Ciudadanos de primera y de segunda.
¿Cuál eres tú?
Hace dos meses, al ir conduciendo sobre la avenida Tiradentes, esq. Pastoriza, a las 8:30 PM, me tocó presenciar como dos individuos -en un motor- le arrebataron a una mujer, que caminaba por la acera, su cartera.
De inmediato, comencé a seguir a los individuos, pero -por obvias razones- ellos lograron darse a la fuga entre las múltiples calles de dicha zona de la capital.
El viernes pasado, en exactamente el mismo punto donde dos meses atrás atestigüé el “atraco”, un policía detuvo a todos los vehículos para cederle el paso a una mujer de edad avanzada que quería cruzar la calle caminando.
¿Algo ocasional?
¡Lo Dudo!
He tenido la oportunidad de conocer varios países de América Latina y me he dado cuenta de un gran defecto que tenemos los latinoamericanos: nos quejamos de quienes tienen la responsabilidad de mantenernos a salvo, pero somos incapaces de aplaudirles cuando hacen las cosas bien.
“La cosa esta dura” y “esto no está fácil” son frases que uno escucha todos los días, pero pocas veces escuchamos una felicitación o reconocimiento cuando las cosas se hacen bien.
Mucho se habla de la corrupción dentro de los cuerpos policíacos y de la falta de capacitación de las autoridades, pero poco se dice de aquellos que son un ejemplo a seguir en cuanto a la protección de la ciudadanía.
De igual forma, hace poco tiempo, me tocó presenciar como un vehículo de lujo se pasó una luz roja y al ser detenido por la autoridad, el conductor comenzó a decirle al oficial “no sabes con quién te estás metiendo… te van a cancelar”.
Desde mi muy humilde punto de vista, una persona prepotente que no le gusta seguir las más mínimas reglas de tránsito y que ofende y amenaza a quien tiene la responsabilidad de guardar el orden público, es exactamente igual de patán que aquellos individuos que le roban su cartera a una mujer.
Soy un convencido que para que la policía pueda hacer su trabajo, nosotros -como ciudadanos- debemos darles la confianza de hacerlo.
De igual forma, considero que quienes NO están dispuestos a someterse a las reglas de civilidad, no pueden criticar a la policía por no hacer bien su trabajo.
Habiendo dicho esto, enfatizo que nadie, absolutamente nadie que no respeta las leyes (incluyendo las de tránsito) puede criticar a las autoridades por ineficientes o corruptas.
Ojo, el cumplimiento de las leyes comienza por los ciudadanos, ya que es la única forma de poder exigirle a las autoridades que cumplan con su deber.
Todas aquellas personas que por alguna razón sienten que están por encima de la ley, son ciudadanos de segunda.
Ciudadanos de primera son todas aquellas personas que siguen las reglas, respetan las leyes y se preocupan por el bienestar del prójimo.
Mientras existan personas que se sientan que están por encima de la ley o que no reconozcan a quienes hacen las cosas bien, la cosa seguirá “dura” y muy “difícil”.
Raúl Baz S.
Comunicólogo | Mercadólogo | Periodista Digital | Abogado
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