Transformación enfermera

Si no cambias ahora, cambiarás después.

anton Reina
#enfermerajipi desde #FanzinEnfermería
4 min readJun 1, 2018

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Foto transformadora de @antonReina #enfermerajipi para el #FanzinEnfermería de Junio 2018

El mundo cambia. Todo está en movimiento. Es una constante. Sin embargo, hay muchas personas y actitudes que siguen igual. Día tras día. Año tras año. Incluso siglos después de asistir a importantes y evidentes cambios sociales. Hay creencias que permanecen casi inmutables en nuestra cultura global. Veánse como ejemplos la perspectiva de género; la deshumanización de la sanidad, de la gestión y de las políticas en general; el reduccionismo de la vida al aspecto bioquímico, tecnológico, estadístico o económico; el desprecio por el medio ambiente y los recursos naturales; la pasividad respecto a las desigualdades en salud o el miedo a ser responsables de nuestras propias decisiones.

Tal vez sea cuestión de tiempo. Tal vez confundo largo plazo con medio plazo. Tal vez ya estamos cambiando. Porque las corrientes y los pensamientos están vivos. No lo sé… ¿Acaso eso cambiará algo? ¿Acaso afectará a nuestro desarrollo? Hablo de nosotros, las enfermeras. Un colectivo que está despertando de una sumisión ligada al género profesional. También me refiero a cualquier corriente de pensamiento.

Tienes que transformarte para sobrevivir. Cambiar de forma. Adaptarte. Amoldarte. Modificar comportamientos. Buscarte la vida en una sociedad que ahora llamamos líquida, postmoderna, desbordante, incontrolable, incierta y casi insegura. Una sociedad que consideramos enferma crónica, sin consuelo y dependiente, que necesita ayuda y cuidados, que parece envejecida y raramente enferma, insatisfecha e inatenta, estresada y deprimida, sola y trastornada, adicta y adictiva, compulsiva e incluso desconectada.

No estamos perdidos. Tampoco creo que estemos trastornados. Posiblemente desconectados. Seguramente acostumbrados. Porque ahora todo es híper y súper. Un mundo hiperconectado, con pensamiento superglobalizado, hijos hiperactivos, superalimentados por supermercados, todo superhipermegalomasdelomás. Parece el súmmum del consumo, de la incoherencia lingüística y de la adicción al consumismo.

Es una cuestión de responsabilidad. Acabo de leer la conferencia CAMBIOS SOCIALES VERSUS CAMBIOS PROFESIONALES, del enfermero doctor antropólogo D. Manuel Moreno Preciado en la Universidad Europea de Madrid el pasado 9 de mayo de 2018. Me ha hecho ver que no sabemos adaptarnos a los cambios. Es una reflexión general. Nos falta motivación. Es una cuestión de participación. Más conexión o reconexión con los demás. Es algo antropológico. Sociocultural. Es una necesidad. Adaptarse al cambio es difícil. En general. Y si no me adapto en lo personal, ¿cómo lo voy a hacer en lo profesional? ¿Cuánto nos costará reconocer la importancia del aspecto sociocultural para la salud?

Es una cuestión de adaptación. Adaptar pensamientos, decisiones y acciones a la realidad. El entorno social y cultural es cambiante. No hace falta obligarte. No tienes que forzar nada. Solamente observa cómo te comportas. ¿Qué opinas de lo que ocurre a tu alrededor? ¿Te importa? ¿Te preocupa? ¿Te mueve algo en las tripas? Así empieza el cambio. Consiste en sentir curiosidad. Necesitar. Dudar. Hacerte preguntas, experimentar, probar y manipular. Compara, relaciona y discute. Analiza o siente. Baila. Exprésate. Quédate con lo que te haga sentir mejor. Sigue buscando. No te conformes.

También es una cuestión de lenguaje. De uso del leguaje. Empieza por definirte. A ti y a tus grupos. Dime qué eres como individuo y qué como grupo. ¿Qué eres como colectivo profesional? Piénsalo, discútelo y después posiciónate. Yo lo he hecho como enfermera… Dí que somos nosotros, las enfermeras, quienes hemos de liderar el cambio por, desde y para la salud. Empieza por ejemplo a posicionarte a favor o en contra del sesgo que produce el género en una profesión como la enfemrera. Porque somos enfermeras desconectadas. Tal vez somos víctimas incapaces de decidir por nuestra cuenta. Tal vez nos han hecho creer que no podemos. Tal vez nos hemos dejado tratar y maltratar así. Tal vez nos hemos acomodado. Pero ya basta. Tal vez estamos despertando.

¿Quién gestiona y decide los asuntos estratégicos de las enfermeras? Se nos ha adiestrado para obedecer a una autoridad que impone, ordena y amenaza. Hemos olvidado cultivar nuestras emociones. Dejémonos guiar por todo aquello que nos enseña a conocernos mejor. Expresemos nuestro arte. Pongamos atención a lo que nos motiva. Volvamos a conectar con nuestro sentido de la vida. Es algo tan trascendental y espiritual como descuidado y necesario para nuestra diversidad cultural. ¿Qué sientes por todas las personas que hacen lo mismo que tú?

La emoción decide, la razón justifica.

Lo vamos a dejar aquí. Porque sigo buscando cómo emocionar a todas las enfermeras desconectadas. A esas que no participan, ni votan, ni opinan, ni se quejan, ni dicen no…. Ni dicen NO ES NO. Sigo intentando expresar todo ese sufrimiento en forma de interés, curiosidad, experimentos y confianza. ¿Cómo hacer que otra persona confíe más en sí misma? ¿Cómo mejorar su autoconcepto? ¿Cómo cuidar a alguien que no se quiere o no se sabe cuidar? ¿Cómo darle el poder de cuidarse? ¿Cómo se alimenta el amor propio? ¿Cómo se reconecta a alguien para que se motive?

Espero que las máquinas nos pongan las pilas. Que nos metan caña. Que realicen cada vez más y mejores técnicas sanitarias. Que nos transformen de verdad. Profundamente. Que nos hagan reconectar con nuestra esencia y nuestro arte. Que nos lleven más allá de nuestra ciencia. Que nos empujen a rescatar un aspecto más humano de la salud. Que nos precipiten a recuperar un aspecto más humanista de la vida. Que nos enseñen a usar la silla de escuchar y las manos de calmar. Que nos hagan tocarnos más y mejor. A nosotros y entre nosotros. Para cuidar. Para cuidarnos. Para dejarnos cuidar.

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