Entre líneas: los jóvenes y la opinión pública

Entre Lineas ATNAJU
Entre Lineas
Published in
3 min readJul 5, 2019

Ante la fractura actual, en la que la sociedad mexicana se enfrenta a su propio interregno, en el cual lo viejo aun no termina por desaparecer y lo nuevo no termina por instalarse; en un país en el que tenemos la siguiente certeza: la de haber conocido de frente al pesimismo con la muerte arrasando con nuestros hogares, hemos encontrado una vía que, confiamos, sea una verdadera transición. México, territorio tan cerca y tan lejos de Dios, de Estados Unidos, de Europa, de América Latina, de su propio pasado y futuro; hoy, con más fuerza que en los últimos tres sexenios, tiene confianza en sí mismo.

Tras décadas sentimos que entre nuestras manos puede haber algo más que la arena del extenso desierto social mexicano de 1968 donde sólo los jóvenes aullaron como coyotes, de la ruleta de la modernización de 1994 y sus balas presidenciales, del campo minado de fosas consagrado a nivel nacional en 2012 y del retrato más descarado de la ignorancia y la corrupción Internacional en las facciones del narcotraficante Chapo Gúzman llevado a su último juicio en el 2018. Todas estas marcas y otras tantas más no desaparecerán, cada una de ellas están aquí, en este presente que por más que aspire a ser distinto no puede serlo pretendiendo amnesia. Todo interregno, la desaparición de un régimen político anterior es también un luto, un saber enterrar, un aprender a superar aunque jamás se logre el olvido.

Por ello Entre líneas se posiciona como un espacio para dar cabida a la franqueza más que al debate. Se pretende dar lectura a las ironías del proyecto sexenal, a los radicalismos de quienes han sido marginados e incluso a la pretendida “neutralidad” de las generaciones más jóvenes. El debate, creemos, aún no es la herramienta adecuada para este periodo de construcción e incertidumbre, antes es necesario describir y aclarar las posturas de los distintos sectores de la sociedad sobre una gran cantidad de temas que hoy la mayoría son problemas de grandes dimensiones. Del paternalismo de la única televisora de hace cuarenta años, ahora tenemos que aprender a no extraviarnos en los ecos de los susurros “anónimos” de una polarización que cada vez se estrella más sobre las pantallas de los celulares y las computadoras.

En tiempos de convulsión y por lo mismo de posibilidades, no debe darse por definido el debate y menos aún entre tendencias políticas rancias: la derecha y la izquierda mexicanas hoy más que ser opciones para enriquecer el debate son muros que encierran y limitan la opinión pública. Siendo la razón principal de ello un terror ridículo al intercambio de ideas, en donde más que posicionamientos racionales hoy en día parecen ser sectas de lo pre-aceptable según los intereses que se desee proteger, ya sean económicos, académicos, mediáticos o todos a la vez.

Y la opinión pública, creemos firmemente, es más amplia y variada, sin embargo, tampoco se dará rienda suelta a las “vanguardias progresistas” debido a su ambición de recrearlo todo sin ceder en nada, ni siquiera ante una sociedad desigual. Por ello, Entre líneas será un espacio de constante revisión de la historia para seleccionar aquello que sea más apto para nuestros días. Asimismo se leerá detalladamente el aceleracionismo tan frecuente entre los comentaristas reproducido masivamente en las redes sociales.

Sea Entre líneas un espacio para intentar aclarar las coordenadas para el debate público a través de la descripción sagaz de sus tendencias y actores, una despedida a la añoranza de los ideales inaplicables y también una crítica rotunda a la fascinación por la innovación abstracta que llega a ocultar las miradas humildes de la sociedad mexicana con tal de tener la última palabra. Nos distanciamos del debate actual porque aún no está a la altura de esta oportunidad que jamás será perfecta, pero si podría ser la última en varias
décadas. Sin el conocimiento de las propias debilidades y cinismos es improbable que la sociedad vea en los escritores su reflejo y menos aún un reflejo de la realidad mexicana, tan fascinante y degradante a la vez; por lo tanto no hay lectores ni escritores inocentes y es a ellos a quienes damos, francamente, la bienvenida.

--

--