Las redes sociales son un impulsor clave de la desinformación dentro de las comunidades Latinas

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7 min readMay 18, 2022

Nos unimos a un esfuerzo para combatir este problema. Esto es lo que aprendimos.

Por Anacaona Rodríguez Martinez, Lucy Cabrera y Gustavo Garcia

Un comercial en la estación de Times Square que dice, “Sea un héroe. Vacúnate!” — Crédito: Anacaona Rodríguez Martinez

La desinformación se comparte en español más fácil en las redes sociales que en otros idiomas por muchas razones. Durante los últimos tres meses, nos unimos a un esfuerzo internacional de verificadores de hechos (fact-checking) que combaten la desinformación compartida en español.

En Marzo, explicamos la diferencia entre la misinformación y desinformación por las redes sociales, y como se puede comprobar que su información está correcta o falsa. Después compartimos historias de tres personas latinas, John Rodriguez, Jaime Longoria Castillo y Grace Battaglia que combaten la desinformación por medio de su labor.

Entre el reporteo de este semestre, nuestra pasantía con elDetector — que forma parte de Univisión Noticias, y es la primera plataforma verificadora de datos en español en los Estados Unidos — y entrenamiento con Chequeado y Maldita.es, aprendimos que en orden de romper el ciclo de la desinformación, se tiene que entender la comunidad latina y sus historias, y hay que traer la información a los medios que los latinos usan para leer noticias (incluyendo las redes sociales).

Entonces, ¿cómo se combate la desinformación compartida en español cuando falta confianza de la comunidad, y cómo este grupo pudo combatir esto?

El problema

Los latinos corren un riesgo de ser víctimas de la desinformación por una variedad de factores. Ya sean sobre salud o política, los elementos que facilitan su distribución son los mismos.

Los profesores Jeronimo Cortina y Brandon Rottinghaus analizaron cómo los comportamientos políticos en la comunidad latinoamericana se correlacionan directamente con el impacto de la desinformación. Ellos tuvieron la hipótesis de que los latinos, aunque por lo general tienen lazos partidistas débiles, tienen fuertes creencias ideológicas. Agregaron que, “la exposición a mensajes políticos seleccionados que resuenan con las creencias de las personas da forma a las profundidades de la creencia en las teorías de la conspiración”. Esto es más común cuando una conspiración coincide con las preferencias ideológicas del individuo y hay una falta de conocimiento político.

Un estudio realizado por Harvard concluyó que los encuestados no blancos, que incluyó a latinoamericanos, enseñaron menos conocimiento sobre COVID-19 y menos alfabetización mediática que sus contrapartes blancos. A pesar de esto, los encuestados que no eran blancos aceptaron la desinformación de COVID-19 a un ritmo más alto. El estudio encontró una asociación entre las habilidades de alfabetización mediática y el conocimiento de COVID-19, por lo que concluyó que la alfabetización mediática es esencial para informar a las personas de color con información precisa.

Cortina y Rottinghaus también dijeron que los latinos que confiaban en las redes sociales como su principal forma de información en lugar de los medios tradicionales eran más propensos a creer en teorías de conspiración. Las redes sociales son un impulsor clave de la desinformación porque aumentan la lealtad del partido sobre la verdad. En 2019, 52% de los latinos en los Estados Unidos usan Whatsapp. Cortina y Rottinghaus descubrieron que los informes de las elecciones de 2020 encontraron que la desinformación difundida a través de Whatsapp, Telegram y Facebook generó temores al comunismo entre otros temores políticos compartidos en la comunidad latinoamericana en los Estados Unidos. Es más probable que las personas que dependen de las redes sociales para obtener noticias crean y se aferran a la desinformación que se difunde en las plataformas que utilizan.

Para brindar a los latinoamericanos información precisa, el acceso a la verificación de hechos es fundamental. Países latinoamericanos y España, según los periodistas Victoria Moreno-Gil, Xavier Ramon y Ruth Rodríguez-Martínez, “comparten grandes desafíos como la limitada autonomía periodística, las dificultades para acceder a datos públicos, [y] la politización de los medios.” Esto pone a los latinoamericanos y españoles en riesgo de ser víctimas de la desinformación en Estados Unidos ya que vienen con estas costumbres de sus países de origen.

A través de su investigación, Moreno-Gil, Ramón y Rodríguez-Martínez analizaron una variedad de pequeñas organizaciones de verificación de hechos trabajando en América Latina, incluidas fueron Chequeado en Argentina y Maldita.es en España.

Organizaciones de verificaciones de datos para noticias hispanohablantes. Crédito: Anacaona Rodríguez Martinez

Todas las organizaciones evaluadas identificaron tres desafíos en la verificación de datos: una dificultad para acceder a datos públicos, recursos limitados para hispanohablantes y la incapacidad de llegar a audiencias más amplias. A pesar de esto, su estudio concluyó que estas organizaciones han podido hacer una contribución positiva a la difusión de información precisa y desacreditar la desinformación mediante el uso de herramientas digitales, incluidas las redes sociales.

La falta de acceso a la información para los latinos, cuyo idioma a menudo preferido es el español, y la naturaleza acelerada de la disipación de información en las redes sociales conduce a la creación y difusión de desinformación. Para romper este ciclo, es esencial una verificación de hechos que sea accesible y realizada por aquellos que entienden a la comunidad.

John Rodriguez lee un documento que Audelina Rodas le comparte. Rodas trajo el documento que está escrito en inglés para que le ayudaran a traducir sus contenidos al español. Foto por Gustavo Garcia.

Una organización exitosa

Open Door Family Medical Center en Hudson Valley, Nueva York, usaron la confianza que han desarrollado con la comunidad Latina en su región para combatir la desinformación sobre la vacuna del coronavirus.

La organización está al lado opuesto de la desinformación. Durante 50 años han desarrollado su relación comunitaria que es clave hoy en día por su éxito. Justo al comienzo de la pandemia ellos comenzaron a crear contenido para informar a la comunidad hispanohablante creando videos en español con lo último de la CDC.

“Me vacuné porque los doctores aquí en Open Door decían que era seguro para la salud, y porque uno no se quiere morir y tengo hijos pequeños”, aseguró Ana Morales, una paciente, quien dijo también sintió temores de los efectos secundarios de la vacuna. “Dicen que las vacunas tienen efectos secundarios y ahora estamos pensando en vacunar a mi hijo de cinco años”.

Sin embargo, para Ana, todavía tiene sus dudas. “No estamos seguros porque tengo una prima que después de la segunda vacuna quedó mal. Ahora le están haciendo estudios y no le encuentran nada, pero nosotros en mi familia estamos todos bien”, argumentó.

Por dudas como la de Ana, Open Door decidió crear el puesto de alcance comunitario del coronavirus hace ocho meses, el que hoy ocupa John Rodríguez. Esta posición fue creada de manera específica para poder conectarse con las comunidades locales y brindarles información precisa y confiable sobre el COVID-19, como un fact-checker.

Una mujer lleva consigo pruebas caseras para detectar COViD-19 que recibió en un evento organizado por Open Door. Foto por Gustavo Garcia.

Además de responder las preguntas más urgentes de la comunidad y vincular a los pacientes con las pruebas y la vacunación, el rol de Rodríguez es generar confianza y conectarse con los pacientes de una manera significativa y efectiva con contexto y conocimiento sobre la enfermedad y la vacuna. “Tomé esta posición al ver que la comunidad latina necesitaba educación sobre el COVID y al ver que no se querían vacunar por cosas que escuchaban o veían en las redes sociales”, dijo Rodríguez.

Al parecer el puesto creado para combatir la desinformación en Open Door ha dado sus frutos, puesto que la comunidad confía en ellos y siguen su consejo de vacunarse.

Otra parte muy fundamental del éxito de Open Door, es la entrega de Grace Battaglia, directora superior de comunicaciones y mercadeo. Rodríguez y Battaglia han mantenido a la comunidad informada con lo más reciente sobre el coronavirus y han realizado eventos virtuales y presenciales para llevar información importante a cada uno de sus pacientes y a la comunidad entera. También se conectan con su comunidad por las redes sociales, precisamente por Twitter y Facebook.

“Toda mi familia y yo estamos vacunados”, dijo Audelina Rodas, quien perdió a un miembro de su familia debido al virus. “Mi hermanita murio de COVID en abril del 2020 y eso me impulsó a vacunarme. Gracias a Open Door por cuidar al pueblo porque nosotros somos muy pobres. Ahora somos ricos en salud, pero somos pobres porque todo está caro y no nos alcanza”, agregó.

Open Door, con su equipo pequeño, ha logrado romper el ciclo de la desinformación compartida en español solo por entender y conectarse con su comunidad, y darle los recursos necesarios para que entiendan y aprendan mejor sobre el coronavirus.

Según Battaglia, comunicarse con la comunidad con fluidez es la clave del éxito. “Veo como una responsabilidad comunicarme con la comunidad de una manera clara, y lingüísticamente apropiada, con palabras fáciles de entender”, acotó.

Verificar información errónea es un reto diario porque todos los días aparece algo nuevo que busca confundir a la gente o instituciones que buscan su beneficio por medio de la difusión de falsedades. Sin embargo nosotros, como verificadores, buscamos ser transparentes con la evidencia que demuestre lo que es falso y verdadero, de manera empática para que nuestra audiencia aprenda a diferenciar cuando una noticia viene de un medio falso.

Lo que falta ahora es arreglar la dificultad de acceder a datos públicos, hacer recursos más accesibles para hispanohablantes y llegar a audiencias más amplias.

Que la audiencia se involucre en combatir la desinformación es la clave principal para combatir el problema. Pueden hacer esto por leer las verificaciones de cualquier de las agencias de verificación que hacen sus trabajo en español, como elDetector (E.E.U.U.), Maldita.es (España), Chequeado (Argentina), y más. También, pueden asegurarse de no compartir enlaces que lleven la desinformación que encuentren por las redes sociales, o mandárselo a estos grupos para verificar si es falso.

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