Gratitud

Angel Medinilla
Errando Ando
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4 min readOct 23, 2018

Soy un gran fan de Amélie. Me enamoré de la chica tímida y pizpireta, de las miradas soñadoras y las sonrisas disimuladas. Me encantó el mensaje de la película: la felicidad en las pequeñas cosas. Partir el caramelo de la creme brûlée con la cuchara, meter las manos en un saco de legumbres, lanzar piedras a un río...

Creo que fue Gil Fronsdal a quien escuché decir un día que todo el mundo busca la gran felicidad, pero que hay una pequeña felicidad en cada respiración, y la tenemos ahí todo el tiempo, a nuestra disposición — todo lo que necesitamos es atención y consciencia.

El caso es que ayer disfruté de un día de inusitada felicidad, de esa que en algún momento de mi vida he tenido y que casi no recuerdo. Mi mente, mi analítica, racional, obsesiva y estúpida mente, analiza la cadena de momentos de euforia, de la que aun sufro resaca, y todas las causas, todas las razones, son pequeñas cosas: Despertarse cuando apetece. Un paseo en bicicleta. Una comida deliciosa disfrutada en silencio. El sol… Siempre el sol. Un papá que juega con su hija. Una chica preciosa que camina por el parque ensimismada en su música. Dos adolescentes que se hacen selfies frente a Colón — una de ellas se da cuenta de que las miro divertido y se ríe, vergonzosa pero divertida también. Una cena con amigos, unas cervezas y unas risas.

Pienso en todos los días que he malgastado penando, ansiando lo que no tengo, lo que en realidad no he perdido porque nunca fue mío, en lugar de disfrutar de todos esos pequeños milagros cotidianos. Mientras escribo estas líneas, miro por la ventana del vuelo de Polish Airlines , camino de Varsovia, y observo Zurich a mis pies, acariciada por el lago homónimo, acunada por los alpes, las nubes… Nos cruzamos con otro avión, cerca, muy cerca, en una especie de ballet aéreo. ¿No es maravilloso? ¿Cómo es posible que uno se acostumbre, se adormezca ante tanta belleza? Otra película viene a mi mente: American Beauty… “a veces hay tanta belleza en el mundo…”

La práctica de la gratitud es increíble y poderosa. Como todas las grandes cosas de la vida, no es fácil, no es inmediata y no funciona sin voluntad y persistencia. Con todo, los efectos sobre la mente son inconmensurables: personas más felices, menor depresión, mayor altruismo… No se trata de pensamiento mágico o de optimismo ciego: es ciencia pura.

En mi caso personal, llevo un tiempo cultivando el hábito de comenzar o terminar todos los días con tres agradecimientos. A veces comienzo con un agradecimiento pequeño: por estar sano, o si no lo estoy, por la comida, por la bebida, por una noche de buen sueño, porque hace una día soleado o porque cae una bonita y lluvia que todo lo limpia. Intento entonces expresar mi agradecimiento hacia alguien: algún mensaje que he recibido, alguien que compartió algo interesante en mis redes, alguien que ha hecho algo bueno por el mundo o por otra persona. Finalmente, intento agradecerme algo a mi mismo, ya que la compasión y la gratitud no son completas si no incluyen a uno mismo. Trato de perdonarme por algún fallo, agradezco haber aprendido de él. Me doy gracias si hoy conseguí hacer ejercicio, seguir mi dieta, estudiar un poco, ayudar a alguien. A veces me doy las gracias por simplemente seguir ahí. Le doy las gracias a mis rodillas por mantenerme, a mi espalda por aguantar mi peso y el de mi sempiterna mochila, a mis pulmones y mi corazón por llenar cada segundo de vida. Otra poderosa práctica de gratitud es el reconocimiento. Decirle a otro “eres generoso”. “Eres brillante”. “Eres fuerte”. “Eres amable”. Intentadlo, con sinceridad, y observad cómo las personas se transforman visiblemente ante vosotros, como la fuerza de ese reconocimiento y esa gratitud inflaman a los demás, como cambian sus expresiones y su disposición.

La verdad es que, no importa lo mal que puedan ir las cosas, uno puede encontrar cosas sobre las que estar agradecido. Puedes leer Maus o El hombre en busca de sentido y ver como esta gratitud y esta apreciación pueden llegar a ser, literalmente, cuestión de vida o muerte.

Así que hoy, como todos los días, doy las gracias. Entre otras cosas a tí, por leer esto. Gracias. Eres lo más. :)

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Angel Medinilla
Errando Ando

Founder & Head Consultant at Improvement 21. Agile trainer and consultant. Author, 'Agile Management' and 'Agile Kaizen'. Public speaker.