Pedagogías de la creatividad
Mi opinión acerca de la Mesa redonda sobre Pedagogías de la creatividad en la que participaron Lorena Peña, Kassim Vera, Alejandro Olavarri y Lorena Canales como moderadora.
Es de gran relevancia que se discutan este tipo de temas en espacios de acceso público, ya que esto no sólo le concierne a los educadores, sino que también a los estudiantes y desde esta posición les deberíamos prestar especial atención. Como alumnos, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre la forma en que nos enseñan, el porqué de ciertas metodologías o ejercicios, no nos cuestionamos el background, ¿Porqué lo hacen de x manera? ¿Qué es lo que debería de estar entendiendo a través de esto? Nos encerramos en el cree que su materia es la única, producimos quejas que no conducen a ningún lado, que obstruyen el proceso de aprendizaje, lo vuelven tedioso, poco comprendido y terminamos haciendo las cosas porque “nos las pidieron”, sacamos proyectos adelante por una calificación y porque “se tienen que hacer”. Pero entonces ¿qué sentido tiene? cualquiera puede seguir un brief cual oveja sin pensar en lo que se está queriendo detonar, el conocimiento o habilidad que podemos adquirir a partir de la actividad que este describe.
El diseño se está redefiniendo y esto nos lleva a que, evidentemente, el problema no somos únicamente los estudiantes, sino que también hay profesores que nunca modifican sus metodologías y está bien que haya funcionado así con la generación de 10, 5 o 1 año atrás, pero eso no significa lo hará de nuevo con la misma eficiencia. Es necesaria la actualización de contenidos y actitudes dentro de estas disciplinas que se encuentran en constante cambio; se trata de no sólo incentivar a que el producto (si hablamos de algo físico) tenga un equilibrio visual, armonía y un buen uso del color, sino que también hay que pensar en lo que está necesitando y va a necesitar la sociedad para empezar a implementar, por ejemplo, elementos tecnológicos a ese objeto. Hablando del grado de educación formal que debe tener un educador, creo que un papel no determina tu capacidad de enseñar, personalmente, prefiero ser alumna de alguien que no tenga, por ejemplo, una maestría con tal que pueda transmitir su conocimiento de manera eficaz y clara. Hay profesores que tienen este título pero que están desconectados de su labor como docentes, que incluso arrebatan el interés de investigar más o de volver a saber del tema. Mientras que existen otros que producen un efecto completamente opuesto.
Pasando a la cuestión de la anti-academia, concuerdo con Lorena Peña y Kassim Vera, en que salirse de lo establecido o romper esquemas es algo necesario para enriquecerse en las prácticas creativas. Es el llegar a un lugar en el que sabes que no tienes una calificación por la cuál preocuparte, que te ayuda a conectar con más personas, que trata temas relevantes y lejanos a lo que enseñan en la escuela formal y al cual te acercas porque quieres estar ahí. Además, veo a la creación de un vínculo alumno-profesor como una parte importante del proceso, la disolución de jerarquías genera la confianza de preguntar, dialogar y origina una línea de aprendizaje mucho más orgánica en ambas partes. Al final, en la educación debe haber una retroalimentación mutua.
Creo que es importante que como aprendices hagamos notar qué es lo que nos interesa más, no sirve de nada dejar nuestras ideas y comentarios en una conversación de pasillo. Es fundamental que demostremos que no nos deben decir todo al pie de la letra, que somos capaces de pensar, que no nos tienen que resolver hasta el más mínimo detalle, ni mucho menos regalarnos una nota. Podemos superar las expectativas que se tienen de nosotros, la pregunta es ¿Estamos listos?
