantes sin hogar donde madres en crisis se ven forzadas a dejar atrás sus hogares para huir de una situación precaria. Algunas madres solteras incluso han perdido la custodia de sus hijos a la Administración de Servicios de Menores o ACS, cuando ingresaron al sistema de albergues.

Esperanza decide abandonar su hogar con sus cinco hijos en aquel momento. Se dirigió a un albergue dedicado a recibir a mujeres como ella, afectadas por la violencia doméstica.

[Esperanza]: Es difícil porque uno tiene que deshacerse de todo lo que tiene… Muebles todo, todo, todo. Solamente lleva las cosas mínimas que uno pueda llevar, como dice, la ropa, se deshace de uno, no nada más en lo material sino de muchos recuerdos y es difícil porque uno tiene que llegar a un lugar donde en primera no sabe a veces dónde lo van a poner. Algunos tienen suerte y puede ser que le toque una persona que lo ayude realmente. Pero la mayoría pues no lo… digamos no, los primeros “shelter” que yo llegué, primero fue de violencia doméstica.

Estuvo bien pero no es permitido estar mucho tiempo.

[Karina]: La Ciudad Nueva York actualmente tiene 47 albergues especializados para víctimas de violencia doméstica. Esperanza a fue uno de ellos. En esos albergues solamente está permitido quedarse hasta 180 días. Después de eso las víctimas tienen que buscar alternativas. En los albergues de la ciudad la estancia promedio es de 383 días, un número que ha subido en los últimos diez años.

[Esperanza]: La trabajadora que a mí me tocó fue terrible. Porque en ese tiempo pues yo quería seguir adelante con mis niños y la trabajadora decía ‘No, tú tienes que tener alguien que te apoye.’ En ese tiempo no estaba viviendo yo con el papá de mi niña.

[Karina]: Mantenerse era difícil. Esperanza trabajó limpiando casas, cuidando niños, pero entre llevar a sus hijos al colegio y los horarios que le mantenía el “shelter”, era muy difícil mantener un trabajo a tiempo completo.

[Esperanza]: Yo sin dinero, sin conocer mucho el sistema, pues no tuve otra opción que dejar que él fuera a vivir con nosotros.

[Karina]: Unos meses después de ingresar, Esperanza regresó con su pareja pero la situación se deterioró al punto que tuvo que cambiarse a un nuevo albergue.

[Esperanza]: Me mandaron hasta, hasta Queens, hasta por donde está el aeropuerto. Era un viaje de más de dos horas entonces. Por esa razón también tuvimos que cambiar de escuela.

[Karina]: Hoy en Nueva York hay más de 10 mil niños que no tienen hogar permanente. Cuando Esperanza entró al “shelter” sus hijos cursaban la primaria y secundaria. El mayor tenía 11 años y el menor solamente cuatro. No podían ir a la escuela solos. El cambio no fue fácil.

[Esperanza]: Y sí les afectó porque cuando me fui para allá… la escuela. Donde ellos estaban pues no aprendieron mucho porque es un lugar nuevo. Gente nueva que no conocen, que no están acostumbrados. A veces ellos no me lo decían pero sí se sentían mal porque estar en el “shelter”… ahí todo es controlado. No puedes irte a ningún lado. Después de las diez de la noche no puedes llevar a nadie. Ni amigos. Nadie. Estás solo.

[Karina]: Esperanza pasó por cuatro “shelters” diferentes. En uno de ellos, las malas condiciones hicieron que se quedara un solo día. Algunos tenían problemas de moho o hasta de chinches en las camas. Dormir era difícil, tanto para ella como para sus hijos. Luego de más de un año de vivir en esas condiciones, en el 2011 encontró un pequeño apartamento que podía pagar en El Bronx.

[Esperanza]: Bueno pues yo me tuve que mudar con, en ese tiempo, mis seis niños, me tuve que mudar a ese apartamento que para mí fue de emergencia, de desesperación de salirme de ese lugar, de ese “shelter”. Me tuve que mudar con mis seis niños a un apartamento de solamente un cuarto y una sala.

[Karina]: Esperanza sigue trabajando en la chocolatería y ha empezado a vender sus joyas en ferias comunitarias. Uno de sus hijos se mudó el año pasado y hoy estudia computación en NYU. El resto va a la escuela en Harlem y vive con ella en El Bronx en el mismo apartamento que comparten los siete.

[Esperanza]: Prefiero que estén en un lugar donde estén bien. Y puedan seguir estudiando. Ahí sigo.

[Karina]: Esta pieza fue producida para El Deadline por Karina Meier y Brenda León. Síguenos en Facebook, Twitter y en nuestra web en Medium.

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Si usted o alguien que conoce ha proporcionado apoyo a estudiantes viviendo en hogares temporales, queremos saber más sobre su experiencia: http://bit.ly/StudentTemp. También puede escribirnos a karina.meier@journalism.cuny.edu o brenda.leon@journalism.cuny.edu.

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