¿Cómo compaginar las responsabilidades y las pasiones que nos hacen felices?

El equilibrio de hacer lo que nos gusta y ser felices se contrapone a lo que nos exige la sociedad como tal y el cumplimiento de las “normas y responsabilidades” para con los demás.

LuisEdu
Elva Inc

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El mundo, la cultura, el sistema o como lo quieran llamar, desde que nacemos nos impone un estilo o forma de pensar acorde a lo que se cree es lo mejor para todos y para uno mismo en búsqueda de la felicidad durante nuestra vida.

Pero en ciertas ocasiones pasa (y digo en ciertas, porque no a todo el mundo le pasa) que durante la evolución de nuestra vida nos damos cuenta de que mucho de lo que nos enseñaron no tiene mucho sentido a la hora de buscar realizar “nuestros sueños” y más bien se trata de hacer lo que otros quieren que hagas.

El que creció desde niño enseñado a tomar sus propias decisiones y a enfrentarse a sus sueños, desafíos y anhelos sin temor a que nada o nadie se interponga en su forma de pensar lo tienen mucho más fácil ir superando los obstáculos que te va poniendo la vida con una actitud mucho mas segura y fuerte, siguiendo sus propias convicciones.

Pero aquellos que hicieron el gran descubrimiento de más adultos viven una etapa de tremendos cambios mentales que generan ansiedad, miedos y todo tipo de reacciones ante este proceso de “transformación oruga-mariposa” que nos enfrente ante situaciones y decisiones que afrontar de una manera absolutamente radical.

Lo peor son las presiones externas que generalmente provienen de las personas más cercanas a uno y que por cuestiones de evolución, aunque exista un cariño tremendo hacia ellas, te das cuenta que en realidad piensan absolutamente en contra de tu nueva forma de vivir lo que hace más difícil aún ese proceso.

Hasta en momentos quizás llega una sensación de sentirse ser egoísta y de si realmente esta bien “ser o hacer lo que crees con tu corazón” que lo tienes que hacer y aunque tu pecho te explota de ganas de hacerlo, los demás presionan para que “no lastimes a nadie”.

Luego de la euforia inicial del primer descubrimiento llega una etapa en donde descubres de que no todo el mundo podrá seguir tu camino, (porque por dentro te mueres por compartir con todos tus grandes descubrimientos de la vida) ya que cada uno vive su proceso y no todo el mundo tiene que pensar igual a ti (justamente de eso se trata).

Eso hace que te encierres en tus cosas y si eres lo suficientemente fuerte sigas para adelante viviendo eso que te gusta vivir. Pero en un globo. Y la sociedad necesita de ti como tu de la sociedad, por lo que empiezas a llevar una doble vida, aunque con una visión más clara de las cosas. Es como ver la matrix, ver cosas un poco más allá de lo obvio.

Y aquí es dónde hay que tomar grandes decisiones: Mantengo una doble vida para poder compartir con los demás (aunque mis pensamiento choquen con los suyos) o me vuelvo un radical con mis ideas y paso de todo con la gente.

Más aún cuando asumes responsabilidades llega un momento en que tienes que decidir si continuar con ellas o liberarte de la carga de hacer lo que no te gusta. Y empezar a elegir prioridades. Verdaderas prioridades. Aquellas que causan terror pero son las únicas que pueden liberarte a hacer eso que tanto quieres hacer y que te harán perder una parte de tu vida para ganar otra.

Y ese es el momento clave: Compaginar las cosas que vas a mantener, las responsabilidades que asumirás con los demás, pero también la decisión de dejar de lado otras que te perturban o molesten la obtención de eso que tanto anhelas y que significarán grandes perdidas para una ganancia aún mayor.

Al final, todo se trata de decisiones. Grandes decisiones.

Y a partir de ahí tienes todo el camino que elijas por delante.

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LuisEdu
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