ante mortem

Dani
Escucho, respiro y escribo
5 min readJan 10, 2017

Pues nada, que antes de morir bajo el suplicio de una ejecución, resulta que los dos personajes, de los que en breve hablaré, se cascan un dueto de los que te llevan al borde del éxtasis. Theodora y Didymus, noble cristiana ella y soldado romano él, a punto de ser mártires, cantan las virtudes de morir antes que perder la virginidad y tal. Ya. Ya se que no es un argumento muy apetecible, pero vayamos por partes. El aria Streams of Pleasure ever flowing y el dueto Thither let our Hearts aspire que le sigue, son parte del oratorio Theodora HWV 68, del nacido prusiano (alemán) y muerto inglés, Georg Friedrich Händel o George Frideric (o Frederick) Handel, pero nunca Haendel. Para mi es una de las más bellas composiciones del compositor, del Barroco y de toda la música. Allá vamos.

– Yo también, antes que perder la virginidad, prefiero que me maten.
– Esto… Ya.

Podríamos decir que es a Handel lo que la Pasión según San Mateo a Bach. Es un oratorio que no está basado en ningún pasaje bíblico y tiene tal fuerza y personalidad en la caracterización de sus personajes, que puede ser considerado, casi casi, una ópera. Para la fecha en la que compuso el oratorio, en 1749, Handel había compuesto dos oratorios que, junto a este y un cuarto, formarían parte del último grupo de oratorios de temática religiosa, compuestos todos ellos entre 1748 y 1752, cuando Handel estaba ya a las puertas de la ceguera. Estos oratorios son Susanna HWV 66, Salomon HWV 67, Theodora HWV 68 y Jephtha HWV 70. Para quienes os preguntéis qué obra lleva el número de catálogo que falta en medio, os diré que es otro oratorio, este de temática mitológica y que lleva por título The Choice of Hercules HWV 69. Handel compuso entre el 28 de junio de 1749 y el 31 de julio del mismo año, es decir, en apenas un mes de tiempo. El libreto estaba firmado por Thomas Morell, que lo escribió basándose en una obra del filósofo, químico y teólogo, Robert Boyle, de 1687, titulada The Martyrdom of Theodora and Didymus. Por cierto, el libretista mencionado, fue un habitual de Handel en sus últimos diez años de vida, habiendo adaptado hasta siete oratorios del compositor, entre ellos los mencionados The Choice of Hercules y Jephtha. Fue estrenado en el Covent Garden, de Londres, el 16 de marzo de 1750, con bastante poco éxito. Ya véis lo que son las cosas.

La historia que cuenta es la siguiente. En el siglo IV, para celebrar el cumpleaños del emperador Diocleciano, el gobernador de Antioquía, Valens, decreta que todo chichifú haga sacrificios a las diosas Venus y Flora, bajo pena de diversos castigos. Es lo que tiene ser gobernador, que a veces tienen apetencias extrañas. Didymus, un soldado romano, pide que los ciudadanos cristianos queden libres de castigo, lo cual deniega el señor gobernador. Se empieza a liar… El caso es que, en estas, están un grupo de cristianos rezando y tal y llegan los soldados, comandados por Septimus, que era de armas tomar, para hacer cumplir la orden y Theodora, una de las cristianas, sale en defensa del grupo. La tal Theodora era noble, porque si no a ver quién se atrevía siquiera a abrir la boca. Pero bueno, ni noble, ni leches, la chavala es condenada… no a muerte, si no a ejercer la prostitución. Hay que ver qué cabrona puede ser la peña. Entonces Didymus, decide que eso no puede ser y piensa rescatarla o morir con ella. Continua la complicación. El argumento sigue su desarrollo con una fiesta, amenazas de violación, un burdel, intento de suicidio, cambio de identidad, huida y el soldado condenado. En fin, que Theodora intercede por el soldado y acaba apresada y condenada también a muerte. Y es ahí, antes de morir, ya ves tu qué situación, cuando los inminentes mártires se ponen a cantar uno de los mejores duetos de la historia de la música.

Septimus y un colega van a informar a los cristianos que se dejen de tonterías

Como veis, un argumento que toca los temas del poder civil, la libertad religiosa, la pena de muerte y las agresiones sexuales. Bastante actual, digamos, aunque hoy en día sea el poder de la Iglesia uno de los elementos principales y la relación entre instituciones civiles y religiosas otro. El aria y dueto al que me he ido refiriendo es un compendio de sensualidad que pone la piel de gallina. Nos ponemos en situación. Didymus y Theodora acaban de ser sentenciados a muerte por el gobernador Valens. Precedido del aria Streams of pleasure ever flowing, que canta Didymus y en donde describe la bienaventuranza de la vida eterna a la que se dirigen sin otra posibilidad. Tras el aria, se une Theodora en el dueto Thither let our Hearts aspire en donde los dos recitan una suerte de himno de mártires en la aspiración de una vida acompañada de cantos celestiales. El caso es que la letra y la música del dueto, de una perfección extraordinaria, es una alabanza al deseo. De cualquier tipo de deseo.

Thither let our hearts aspire:
Objects pure of pure desire,
Still increasing,
Ever pleasing,
Wake the song, and tune the lyre
Of the blissful holy choir.

No es el oratorio más grabado, pero existen unas cuantas versiones bastante apetecibles. Todas ellas están dirigidas por grandes directores como Harnoncourt, McGegan, McCresh y William Christie, este último por partida doble. Precisamente son las dos versiones de este extraordinario director con las que yo me quedo. Por un lado, la grabada en estudio, en 2003, para el sello Erato, con Sophie Daneman en el papel de Theodora, bastante bien y el contratenor Daniel Taylor en el papel de Didymus, en donde demuestra su sensibilidad. Y por otro lado, está la grabada en vivo, en 1996, en el Festival de Glyndebourne, con la tristemente desaparecida Lorraine Hunt Lieberson, en una extraordinaria Irene (una amiga de Theodora), Dawn Upshaw, como Theodora, y el contratenor David Daniels en el papel del soldado romano. Esta versión fue bastante criticada, no por la maravillosa interpretación, sino porque fue una versión escenificada por Peter Sellars. La escena final, con Theodora y Didymus, esperando su ejecución, mediante una inyección letal, en sendas camillas de un hospital militar norteamericano, levantó muchas ampollas. A mi, la verdad, es que este tipo de escenografías no me incomodan, porque pienso que la música tiene el poder de hacerse actual, por mucho que haya sido compuesta hace cientos de años, como es el caso.

En cuanto al aria y dueto, están grabados en diferentes discos sobre música de Handel, de muy diversas cantantes. Merece mucho la pena el dedicado a piezas de Handel por Marie-Nicole Lemieux & Karina Gauvin, con la orquesta Il complesso barocco, dirigidos todos ellos por Alan Curtis. Así mismo existen DVDs con las interpretaciones del Festival de Glyndebourne y otro del Festival de Salzburgo, de 2009, con Ivor Bolton dirigiendo a la Freiburger Barockorchester y con un maravilloso Bejun Mehta en el papel de Didymus y una exquisita Christine Schäfer en el de Theodora.

Os dejo finalmente con la lista de Spotify. Disfrutad del aria y dueto y si os animáis, lanzaros a escuchar el oratorio completo.

Originally published at http://ixiltasuna.com on January 10, 2017.

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