Los miles de millones perdidos

Verónica Celis Vergara
EnlightAID
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5 min readApr 16, 2020

Ayuda humanitaria, filantropía y los recursos extraviados

Imagen de Jp Valery — via Unsplash

En artículos anteriores hemos hablado sobre la importancia de resolver el problema de la corrupción en el sector de la ayuda humanitaria, donaciones y filantropía. Personalmente creo que deberíamos poner fin a la corrupción en todas las formas y sectores en todos los sectores y regiones.

Si bien la corrupción está en todos los sectores, creo firmemente que debemos comenzar corrigiendo el evidente problema en el uso de las donaciones. Diariamente, la ayuda humanitaria y filantropía entregan fondos y otros recursos a las economías más vulnerables. En 2018, se estimó que 2 mil millones¹ de personas viven en la pobreza, mientras que 753 millones en la pobreza extrema. Ellos, junto con las víctimas de desastres naturales, guerras, pandemias y los numerosos proyectos de protección del medio ambiente y desarrollo de infraestructura iniciados en diversos lugares del planeta, son algunos de los destinatarios de estos recursos. Sin embargo, como pueden haber leído en nuestros artículos anteriores, casi un tercio² de lo que donamos, a nivel mundial, desaparece antes de llegar a los destinos prometidos.

Desafíos de medición

Para ser completamente honesta con ustedes, he pasado los últimos cuatro años preguntándome qué tan exactas son las estimaciones. Déjenme explicarles por qué. A lo largo de este período, no hemos podido encontrar estadísticas consolidadas sobre las donaciones, al menos no públicas. Estoy absolutamente segura de que cuando el entonces Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, declaró que “la corrupción evitó que el 30 por ciento de toda la asistencia para el desarrollo llegara a su destino final”³ tenía más información de la que tenemos acceso las personas normales. Sin embargo, si hoy no tenemos forma de saber a cuánto han ascendido las donaciones a nivel global ¿Realmente podemos saber cuánto se pierde? Mi inclinación natural es creer que el porcentaje de fondos malversados es superior al 30%, pero en el estado actual de las cosas, nadie puede estar seguro.

La falta de transparencia al informar los fondos globales asignados es problemática, por decir lo menos. En su libro — El Derecho a Saber -, Joseph E. Stiglitz toca un punto que ciertamente es aplicable al sector. Él escribe: “He estudiado de cerca cómo los gerentes, por ejemplo, pueden trabajar para crear asimetrías de información para permitirles más discreción para beneficiarse a expensas de otras partes interesadas (incluidos accionistas y trabajadores). Cuando los gerentes abusan de sus puestos, las empresas serán menos eficientes; la rentabilidad del capital será menor”⁴. De manera similar al caso descrito por Stiglitz, la falta de apertura en la rendición de cuentas del uso de los dineros donados representa una forma similar de asimetría informativa. Al tener acceso incompleto a los datos es imposible para todas las partes tomar decisiones informadas. En última instancia, las opciones se reducen. Y si me preguntan a mí, esta situación fomenta la desconfianza, tanto en los donantes como en los posibles receptores de ayuda.

La información es poder, especialmente si se proporciona de una manera que se pueda entender, procesar y comparar fácilmente. Sólo entonces nosotros, el público en general, podremos ser verdaderamente libres para tomar decisiones tan importantes como por ejemplo a quién entregar nuestras donaciones.

Imagen de Robert Anasch — via Unsplash

¿Qué sabemos realmente?

Algunos países tienen informes públicos sobre los fondos que destinan a la ayuda humanitaria, datos que podemos utilizar para tener una estimación de las pérdidas en el sector. Según el National Philanthropic Trust, en 2016 los donantes de EE. UU. Donaron $390,05 mil millones de dólares⁵. El informe de donaciones de CAF UK, por otro lado, declaró que los británicos por su parte, donaron $ 13,5 mil millones en 2016⁶. Asimismo, el gobierno australiano informó que las organizaciones benéficas en su país tuvieron un ingreso combinado de $92,48 mil millones⁷ durante 2017⁸, mientras que La Universidad de Basilea estimó que las donaciones monetarias fueron de $1,87 mil millones en Suiza en el mismo año⁹. En el caso de Rusia, CAF informó que las donaciones del país fueron de $ 2,3 mil millones¹⁰ en 2014. Y en China, por otro lado, The Diplomat dijo que el país aportó $13,2 mil millones respectivamente¹¹.

Este conjunto de datos está lejos de ser una suerte de informe global, pero al tomar la información de donaciones de algunas de las economías más poderosas del planeta, podemos extrapolar algunos datos. Digamos que esos valores permanecen sin cambios año tras año, esto significaría una contribución anual aproximada de esos seis países de un total de $513,4 mil millones. Según las estimaciones de la ONU, lo que implicaría que cada año se pierden alrededor de $154 mil millones de dólares producto de la corrupción.

¿Qué podríamos lograr si solucionáramos el problema?

Debo admitir que me resulta particularmente difícil comprender a cabalidad la escala de números como los mencionados hasta este punto, especialmente cuando no tienen contexto. Sí. Más de cien mil millones de dólares parecen una cantidad significativa de dinero, pero ¿qué objetivos podríamos lograr si esos recursos no se perdieran?

Una de las cosas que seríamos capaces de hacer es acabar con el hambre. “La ONU necesita transferencias de efectivo para “eliminar el hambre de inmediato” llevando a las personas sobre la línea de pobreza … estimando que esto costaría $116 mil millones por año”¹². Al recuperar los recursos perdidos de esos seis países, podríamos acabar con el hambre en el mundo y todavía tendríamos casi 40 mil millones de dólares para hacer otras cosas. Mirando un tema completamente diferente, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro por ejemplo, tuvieron un costo total de $13.1 mil millones¹³. Lo que significa que conseguiríamos organizar más de 11 juegos olímpicos. La Organización Mundial de la Salud, por otro lado, ha estimado que los países más pobres del mundo enfrentan un déficit de aproximadamente $686 mil millones¹⁴ para lograr brindar atención médica a sus ciudadanos en el transcurso de los próximos 15 años. Esto implicaría una contribución de aproximadamente $ 45,73 mil millones¹⁵ anuales. Una figura que sería ampliamente cubierta de recuperar el dinero perdido.

Estos son sólo algunos ejemplos, pero supongo que puedo dejarlos con una pregunta abierta. Si recuperamos todos los recursos que desaparecen producto de la corrupción, ¿qué más podríamos lograr?

[1] Global Humanitarian Assistance Report 2018

[2] [3] UN News

[4] The right to know. Transparency for an open world (STIGLITZ, Joseph E.)

[5] According to the National Philanthropic Trust, in 2016 Americans gave $390.05 billion. “The largest source of charitable giving came from individuals at $281.86 billion, or 72% of total giving; followed by foundations ($58.28 billion/15%), bequests ($30.36 billion/8%), and corporations ($18.55 billion/5%).” During that year, charitable giving accounted for 2.1% of the country’s GDP. (https://bit.ly/2g8n8NZ)

[6] CAF UK Giving 2017

[7] Note that figures have been transformed from local currencies to US dollars for comparison purposes.

[8] Australian Charities Report

[9] Philanthropy in Numbers, University of Basel, Switzerland

[10] CAF Russia Giving Report

[11] Why has philanthropy failed to take off in China? The Diplomat

[12] How much would it cost to end hunger? World Economic Forum

[13] WHO: the SDG Health Price Tag: What will a healthier world cost?

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Verónica Celis Vergara
EnlightAID

Architect, dreamer and social entrepreneur. Founder and CEO of EnlightAID.org, and a proud #WomanInTech.