Educación vs aprendizaje, ¿quién da más?

Por una educación que alinee talentos y pasiones.

francesca alminyana

--

En el año 2004 nació mi primera hija (tranquilos que esto no va a ser una disertación a cerca de la maternidad). Como toda buena madre asistí, y continuo asistiendo, a su crecimiento y aprendizaje con devoción y una curiosidad infinita. Tenía ante mí el secreto de la naturaleza humana.

El ritmo de aprendizaje durante los primeros años en la vida de un niño es tan brutal que te lleva a pensar que si ese ritmo se mantiene, el hombre llegará a descubrir la cura para el cáncer en menos que canta un gallo.

Y de repente llega la escolarización y en lugar de despegar y crecer a un ritmo desenfrenado, el desarrollo se ralentiza, se frena. Los niños se igualan, se liman las diferencias. Y ahí es donde falla el sistema.

Que la educación está fallando es algo que todos sabemos, se palpa en el ambiente (leer a Ken Robinson o ver sus charlas TED siempre es inspirador y también este listado de lecturas recomendadas ). Y en contra de muchas teorías, yo creo firmemente que si algo de calidad se mantiene, es gracias a maestros y profesores que ponen todo su empeño porque así sea a pesar de tener a gran parte de la población y a todo el aparato administrativo en contra (maravillosa la iniciativa de O’ Pelouro)

Inmersa en este panorama, decidí hacer talleres de arquitectura para niños en la escuela de mi hija en su 3er año de escolarización que coincidía con el 1º de su hermana, mi segunda hija. Corría el año 2009.

Mi intención no era enseñar la disciplina a los niños, sino usar la arquitectura para promover el pensamiento crítico y divergente. Mi interés no era construir objetos plásticos que los niños pudieran llevarse contentos a casa, sino investigar los procesos. Pocas veces acabé haciendo lo pretendido porque la dinámica de la clase nos llevaba por otros derroteros. No quería hacer las cosas bien. Quería que los niños se equivocaran y le perdieran el miedo a equivocarse, paso primero para un correcto aprendizaje. Ya sabéis, Edison inventó 999 maneras de cómo no hacer una bombilla, o lo que es lo mismo, la innovación es un juego de probabilidades, decía Ed Hesse, es decir, la cantidad importa.

Puede que no fuera a cambiar el mundo pero estos talleres sí me sirvieron para corroborar intuiciones, generar nuevas actitudes y sobretodo, comprobar el efecto de estos trabajos en mis propias hijas (y todavía llegaría una tercera).

Ha pasado el tiempo y mis hijas ya se organizan sus propios talleres pero mi inquietud con respecto a su educación no ha hecho más que empezar. Incluso puedo decir que mi inquietud se ha extendido no sólo a su propia educación sino también a la mía y por extensión a la del resto de la humanidad. Si, ya se que es un poco absurdo, pero comparto con Woody Allen la propensión al alarmismo (…el universo se expande…)

En la red podéis encontrar muchas referencias a nuevos sistemas educativos puestos en marcha en pequeñas comunidades, el unschooling, el homeshooling … en este gran artículo podréis encontrar muchas referencias de la educación al margen del sistema. Pero como bien dice @rahego , a quien he de agradecer la lectura anterior, en Hackea la educación de tus hijos …. si hay huevos, hay que tenerlos. Y muy bien puestos.

Porque intuimos que un título no valdrá para nada en el futuro, pero ¿y no tenerlo? La realidad está mutando a un ritmo que no podemos predecir. Es muy difícil tomar decisiones drásticas.

Y ¿qué les pasará a aquellos cuyos padres ni siquiera se plantean que la educación de sus hijos no es la que debería ser? ¿qué pasará con aquellos padres que invertirán todo lo que tienen en dar una educación a sus hijos pensando que es una garantía de futuro?

Triste el panorama retratado en el artículo “How Europe is betraying its children” . Es en realidad una verdad muy incómoda que, como poco, acrecentará la desigualdad social y cuya solución todavía no hemos encontrado.

Y es por ello que nos resulta tan difícil hackear la educación de nuestros hijos.

Pero estamos de suerte, hay algo que SI podemos hacer: ayudarles a encontrar la respuesta a la gran pregunta. Craig Forman, escritor del libro “Be Luckier in Life” dice en este pequeño avance que hay dos momentos importantes en la vida de una persona, la primera el momento de su nacimiento, la segunda, el día que averigua el por qué.

Y finalmente he llegado donde quería estar: nuestro futuro como especie depende de lo que nuestros hijos sean capaces de hacer. Es mucha responsabilidad pero debemos ayudarles a encontrar ese porqué. Y si, parece fácil, pero en realidad a mi me parece complejo de narices.

--

--