Programación: caminando de la mano

Tuvimos 246 invitadas, 176 inscriptas en la programación colaborativa, 100 horas de evento, 90 actividades realizadas, 46 aulas abiertas y 17 presentaciones culturales. Así, nuestros talleres ELLA fueron gigantes, tanto como los resultados de nuestra construcción.

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La programación de ELLA fue un viaje. Nuestra trayectoria comenzó en junio, cuando convocamos a aquellas mujeres que construyeron las ediciones anteriores y sumamos a más compañeras para la edición 2017. El objetivo: una construcción colectiva.

La palabra “colectivo” fue un concepto fundamental durante esta edición, todas las etapas de la programación fueron pensadas en base a este concepto. Inicialmente, en las instancias de preproducción, luego en la elección de los temas para debatir junto a las 800 mujeres que participarían del encuentro, así como la representatividad que conformaban las actividades.

Por otro lado, los Pre ELLA, que tuvieron como objetivo a reunir a mujeres de diversos territorios y temáticas para preguntar: “¿Qué es lo que querés ver, escuchar en el encuentro?”, “¿Que temas te representan?”. Las respuestas fueron diversas: en ese momento vimos que la mujer es una de las primeras en sufrir las consecuencias de tener que defenderse en su propio territorio. Por ejemplo, no era lo mismo plantear esto a colombianas que viven en primera persona el conflicto armado o a mujeres que participan de la disputa campesina en Brasil.

Todos estos insumos se encontraron en más de veinte reuniones previas a la programación oficial. La meta del equipo era conseguir presentar un contenido feminista diverso, múltiple, abierto y nuevo, pero al mismo tiempo que garantizara que nuestras liderezas históricas estuviesen presentes para contar sus experiencias.

Todo eso nos cuestionó como mujeres: ese feminismo que estamos fundando y construyendo viene de los movimientos sociales, de la cultura, de la comunicación y de las calles. O sea, de ambientes que piensan en colectivo. Por eso afirmamos que el feminismo colectivo permeó nuestra existencia, nuestros flujos de producción, nuestras decisiones financieras y por eso debía estar en nuestra programación.

Creemos que esa aspiración se cumplió. Fueron 246 invitadas, 176 inscriptas en la programación colaborativa, 100 horas de evento, 90 actividades realizadas, 46 aulas abiertas y 17 presentaciones culturales. Así, nuestros talleres ELLA fueron gigantes.

Fueron gigantes porque asumimos nuestros desafíos, era preciso conocer la multiplicidad de las mujeres latinas. Ir de lo global a lo local, pasando por el debate sobre la necesidad del avance de los derechos de las mujeres y entender como en un evento de mujeres necesitamos garantizar la presencia de trans, negras, lesbianas, madres, etc.

Al mismo tiempo, nos hicimos preguntas inquietantes: tuvimos coraje para hablar sobre temas invisibilizados, debatir sobre los derechos de las trabajadoras sexuales, la blanquitud impregnada en cada una de nuestras prácticas y cuál es el lugar del hombre en nuestra revolución. Y lo pudimos hacer gracias a nuestras anfitrionas colombianas y junto a nuestras compañeras de Argentina, Ecuador, Uruguay, Brasil, Chile, Honduras, Bolivia, Perú, Guatemala, Venezuela, Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Austria.

Cerramos ELLA con varias ideas, propuestas y reflexiones de como podemos hacer mejores ediciones de este encuentro latinoamericano de mujeres. Pero también con la certeza de que solo conseguiremos esa meta si construimos juntas.

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