contrasta, please

Dani
Escucho, respiro y escribo
3 min readApr 6, 2020
Photo by Amy Tran on Unsplash

Todo en la vida, también en esta situación de crisis sanitaria, social, económica y emocional, desarrolla un camino, un proceso que, en este caso, nos está llevando por diferentes fases, tanto personales, como colectivas.

En mi caso y en el de otras personas, he sido parte, más o menos consciente, de ese camino y a mí me ha dado la oportunidad de pensar un poco más sobre mi situación. Después de la ansiedad de noticias de los primeros días, llegó la ansiedad por “llenar” el tiempo con actividades para no aburrirme. Libros para leer, series y películas que ver, recetas que cocinar, cursos on line, tablas de ejercicios y yoga; lo que fuese con tal de no “perder” el tiempo. Pero la verdad es que no estaba aprovechando este tiempo como una oportunidad para pensar algo más en lo que hago, en cómo soy, en qué quiero y en cómo es mi vida. Me di cuenta que todas esas actividades eran una excusa para no mirarme. Porque nos da pavor mirarnos a nosotros mismos. El silencio, tan necesario, nos pone frente a frente con nosotros, por eso necesitamos llenar ese silencio de cualquier otro ruido.

Así que decidí silenciar un poco todo ese ruido. Relajar este ajetreo, ordenar este maremágnum, calmar esas “necesidades” impuestas. Una de las cosas que hice primero para aliviar la situación fue ponerme un horario para visitar las redes sociales y silenciar el teléfono en la medida de lo posible. Cada red social tiene sus peculiaridades y quizás la que más ruido innecesario está originando sea Facebook. Se ha convertido en gran medida, en la pantalla donde trasladamos nuestros enfados, amarguras, obsesiones y fracasos. El 80% de la gente, habla de lo mismo, con los mismos artículos y en el mismo sentido. Los utilizamos para autoafirmar nuestro enfado y contar con el apoyo de otra gente que siente lo mismo o parecido. Como ejercicio de empatía podría estar bien, pero para eso tendríamos que ir a la fuente de la noticia, saber los objetivos de la misma, vigilar la fecha de la noticia y aceptar que la gente (si es que tenemos abierta la posibilidad de hacerlo) pueda comentar, en un sentido o en otro. Pero la realidad es muy diferente. Poca gente va a la fuente de la noticia para saber si es real o falsa, utiliza cualquier “noticia”, aunque no existan datos de la misma y de cualquier web de “información”, no se fija en la fecha del artículo y en cuanto alguien difiere de parte o toda la “noticia” en algún comentario, ni te cuento. Ahí va un ejemplo de esto:

Esta “noticia” que está circulando por ahí, es de 2012, la publicó un diario digital conservador (diarioaguijon.com) y no dice la fuente de donde saca esos datos. Naturalmente, en estos momentos, la noticia se cuelga con el titular ¿Sabes por qué en Alemania hay menos muertes por coronavirus? La historia de la noticia es la siguiente: en aquellos tiempos de crisis (la originada en 2008), la idea de que había demasiados políticos, mayoritariamente corruptos y que no sufrían esa crisis como el resto de los mortales, fue lanzada por cavernas mediáticas con el objetivo de impulsar el debate que a los partidos de la derecha les interesa: todos los políticos son iguales y como hay tantos políticos, hay que reducir su número y centralizar competencias. La realidad es que en el Estado español hay unos 75.000 “políticos”, la mayoría alcaldes y concejales (incluido el agricultor al que le ha tocado ser alcalde de su pueblo).

Toda noticia tiene su objetivo, en algunos casos puede que sea un objetivo contrario a tu forma de pensar y tus valores. Al utilizar esa noticia, de facto estás impulsando el objetivo original por el que fue creada, por mucho que tu pensamiento sea diferente o incluso antagónico. La información veraz y con datos, es la base para que podamos tener una mente crítica y no ser fácilmente manipulables.

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