Ontología

¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Por qué todos me miran? ¿Acaso me están humillado? Sí, esos seres que están allá, que se pasean y luego clavan sus ojos en mí, como agujas. Sí, es eso, me están humillado y les encanta, les gusta verme desnuda pero ¿Por qué? ¿Por qué se quedan ahí enterrando sus miradas a mi desnudo cuerpo?

Quizás es porque soy una modelo, ¡sí, eso es! A las modelos la gente les pone vestidos y a mí siempre me visten con un lienzo blanco incluso a veces pintan mi cuerpo, la gente ama y adora a las modelos por eso siempre las andan viendo y a mí todos me están mirando. Pero… las modelos caminan, a mí siempre me tienen encadenada.

Esos malditos seres que se pasean por ahí, que se sienten sabios, me apuntan y me pegan. Todos observan eso ¡dioses, como odio que hagan eso! Me maltratan y todos los que están enfrente de mí no hacen nada, entonces no soy una modelo, pero ¿entonces quién soy? Quizás soy una esclava, una sirvienta, sí, ahora lo entiendo, los que se sienten sabios son vendedores y me están ofertando y lo que pintan en sus escrituras es el precio por mí, pero debo ser horrible o inútil porque diario me ofrecen a esos seres que miran y nadie me compra, no quiero ser una esclava.

Pero tal vez no soy una esclava, tal vez ni siquiera sea una persona, sí, yo creo que más bien soy una cosa, soy una playa, por eso mi piel es blanca como la fina arena; con razón los observadores llegan poco antes de que salga el sol y se van al oscurecer porque están disfrutando al sol y a mí. Esas inscripciones son sus huellas que van dejando o cosas que ponen con una rama y lo que siento cuando desaparecen sus huellas son las olas que dejan todo para comenzar de nuevo. A veces distingo una insignia, creo que son palabras es lo único que he podido distinguir en mi vida de playa.

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¿Y si realmente fuese algo más que tan sólo una playa? Porque nunca nadie me ha puesto un castillo de arena y ¿no debería estar sintiendo siempre el agua? En cambio sólo de vez en cuando recibo una ligera brisa. Creo que soy un monolito, sí, este lugar es donde la gente se reúne para adorarme, sí, soy importante y las palabras que son hechizos y el vendedor es en realidad un chamán y esos que miran son sus seguidores. Entonces, soy adorada, esas miradas aman lo que soy. Es bueno ser importante ¡amo ser un monolito! porque ahora sé la verdad, sé que soy venerada y al final estoy segura de ser un monolito.

Pero y si… no sé, tal vez… tan sólo fuera un pizarrón.

J.L. Benítez