Educación y efectos visuales. Parte 1

Xuan Prada
7 min readJul 22, 2013

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La educación es la base sobre la que se asienta toda sociedad, la que condiciona a las personas a lo largo de su vida y la responsable de nutrirnos de los valores que nos marcarán como seres humanos.

Cuando hablo de educación, me refiero tanto a lo que podríamos llamar educación personal o humana y educación académica o profesional. Aún hay gente que separa éstas en dos grupos diferentes, en mi caso, no lo haré. Para mi la educación es una y global, como decía anteriormente, la que configura a cada uno de nosotros como personas y como profesionales.

Intentando ser más específico, quisiera centrarme en la educación que recibimos en los diferentes centros de estudios que conforman el panorama docente nacional (España) en lo relacionado a los efectos visuales digitales en particular, al sector audiovisual en general. Hablo de escuelas de arte, centros de digital media, universidades públicas y privadas, y demás centros educativos.

He sido estudiante de dos de los centros más reconocidos del país, y también he formado parte del equipo docente de otros dos, en ningún caso coincidiendo con los anteriores. He sido parte del equipo titular de profesores y también profesor invitado en los cursos que otros profesionales organizaban.

También he sido autor invitado, ponente y profesor freelance para diferentes centros internaciones, así como formador in situ en varios estudios de efectos visuales alrededor del mundo.

Sirva esto para ponerme en contexto y situarme dentro del panorama educativo, sobre todo, en España. Dicho esto, ni me considero, ni soy, un profesional de la educación, mi trabajo está dentro de los estudios y las boutiques de efectos visuales, dia a dia, contribuyendo con assets y planos de efectos visuales para los blockbusters que se estrenan en la cartelera de tu cine habitual.

Aún así, permíteme que te cuente mi experiencia docente, que gracias al trabajo duro y a una pizca de suerte, sigo desarrollando de diferentes formas y con diferentes roles.

En todos los centros en los que he estudiado o en los que he sido profesor, me he encontrado con las mismas carencias, por supuesto, cuando era alumno no me daba cuenta de muchas de ellas, pero ya siendo un profesional del medio audiovisual, actuando también como profesor, las debilidades y flaquezas del presente sistema educativo saltaban a la vista con apenas realizar un simple recorrido visual a los elementos más básicos de estos planes de estudio.

Temarios y planes de estudio

Los temarios son un concepto arcaico, pensado para otra época donde todo debía estar pre-establecido, jerarquizado y perfectamente descrito e identificado.

No nos engañemos, en una industria donde cada estudio, productora, o empresa, trabaja de forma diferente, con herramientas diferentes, tener un temario estandarizado debería ser la menor de nuestras preocupaciones.

No digo que no haya que tener algunos puntos definidos, aunque solo sea para presentar un plan de estudios de cara a vender tu centro educativo, pero debería de ser lo más reducido posible, y por supuesto, en las clases deberían tener el derecho de saltárselo siempre que fuese necesario.

En más de una ocasión he esucuchado la frase “cíñete al temario” y eso es uno de los errores más graves en los que puede caer un director, un profesor o un alumno.

Un temario, en especial aquellos mal concebidos, mal diseñados y por ende, mal ejecutados, combinado con otra serie de factores de los que hablaré más adelante, es la base de la distracción, la falta de interés y la primera piedra en el largo camino de obstáculos que puede llegar a ser la educación estandarizada.

Un temario debería ser un concepto gratificante, algo desafiante, un reto, una aventura que el alumno está deseando poder empezar.

Si elegimos al azar el temario de cualquier escuela nacional, encontraremos temarios inacabables, aburridos, pre-fabricados, y que al final, no se los cree nadie. Ojo, no culpo a las escuelas de esto, la culpa es tanto suya como nuestra, la solución, también.

Cualquier plan de estudios, si tiene que escribirse, ha de ser escrito por profesionales con muchísima experiencia en un determinado sector, en este caso, el de los efectos visuales. Éstos, por supuesto, acompañados también de personal docente, que conozca el mundo académico.

La mayoría de profesores, hoy en día, se encuentra con temarios escritos por directores de masters, jefes de estudios y demás profesionales que llevan mucho tiempo sentados en despachos y alejados de las empresas, de los estudios, de la industria audiovisual.

El resultado, es un contenido educativo con aires de educación mecanizada.

La última gran innovación educativa, probablemente llegó de la mano de la revolución industrial, donde se adaptaron los antiguos planes de estudio a un nuevo profesional, que debía trabajar de una forma completamente diferente a como lo hacían sus generaciones predecesoras.

Esa nueva forma de entender la educación supo adaptar la vida académica a las demandas y necesidades de la vida laboral, y su éxito ha quedado patente hasta la actualidad.

Pero los días de esta educación mecanizada, ya deberían de haber quedado atrás, sin embargo, siguen siendo el presente.

Necesitamos un nuevo modelo educativo, en esta industria que hace aguas por todas partes. Una educación artística nunca puede ser mecanizada, debe ser humanizada. Es importantísimo sacar de las aulas el concepto de enseñanza para llegar al concepto de aprendizaje.

Los caminos del alumno y del profesor, y sus recíprocas experiencias, deben transcurrir de forma no lineal, solo de esta manera pasaremos a experimentar una educación diferente, empezaremos a disfrutar realmente del aprendizaje.

Es por lo tanto, una obligación, desprendernos casi por completo de la educación estandarizada. No podemos obligar a todos y cada uno de los estudiantes a pasar por los mismos filtros, las mismas pruebas, los mismos estilos, las mismas materias, etc.

No hay dos personas en el mundo exactamente iguales, no podemos pretender formar a dos personas exactamente de la misma forma, no va a funcionar, no en estos días, ya no somos trabajadores de la revolución industrial.

La educación ha de ser completamente personalizada, individualizada en todo lo posible, programada y diseñada para el individuo, en función de sus características unipersonales, aptitudes, carencias, recursos, etc.

Sólo una educación de estas características logrará crear una diferenciación notoria entre estudiantes que comparten un mismo curso académico. La diversificación del producto formativo debería ser la base de cualquier programa educativo y no la estandarización, como desgraciadamente, ocurre hoy en dia.

De esta forma pasaremos de generar aburrimiento y falta de atención entre los estudiantes, a despertar su curiosidad, a hacerles sentir parte de una experiencia enriquecedora, tanto para ellos como para los profesores, y no solo para algunos directores, y propietarios de los diferentes centros.

Los profesores

Los profesores son el medio más cercano, más directo y por definición, más importante entre el alumno y cualquier materia que pretenda ser aprendida.

Como comentaba al principio, he tenido diferentes experiencias como estudiante y como docente en diferentes centros del país. Bien, he conocido profesores en mis dos etapas educativas y lamentablemente tengo que decir que solo he conocido a dos profesores cualificados para desempeñar la labor docente. Deja que me explique.

Con la salvedad de esas dos personas mentadas, diré que el 95% por ciento de los profesores que me he encontrado a los dos lados del espejo, se dedicaban a una labor docente única y exclusivamente porque no tenían otra opción. Estas personas no conseguían de ningún modo un trabajo en la industria audiovisual. Lo habían intentado casi todo, en cine, en cine de animación, videojuegos, visualizaciones arquitectónicas o de producto, videoclips, etc. Nada de nada, no conseguían trabajo, y la opción de ser profesor era relativamente cómoda para ellos, sin el estrés propio de trabajar en producciones, etc.

Algunos de ellos nisiquiera habían tenido un empleo en una producción audiovisual, nunca habían sido profesionales en un estudio, no tenían experiencia. Incluso algunos, habían terminado sus estudios y acto seguido habían sido contratados como profesores titulares.

El 5% de los profesores restantes, si tenían experiencia laboral en mayor o menor medida contrastada, pero que estaban cansados de trabajar en producciones, estaban hartos, quemados de la industria, no querían saber nada de volver a trabajar para un videojuego, una película o un videoclip, solo se preocupaban de dar sus clases y cobrar el cheque.

Estos son los dos tipos de profesores que yo me he encontrado en cuatro centros de estudios de diferente índole, si tu experiencia es diferente -y ojalá lo sea- enhorabuena, pero la estadística me dice que no es así.

Obviamente este no es el mejor panorama que uno desearía encontrarse.

Otro de los problemas que he venido observando, son los profesores de “empresa de paquetería”, que se dedican a entregar mensajes. Reciben información en un sitio y la entregan en otro, cuyos destinatarios son los alumnos.

Eso no es educación, eso no es aprendizaje.

El profesor de “empresa de paquetería” causa aburrimiento, falta de interés por parte del alumno, y dejadez absoluta por parte de si mismo.

Un profesor ha de moldear la información, añadir ingredientes basados en sus propias experiencias, y cocinarlos al gusto del paladar de los comensales, de los alumnos. Sólo de este modo la experiencia gastronómica será enriquecedora. No hagamos de la educación un sistema propio del fast food, cocinemos artesanalmente para diferenciarnos del resto.

Un buen profesor es un mentor, es una persona que estimula, que provoca, que despierta la curiosidad de los alumnos, su creatividad. Tiene que ser la parte más importante de la vida académica de cualquier aspirante a artista de efectos visuales.

Al mismo tiempo, las directivas de los centros académicos han de volcarse al 100% con el profesorado. Deben de darse cuenta que los profesores son el recurso más importante del que disponen, por encima de aulas, tecnologías de última generación o cualquier otra superficialidad.

Los recursos empleados en el profesorado han de ser abundantes, hay que contratar a los mejores y preocuparse siempre de su progresión, tanto profesional como docente.

Formación personalizada e individualizada, exclusión de sistemas estandarizados de educación, humanización de la educación, superposición del aprendizaje sobre la enseñanza, combinado con el cuidado meticuloso del personal docente, son algunos de los remedios más próximos que yo puedo proponer para crear sistemas educativos modernos, actuales, acordes con nuestros tiempos, con las necesidades de la industria audiovisual.

Este es el camino para formar a profesionales con talento, con ganas, con energía, estimulados, creativos, provocados, con ganas de salir ahí fuera y demostrar cosas, porque lo más importante, estarán preparados para ello.

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