Llamadme Ángel…
«Llamadme Ismael. Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lluvioso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustituto de la pistola y la bala. Catón se arroja sobre su espada, haciendo aspavientos filosóficos; yo me embarco pacíficamente.»
Herman Melville, «Moby Dick»
En un ejercicio de nula originalidad, me he rendido a arrancar este blog con el que algunos consideran que es el mejor arranque de una novela jamás escrito, la genialidad de esas dos primeras palabras, seguidas por el ritmo casi lírico… Pero estoy divagando.
Soy Ángel. Llamadme Ángel. Algunos me conocéis. Del trabajo, de las charlas, los cursos… Hace un tiempo comencé a viajar, poco al principio, de forma frenética en los últimos años, tan frenética que asusta a algunos. Nunca me he llegado a considerar un viajero profesional, a pesar de comenzar estas líneas en el aeropuerto de Munich, en medio de un viaje que me lleva de Sevilla y Barcelona a Kiev, Frankfurt, Madrid, San Salvador, México DF, Medellín, quizás Lima, vuelta a Barcelona, Oslo, Madrid… Y quién sabe, aun no cerré itinerario. Todo esto para el próximo mes y medio, dos meses máximo.
Con todo, como decía, me considero aun muy lejos de los viajeros profesionales, los que coleccionan estampados asiáticos en los pasaportes y fotos en los rincones con los que los demás apenas soñamos. Sí viajo ligero de equipaje, pero con el respaldo de todos los medios. Viajo cómodo. Mezclo trabajo y ocio, aunque últimamente hay mucho de lo primero y poco de lo segundo. Voy donde me llaman, no siempre donde quiero.
Empiezo este blog en un momento de mi vida en el que necesito expresar muchas cosas que he aprendido en este periplo, que aun estoy aprendiendo. Que necesito compartir y que necesito destilar, para inspirar a otros y para entenderme a mi mismo. Por ello el título. Porque estoy en viajar. Porque estoy fallando. Porque fallando camino, aprendo, crezco, y en eso consiste la vida, en crecer y progresar.
Bienvenidos a este espacio.
«Errare humanum est, sed in errare perseverare diabolicum»
Séneca
