una viola celta

Dani
Escucho, respiro y escribo
6 min readJan 3, 2017

Para comenzar 2017, os presento un álbum completo, un disco con música que une mi afición al repertorio antiguo y mi gusto por la música celta. Con este trabajo descubrí que la música celta (más allá del origen concreto de la misma) en gran parte se compone de melodías, canciones y partituras que se interpretan de igual o parecida manera desde hace siglos. Si el renacimiento de la música irlandesa, por poner un ejemplo, comenzó a mediados del siglo XX, en Euskal Herria, tras el renacimiento de la década de los 60, estamos empezando a ver, poco a poco, el redescubrimiento de esas otras músicas que sonaban por nuestras tierras hace siglos y que, en parte, se han perpetuado de una u otra manera en el folklore actual. Pero eso es otra historia de la que hablaré en otro momento. Volvamos a esta música celta de aires antiguos.

Después de escuchar esta música, vais a querer dar una vuelta por allí…

En el año 2009 el gran Jordi Savall nos sorprendió con un trabajo dedicado a un repertorio al que, hasta entonces, no se había acercado. Este es el repertorio tradicional de la viola en Irlanda y Escocia. Un disco que maravilló muy gratamente a todo el mundo, hasta el punto de ser reconocido como el mejor artista de música clásica del año 2009 en los Premios de la Música que concede la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música. Un premio totalmente merecido. Son ya muchos los premios que el catalán ha recibido en su dilatada carrera, galardones que reconocen su extraordinario trabajo, generalmente realizado sin ayuda de ningún tipo. Es el triste destino de la Cultura, en general, en los últimos tiempos.

En The Celtic Viol, Jordi Savall se adentra en un espacio musical que tradicionalmente se ha transmitido por vía oral, de familia a familia, de músico a músico, resultado de una feliz supervivencia. Y cuando hablamos de supervivencia, lo hacemos en toda su amplitud. En la música occidental son muy pocos los repertorios que han sobrevivido ejecutándose en la actualidad gracias a una transmisión oral. Por eso, que en este mundo loco globalizador una música pueda pervivir de esta manera es un hecho extraordinario y feliz. La fascinación que Jordi Savall tiene por ese repertorio, lo llevó a la Biblioteca de Manchester, donde descubrió un manuscrito con melodías tradicionales para viola. El documento contenía muchas canciones tradicionales para instrumentos de cuerda y una pieza para gaita. Tras estudiarlas, se dio cuenta de la conexión existente entre la viola y las tradiciones musicales celtas, especialmente a partir de la existencia de un bordón, tal como ocurre en las gaitas escocesas. De una colección de 10.000 melodías escocesas e irlandesas (tenemos música para rato), el maestro eligió veintinueve. Su propuesta no pretende emular a los músicos tradicionales, sino que ofrece la visión de un músico que basa su pensamiento en criterios históricos y en la experiencia como gran improvisador de música barroca y renacentista. Savall ha apostado por el poder, la emoción y las cualidades expresivas de una música que no necesita acompañamientos. El libreto que acompaña el disco está traducido al francés, inglés, alemán, castellano, catalán, italiano, gaélico irlandés y gaélico escocés, en una muestra de respeto hacia sus públicos. Algo que la caverna mediática no suele perdonarle, ejemplo del nivel de voceros y meapilas de pandereta.

Esta pareja tampoco pudo resistirse al poder de la viola celta

Para este trabajo, dentro de la investigación rigurosa de Savall, empleó tres violas diversas, con diferentes afinaciones. Una antigua, del siglo XVII, para las composiciones más pretéritas, otra de cinco cuerdas de 1730 y otra de seis, de 1750, ambas construidas por Nicholas Chappury. Para en este trabajo Savall contó con la colaboración del arpista y especialista en música clásica Andrew Lawrence-King, fundador y director del The Harp Consort.

Haciendo un repaso al repertorio que se nos presenta, aunque todo el trabajo es digno de escuchar mil y una vez, voy a reseñar unas cuantas, las que, para mí, tienen una fuerza que me lleva a sentirlas en toda su plenitud.

  • The Musical Priest/Scotch Mary. Dos reels, que es un tipo de danza rápida, que fueron popularizados en Estados Unidos por la diáspora que llegaba desde Europa. Evidentemente el ritmo que utiliza Savall con la viola celta es sensiblemente menor que cuando estas piezas se ejecutan con violín o gaita. La segunda pieza hace referencia, como muchas melodías escocesas, a la reina María Estuardo de Escocia.
  • La segunda melodía es Caledonia’s Wail for Niel Gow, compuesta supuestamente por el violinista, coleccionista, compositor y editor Simon Fraser. El título hace referencia a una de las formas latinas de denominar a Escocia (Caledonia) y al más destacado miembro de una familia de venerados violinistas escoceses, Niel Gow.
  • Tom Brigg’s — Jig. Esta giga, tipo de danza que hizo furor en las cortes europeas en el Barroco y que terminó aposentándose en las islas británicas, está dedicada a Thomas F. Briggs quien a mediados del siglo XIX recorrió diferentes ciudades norteamericanas tocando su banjo junto a Dan Emmett y su grupo Virginia Minstrels. El primer manual de este instrumento, por cierto, publicado en 1855, lleva su nombre.
  • Sackow’s Jig. Esta es una de las melodías que más me gustan de todo el disco, hasta tal punto que fue la melodía de mi móvil durante un par de años. Otra giga popularizada en los Estados Unidos, en este caso por el músico irlandés Patrolman Franck Quinn.
  • Hard is my Fate. Otra maravilla, con una melodía más lenta, emotiva, que hace referencia al lamento del príncipe Carlos de Estuardo en su huída tras la derrota en la batalla de Culloden de 1746.
  • MacPherson’s Lament & Variations. Esta pieza me produce escalofríos al pensar en cómo fue compuesta. Parece ser que un tal James MacPherson en la víspera de su ejecución, en 1700, compuso este lamento que tocó instantes antes de su ahorcamiento. La historia es basntante verídica ya que hay constancia de un ahorcamiento a un tal MacPherson, en Banff, al noreste de Escocia, en 1700, algo que era bastante común en aquellos tiempos (los ahorcamientos y que los músicos ahorcados tocasen alguna pieza antes de morir… ya ves qué ganas).
  • Twas within a furlong of Edinburgh Town. Esta melodía, preciosa, tiene su gracia, ya que es una adaptación de una falsa melodía escocesa compuesta por el músico inglés Henry Purcell en 1694. Fue adaptada por Charles McLean.
  • Carolan’s Farewell. Un auténtico hit de la música tradicional irlandesa, considerada la última composición del harpista ciego Turlough Carolan, cuya música no ha dejado de interpretarse jamás y que en las últimas décadas ha sido ampliamente divulgada por el grupo irlandés The Chieftains.

En estas músicas hay melodías ensoñadoras, melancólicas y quejosas y también las hay portadoras de vida y felicidad, verdaderamente vitales y todas ellas conservan de forma íntegra todo su formidable poder expresivo y poético. Mientras haya músicos que las hagan revivir seguirán siendo un testimonio precioso de su indispensable función de identidad y cohesión social, política y cultural, que constituye también un mensaje universal de armonía y belleza.

Os dejo la lista del Spotify con el disco señalado. Una delicia para los oídos y una música bellísima interpretada magistralmente. De nuevo un 10 para Jordi Savall.

Originally published at http://ixiltasuna.com on January 3, 2017.

--

--