Hoy dijiste “no quiero molestar”
Los arranques al hablar me causan vértigo,
Son el beso de las puntas de los pies sobre la tabla,
Son el arco tenso del empeine instantes previos a una bala.
Qué palabras, qué desdén, qué abigarradas…
Marcan cronos de salidas presurosas y falsas,
Con bravura mueven negras… ¡y ganan!
Hoy dijiste con larga cadencia no quiero molestar,
Y cambiaste rápido en un gozo aquel agrio malestar.
Hoy dijiste mucho más de lo que dices,
Y supimos que había mucho de qué hablar.
Hoy dijiste lo de siempre como nunca,
Y callamos porque nos basta con llorar.
También a diario empezamos un día o quizá un mes,
Tal vez una semana o una quincena para volvernos del revés.
Los primeros andares borran tan malas señales,
Dejando briznas de recuerdos al anochecer.
Olímpicas composturas nos deleitan la mirada.
Armonía en protocolo sano, gestos pautados,
Frases entregadas en posología estudiada.
Hoy dijiste no quiero molestar,
Y las almas se lanzaron a clamar:
¡No quiero molestar, no quiero molestar!
Y se durmió la madre; y el niño, sin rechistar.
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©Emmanuel Romano | Madrid 4 agosto 2021
