Las cooperativas y sus principios

En este artículo queremos contarles acerca de las cooperativas y sus principios. Pensamos que los valores de justicia y equidad que están en el corazón de estas empresas deberían poder trasladarse a todas las organizaciones. Trabajando en una cooperativa nos interesamos en la historia del movimiento cooperativista a nivel mundial, y queremos transmitirles por qué estamos convencidos de que sus principios ayudan a construir un mundo mejor.

Maia Numerosky
Eryx
12 min readMar 3, 2021

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Los siete principios cooperativos

Empecemos por lo básico: ¿Qué es una cooperativa?

Una cooperativa es una asociación autónoma de personas unidas voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada.

Las cooperativas están centradas más en las personas que en las ganancias, y por eso es que son la única tipología de empresa que cuenta con un código de valores éticos acordado a nivel internacional.

Los principios cooperativos

Como su nombre lo indica, son los valores bajo los cuales operan las cooperativas en todo el mundo. Fueron formulados en 1844 por los Pioneros de Rochdale, quienes sentaron las bases para el movimiento cooperativista armando lo que hoy llamamos una cooperativa de consumo. Su objetivo era sacar a sus asociados de la hambruna que había traído consigo la Revolución Industrial, ofreciendo alimentos que, de ser comprados por separado por cada uno de sus miembros, habrían sido inaccesibles; pero comprándolos en cantidad y juntando los recursos de todos podían ser ofrecidos a mejor precio. Además de fundar la Rochdale Society of Equitable Pioneers, ellos redactaron una serie de principios que regían su accionar (membresía abierta, control democrático por parte de los miembros, neutralidad política y religiosa, promoción de la educación, etcétera).

Estos fueron tomados por la Alianza Cooperativa Internacional en 1937 y reformulados en 1966 y 1995. A pesar de eso, su esencia se mantiene: son los principios orientativos (no moldes ni doctrinas) a través de los cuales la identidad y los valores cooperativos se plasman en el funcionamiento diario de una cooperativa. Para este artículo nos basamos en las Notas de Orientación para los Principios Cooperativos de la ACI, que proponen formas de aplicarlos en una empresa del Siglo XXI.

1er principio: Afiliación voluntaria y abierta

El primer principio reivindica el derecho de cualquier persona a decidir unirse o abandonar una cooperativa en pos de intereses económicos, sociales y culturales comunes a sus miembros. No debería haber restricciones arbitrarias impuestas a personas que deseen afiliarse, debiendo ser el único límite de afiliación el impuesto por el propósito de la cooperativa.

En los años 1840, los Pioneros de Rochdale tenían una visión social progresista y muy avanzada a su tiempo, ya que admitían a personas de cualquier género y clase social, al margen de sus convicciones políticas o creencias religiosas, como miembros iguales de su cooperativa.

Obviamente, esto también implica que quien decida unirse debe estar dispuesto a aceptar las responsabilidades que asume al convertirse en miembro. Los deberes y compromisos que se les exigen a los miembros de las cooperativas varían de una a otra, pero incluyen ejercer el derecho de voto, participar en reuniones, etc.

Para estar abiertas a todas las personas, las cooperativas deben tomar la iniciativa para facilitar la inclusión. Por ejemplo, ofrecer oportunidades de capacitación y formación a los nuevos miembros con el fin de que puedan participar plenamente como tales. Además, deberán asegurarse de que todos los géneros participen de manera igualitaria en los programas de formación y de desarrollo del liderazgo.

Uno de los aspectos de la afiliación abierta es la neutralidad política y religiosa. Los cooperativistas no se identificarán como tales con ninguna doctrina religiosa ni política de ningún tipo. Esto no quiere decir que sean indiferentes ante la realidad de sus comunidades, sino todo lo contrario: las cooperativas no deben nunca abstenerse de adoptar una postura en los debates sobre los grandes problemas económicos y sociales que sean del interés de la cooperación. El compromiso político que mantengan las cooperativas no interferirá en la neutralidad política inherente a este 1er principio si la cooperativa permanece abierta a la afiliación con independencia de la inclinación política personal de cada miembro. De hecho, en interés de sus miembros, las cooperativas tienen que comportarse como ciudadanas que se relacionan con otras organizaciones de la sociedad civil o que tienen contactos con instituciones políticas para asegurarse de que la legislación nacional, los regímenes fiscales y las normativas económicas no las desfavorecen con respecto a las empresas que son propiedad de inversores. Esto está estrechamente relacionado con los principios de cooperación entre cooperativas y educación y formación, como veremos más adelante.

Las cooperativas siempre han sido organizaciones progresistas en lo social. Ante situaciones de prejuicio, que se plasman en forma de exclusión y discriminación, tienen el deber de desafiarlas de acuerdo con la tradición de sus propios fundadores.

2do principio: control democrático por parte de los miembros.

Este segundo principio es esencial, ya que nos habla del control democrático por parte de los miembros, un elemento dinamizador de todas y cada una de las cooperativas. El mismo significa que los miembros-propietarios participan activamente en la determinación de sus políticas y en la toma de decisiones, con los mismos derechos de votación (una persona, un voto).

Esto puede traducirse en diferentes formas de organización en cada caso: puede haber o no un Consejo de Administración (en Argentina las leyes establecen que debe haberlo, pero en algunas cooperativas puede ocupar un lugar simbólico donde no toma decisiones efectivamente y en otras puede que sí ocupe un lugar de mayor importancia). Sea cual fuere el caso, este principio nos dice que la apertura, la transparencia y la responsabilidad son claves para una buena gobernanza democrática. Con esto nos referimos a varias cuestiones que son reflejo de una cooperativa saludable:

  • Animar a más gente joven a implicarse en su cooperativa, participando de las asambleas, las decisiones, las discusiones y las elecciones. Ofrecerles oportunidades de educación y formación con este fin.
  • Crear una cultura donde el debate sea bien recibido y fomentado.
  • Los miembros electos que ocupen puestos de responsabilidad dentro de una cooperativa deben representar los intereses de la totalidad de los miembros, no solo del grupo mayoritario que los eligió; y deberán ser un buen reflejo de la diversidad de sus afiliados. Esto nos da una garantía de que se escucha a todo el mundo.
  • Las decisiones estratégicas clave, así como también los estados de cuentas, informes financieros y resultados del “estado empresarial” deberán explicarse con claridad a los miembros, de manera concisa y de forma que todos los miembros puedan entenderlo.
  • Es deseable tener un código de conducta para establecer pautas de comportamiento ético que aseguren una convivencia amena.

3er principio: Participación económica de los miembros

Las cooperativas existen para satisfacer las necesidades de las personas y no principalmente para generar una rentabilidad especulativa sobre el capital invertido en ellas. El primer motivo por el que la gente forma una cooperativa es el de ser autosuficiente. Es decir: en una cooperativa el capital no dirige a la empresa, sino que es un “depósito conjunto” que se invierte para producir bienes, servicios o puestos de trabajo que necesitan los miembros. Esto refleja las intenciones de los fundadores del movimiento cooperativo moderno, que pretendían transformar la sociedad y veían su cooperativa como algo más que una empresa económica. Las necesidades y aspiraciones sociales y culturales se sitúan en el mismo nivel que la dimensión económica de todas las cooperativas.

Este principio es mayormente una traducción económica de la definición de identidad de una cooperativa y de las implicaciones financieras del 2do principio de control democrático por parte de los miembros. ¿Por qué decimos esto?

  • En primer lugar, la autorización final para las decisiones comerciales importantes corresponde al conjunto de miembros en la asamblea general. En el caso de que los miembros del área comercial de la empresa tomen decisiones por su cuenta, debe ser en pos del beneficio conjunto de todos los asociados y deben rendir cuentas hacia ellos en los reportes periódicos, además de tener la información siempre debidamente disponible para todos.
  • En segundo lugar, los miembros deben tener derecho a ser propietarios de, al menos, una parte del capital de forma colectiva, como plasmación de lo que han logrado comunitariamente como cooperativa.
  • En tercer lugar, un título de afiliación en una cooperativa se invierte en la cooperativa como capital común para su actividad, con el fin de que pueda cumplir las necesidades y aspiraciones de sus miembros, y no es un activo que se pueda comercializar. Un título de afiliación de una cooperativa en esencia es distinto a una acción de una sociedad anónima propiedad de inversores: esta última tiene como objetivo generar una rentabilidad para el inversor, además de ganancias de capital, y, por lo general, se puede comercializar.
  • Por último, el aporte de los miembros debe ser la fuente principal de capital: si las fuentes externas se convierten en la principal, los miembros corren el riesgo de perder capacidad de control democrático ante los inversores externos.

La forma en que se utilizan los excedentes repartibles es decidida por los miembros. Pueden usarlos para desarrollar su cooperativa (posiblemente mediante la creación de reservas), reinvertir en modernizar los equipamientos e infraestructuras o en la educación y formación, desarrollar nuevas actividades cooperativas para diversificarse o desarrollar a largo plazo nuevas actividades, para pagar una rentabilidad a los miembros o para apoyar otras actividades que cuenten con el beneplácito de los miembros. Estas últimas pueden ser actividades sociales y culturales que mantengan el compromiso de las cooperativas con las comunidades en las que desarrollan su actividad o que tengan el objetivo de promocionar un entorno económico favorable para el progreso del movimiento cooperativo a nivel local, nacional, regional e internacional.

4to principio: Autonomía e independencia

La esencia de la actividad de una cooperativa es diferente de la de una sociedad propiedad de inversores o titulares de capital. Y es debido a esta diferencia en la naturaleza de las cooperativas que su contribución a una economía local o regional tiene una influencia que redunda en beneficio de la comunidad y de la sociedad civil. Y no solo eso: también ocupan un lugar muy importante en la economía moderna y tienen una gran capacidad de transformación en el plano económico, cultural y social, y realizan contribuciones no menores para combatir las desigualdades en términos de riqueza.

A pesar de esto, las empresas tradicionales son el modelo estándar que se enseña en las universidades y que está en la mayoría de los textos económicos. Más aún: debido a la incomprensión de estas formas empresariales, las cooperativas deben cohabitar con marcos jurídicos, financieros, fiscales y normativos diseñados para proteger y apoyar a las empresas más tradicionales. Estos marcos crean limitaciones que plantean nuevos retos a la autonomía e independencia de las cooperativas.

Este cuarto principio establece que si llegan a acuerdos con otras organizaciones –incluidos los gobiernos– o si reciben capital de fuentes externas, lo deben hacer en condiciones que garanticen el control democrático por parte de sus miembros y que respeten su autonomía. El reto de cada cooperativa (ya sea de primer grado o una federación de cooperativas, por ejemplo) cuando interactúa con las autoridades de su país es cómo lograr el respaldo del gobierno sin que ello provoque una influencia indebida sobre ellas. De la misma forma, la autonomía e independencia pueden verse en peligro si los productos y servicios de una cooperativa dependen demasiado de un único comprador y, de igual manera, si se depende demasiado de determinadas fuentes dominantes de suministro.

Un gran avance para el movimiento cooperativo en el sentido de este principio lo constituye la recomendación 193 de la OIT. La misma hace un llamamiento a los gobiernos para que creen un entorno que permita prosperar a las cooperativas, proveyendo un marco para que las autoridades de todos los países desarrollen políticas y sistemas jurídicos, fiscales, normativos, financieros y administrativos en este sentido, respetando y preservando al mismo tiempo la autonomía e independencia de estas empresas.

5to principio: Educación, formación e información

El alcance de las cooperativas, su crecimiento y la correcta aplicación de los principios que las componen y construyen son parte vital del desarrollo cooperativista. Por esto, para propulsar estas virtudes y conocimientos, es necesario que se lleve adelante un proceso educativo y formativo tanto internamente como hacia el exterior de la cooperativa.

Este horizonte, si bien promueve una búsqueda desde un plano individual, tiene como objetivo principal la construcción de afiliados conscientes y, por lo tanto, responsables. Es a través de la educación que los miembros de una cooperativa pueden alcanzar un mayor entendimiento de sus derechos y deberes sociales, así como una mayor comprensión de sus compañeros y de la sociedad de la que forman parte. De este modo, es posible gestar un ida y vuelta entre socio y cooperativa: el socio se forma en lo personal para así retribuir en el plano colectivo.

Retomando el primer principio, la educación resulta una manera clara de promover la inclusión. En la época de las primeras cooperativas, donde estudiar era un acto reservado a las clases privilegiadas, la promoción de un fondo educativo era una manera de transformar la vida de los miembros. En este nuevo contexto, el desafío educativo es inverso: recuperar la esencia cooperativa, generar una visibilización que desafíe el modelo empresarial tradicional y fortalecer el compromiso con la sociedad mediante afiliaciones que revisen y repiensen el entorno.

El vínculo entre educación y desarrollo cooperativo es estrecho. En este sentido, educar lleva a innovar y desarrollar, a potenciar la empresa de la que se es parte. Si se piensa a la cooperativa como un paso hacia el futuro, es importante estar a la altura de las necesidades, gestar las capacidades para este desarrollo. Es en este plano que no solo interesa educar, sino también hacerlo apuntando a sectores con potencial transformador, como lo son los jóvenes y los estudiantes.

6to principio: Cooperación entre cooperativas

Si bien el proceso interno de cada cooperativa requiere un trabajo arduo y un pensar constante para mantenerse en evolución dentro de los caudales esperados y deseados, es una parte importante de este proceso la relación y el compromiso con otras cooperativas. Este compromiso es la más clara expresión del deseo de construir un futuro económico sostenible y equitativo, impulsando una colaboración activa que lleve a estas cooperativas a relacionarse no solo comercialmente, sino también mediante intercambios y consensos sobre opiniones y formas de llevar adelante la empresa.

Aparece, entonces, la necesidad de gestar una infraestructura del movimiento cooperativo, que facilite la ayuda mutua y la reciprocidad a lo largo del tiempo. Esta estructura permite a las cooperativas más chicas generar un sostén y un espacio de construcción que le evite el sinuoso camino de descubrir todo desde cero, mientras que a las cooperativas de estructuras grandes le sirve como espacio de consulta y validación, así como de aprendizaje y formación.

Otra posibilidad que nace de este principio es la de crear asociaciones, consorcios cooperativos y relaciones comerciales que faciliten la sostenibilidad y el crecimiento del movimiento cooperativo. Estas políticas son facilitadoras de un progreso sustentable y equitativo, y a su vez invitan a las cooperativas a creer de manera fiel en el modelo de negocio que proponen. El llamado comercio Coop2Coop (de cooperativa a cooperativa) es la expresión económica más directa de esto: sucede cuando las empresas cooperativas colaboran dentro de una industria a través de federaciones sectoriales, para llevar adelante sus objetivos económicos.

En el caso de FACTTIC (Federación argentina de cooperativas de tecnología, innovación y conocimiento, de la que como Eryx formamos parte), si bien se cuenta con un sector comercial, el alcance es mayor: en este sentido, el compromiso gestado rompe la barrera económica y se introduce en ámbitos iguales de profundos que buscan tratar la promoción cooperativa, el intercambio de conceptos e ideas, el análisis y entendimiento de la coyuntura actual, la capacitación de los socios y demás cuestiones que afectan inevitablemente la sustentabilidad de las cooperativas.

7mo principio: preocupación por la comunidad

Ser parte de una cooperativa implica serlo dentro de una sociedad. Y como tal, no es posible pensarla de manera ajena a su contexto. Es importante que desde nuestro rol como socios trabajemos en favor del desarrollo sostenible de nuestra comunidad, mediante políticas acordes a sus necesidades.

Hay tres facetas que surgen como principales a la hora de plantearse las preocupaciones de una cooperativa: la sostenibilidad económica, la social y la medioambiental. Reforzar las últimas dos implica un interés real y sostenido sobre la coyuntura social que nos rodea pero, a su vez, un crecimiento económico con sentido empresarial: un medio ambiente y una sociedad sostenibles ayudan a mantener el éxito económico de la cooperativa

Sin embargo, no es solo de esta manera en que se ven inmiscuidos los tres aspectos: un análisis completo de las tres dimensiones debería colocarnos en una posición realista donde poder encarar todas las problemáticas de manera fehaciente. Es por eso que este principio insta a las cooperativas a demostrar que es posible lograr sus objetivos y ser una empresa sostenible que beneficie tanto a sus miembros, que la poseen y la controlan democráticamente, como a las comunidades dentro de las que realizan su actividad.

No hay que perder de vista que el mayor objetivo del desarrollo es la satisfacción de las necesidades y aspiraciones humanas. Sin embargo, este desarrollo hoy en día no es íntegramente sostenible, y si consideramos que la motivación cooperativa no es la de alcanzar el mayor índice de rentabilidad, sino relativizar esto considerando las necesidades de los miembros y de la comunidad que nos rodea, se vuelve menester la necesidad de enfocarse en estas preocupaciones, entendiendo que el desarrollo social sostenible exige el mantenimiento de una relación armoniosa entre el crecimiento tangible y la respuesta a las necesidades intangibles y las aspiraciones de la comunidad.

Finalmente…

En este artículo les contamos acerca de los siete principios cooperativos, que son los valores fundamentales de este tipo de empresas. Si bien su implementación varía de cooperativa a cooperativa, lo que les contamos constituye su esencia. Desde Eryx fomentamos el cooperativismo y siempre estamos presentes para quienes quieran formar una cooperativa o saber más al respecto. Si te interesa saber más sobre el tema y sus detalles en Argentina, te dejamos este link que te puede servir. ¡Gracias por haber llegado hasta acá!

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