Del “Noa noa” a la marcha por la familia

Jesus Mauricio Lopez Benitez
Escalera De Caracol.
4 min readOct 3, 2016

¿Existe en México tolerancia a lo diferente a todos aquellos que no piensan igual a nosotros? Con la excusa de la protesta del 24 de septiembre realizada en la ciudad de México y todo el movimiento generado por esta llamada “defensa de la familia” aunado a la muerte del popular cantante Juan Gabriel, quise escribir estas líneas. Es interesante porque el hecho que ambos fenómenos ocurriesen en fechas tan próximas dejó al descubierto un poco de la contradicción dentro del pensamiento mexicano.
Antes de continuar ahí van unos datos legales rápidos:
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ya reconoció como anticonstitucional cualquier ley o constitución local que prohíba el matrimonio igualitario.
Por precepto de derechos humanos una vez que un derecho es adquirido es irrevocable, el derecho es progresivo.
Dicho esto, lo que se quiere señalar es que es inamovible la ley que otorga el matrimonio igualitario, es un hecho y, afortunadamente, nada de lo que estas marchas consigan puede evitar algo que es un derecho consagrado.
Sin embargo, el análisis de este pequeño artículo no va por ahí, puesto que hay formas de violencia que sobrepasa la esfera de lo legal: la discriminación cotidiana, “la de a diario”; la que ocurre en la oficina, en el metro, en la calle, y dentro de esta esfera existen mecanismos que encubren la violencia contra las minorías de género.
Un mecanismo muy usual en un país como este, es el de cobijar y difundir un estereotipo, el poner una etiqueta de ser a un grupo, limitando las demás posibilidades de ser del mismo. Tras la muerte de Juan Gabriel, la opinión de muchas personas, periodistas y presentadores de noticias, reflejada con un cierto aire esperanzador, y un tanto de asombro que a él, El divo de Juárez, siendo homosexual, pusiera a bailar y cantar a un país homofóbico y machista, que su mera existencia en la esfera pública era un triunfo, un reconocimiento a la diversidad, él como un hito en el progreso en la lucha por la igualdad, a esas personas les diría no tan rápido ya que esto no es del todo cierto.
No es verdad que Juan Gabriel signifique un triunfo para la diversidad sexual, él era quien era, un artista talentoso y con su propia vida. Como figura pública nunca se proclamó a favor de la equidad de género o las luchas de las minorías de género, nunca financio a los grupos que defendieran los derechos de esta comunidad.

En realidad él, como figura pública forma parte de un circulo de mercantilización y violencia a la comunidad LGBTTIQ que se disfraza de abierta pero oculta una intención de exclusión en los medios de comunicación, se ciñen etiquetas de los que son “gay” y su sexualidad, la sexualidad de las personas en el medio del espectáculo, no se vuelve algo que se deba aceptar y respetar como normal, sino que se vuelve un accesorio y fortalece el estereotipo. Lo diferente es convertido en un accesorio, en un fetiche. Las lentejuelas de Juan Ga no son nacas ni jotas, pero nos habla de cómo se venden como divertidas. No nos habrá pues del avance de la sociedad mexicana sino de cómo se refuerza la discriminación, y deja en manifiesto que seguimos en una lucha por aceptar al otro en sus diferencias.
Pero, ¿Qué pasa con los miembros de la comunidad LGBTTIQ que no son artistas, aquellos buscan triunfar en la vida profesional, amar y tener una familia? Es con ellos que el modelo del estereotipo se manifiesta con lujo de violencia. Ya que si no entrar en esta “zona de tolerancia” del ser artistas, son negados, excluidos y ellos no gozan del lujo de la distancia, son las personas con las que convivimos diario las que más sufren la discriminación y negación de su ser, no alguien que esta distanciado atreves del cristal de una pantalla o por una tarima.
La marcha por la familia deja en manifestó que pese a que se baila con la música de gente presuntamente homosexual, no se les ve como personas dignas de los mismos derechos que las así llamadas “ personas normales” o “familias naturales”. Esto es triste y muy grave, puesto que sabemos que estos grupos son capaces de ejercer poder y violencia contra las minorías de género. Debemos pues, mirar con otros ojos este problema, y aceptar al otro en su condición de ser humano, educarnos para respetar y compartir en lugar de marchar fomentando la división, el estereotipo y el miedo. Para que así de esta forma ahora sí, cambiados en una sociedad incluyente, todos podamos disfrutar ir juntos a un nuevo Noa Noa.

J.L. Benítez

--

--