Un nuevo comienzo

cada día, semana, mes, año…

“Found yourself in a new direction”
-Beach House en “Myth”

En noviembre cumplo siete años como periodista, y entre todas las enseñanzas que me ha dejado esta profesión siempre resalta una actitud, una forma de vivir el hoy que asemeja un nuevo comienzo (casi) diario.

En esa trayectoria y durante una cobertura a Durango, por ejemplo, jamás olvidaré un colega que estaba por dejar su comida en un autobús sin tener certeza de comerla horas después. “Ya comeré mañana”, dijo cínicamente.

Tengo muy presente también la actitud de muchos periodistas que aprovechan cualquier espacio para dormir, comer o ir al baño porque en realidad no están seguros de cuándo podrán tener oportunidad de hacerlo de nuevo.

Y por supuesto que jamás olvidaré cada “bomberazo” en la redacción que implica la investigación, redacción y publicación de reportajes inesperados.

Por todo ello, en este trabajo he aprendido a vivir el hoy, lo cual se acompaña de una reinvención cada día al despertar.

Esa lucha constante con la incertidumbre me ha hecho estar más consciente de los recursos con los que cuento, llámese tiempo, personas, apoyo, dinero, comida, etc., en un momento preciso, y que a su vez, me ayuda a planear mejor.

Chuck Palahniuk escribe en Fight Club: “If I could wake up in a different place, at a different time, could I wake up as a different person?” y al final del día creo fervientemente que sí.

No me malinterpreten, en esta vida también debe existir cierta constancia y perseverancia para alcanzar cierta meta, pero hay situaciones que no están bajo nuestro control y que lo mejor es tomar el día (o el toro) como viene.

Sin duda, lo mejor de esta actitud es que ha sido un aprendizaje que ha tenido un uso en diferentes ámbitos, tan sencillos como un cambio inesperado de planes hasta la asimilación diaria de una pérdida o un duelo.

Meses atrás, por ejemplo, una compañera me relató su despertar al día siguiente de su rompimiento con su pareja con la que llevaba cinco años: En los primeros minutos, me contó, ella pensaba que aquella fea pelea no había pasado, ni mucho menos creía en las verdades que su ex le había confesado, pero pasando ese despertar no había otro camino mas que reinventarse.

Hoy, después de siete años como periodista (de los cuales los últimos tres he escrito sobre derechos humanos), cerca de un año de soltera (tras una relación de casi seis), casi tres de pasante, seis meses viviendo en un nuevo hogar, dos o tres semanas superando mi última decepción amorosa y tras tres días sin muelas del juicio no soy la misma persona ni cuento con los mismos recursos que ayer y desconozco en quién me convertiré ni qué tendré mañana.