El encuentro

Ernesto Martinez
Escribiendo en español
3 min readJul 9, 2014

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Nadie se fija en el encuentro que ocurre a las dos de la tarde de este lunes lluvioso.

A solo dos metros, una madre apura a sus hijos para poder alcanzar el trufi que los llevará a su casa luego de un poco placentero almuerzo en casa de los suegros. No puede entender por qué su marido no fue a almorzar y la dejó con la difícil tarea de explicar su ausencia.

Un poco más allá, un empleado público queda embobado con la muchacha que pasa cerca suyo y le regala una coqueta mirada. Detrás de él, un muchacho de unos 20 años sonríe y extiende sus brazos para saludarla. El empleado público, al darse cuenta que la mirada no es para él, baja la vista, sonrojado.

Por allí pasan también un sinnúmero de oficinistas, algunos estudiantes universitarios y uno que otro escolar. Un grupo, especialmente bullicioso, empieza a hacer planes para no ir al colegio y pasar las horas de la tarde en un tilin.

En la calle, un taxi se cruza agresivamente delante de un bus y genera un bullicio de bocinas y gritos de los pasajeros del bus. Un policia de tránsito hace sonar su silbato para parar al taxi, pero no puede evitar que los transeuntes y otros choferes lo miren socarronamente mientras el taxista hace caso omiso al mandato.

Y así mientras el mundo no les presta atención, los protagonistas del encuentro tampoco. Debían verse a las dos y aquí están, puntuales. La emoción y los nervios están a flor de piel. Ninguno de los dos sabe cómo ha pasado tanto tiempo sin que puedan mirarse el uno con el otro, sin que puedan sentir sus manos, sin que puedan dirigirse una palabra.

Intuyen, que habrán mucho que si los vieran ahora, saldrían corriendo para impedir el encuentro. Pero si saben que muchos, al sospechar que el encuentro se estaba planeando, intentaron desanimarlos. En ningún momento recibieron amenazas, o palabras de prohibición. Todas las veces solo eran palabras de desánimo.

En pocos momentos los dos sabrán qué tan cerca han estado todos estos años, sabrán que las frases que escucharon sobre el otro son exactamente las mismas. Sabrán que cada día compartían el mismo espacio.

Pero no sospechan que a partir de su encuentro su vida se convertirá en una interrogante permanente. Desmenuzarán cada momento de sus vidas para entender cómo es posible que se no se hayan encontrado antes. Desde ahora cada una de sus amistades y familiares serán sometidos a interrogatorios largos, exhaustivos, pero muy dolorosos para poder entender por qué no los juntaron antes. Y una a una, esas amistades al no poder resistir cuestionamientos permanentes irán abandonándolos.

Los familiares los abandonarán luego. Algunos lo harán con arrepentimiento, otros molestos. Todos buscarán en el pasado alguna señal, algún momento en el que pudieron haber evitado este desenlace.

Al final, quedarán los dos. Exhaustos emocionalmente y mirando hacia el momento del encuentro con rabia y dolor.

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Ernesto Martinez
Escribiendo en español

esposo, padre de familia, librero, entusiasta de la tecnología 3.0 y su intersección con los libros y el conocimiento.