Las Dimensiones de la Cultura.

La visión antropológica frente a la enseñanza capitalista.

Alejandro Guerrero.
Esencia a Ciencia

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La cultura refiere a la completa forma de vida de una población, no solamente de manera jerárquica a aquellos aspectos que, según su condición, la generalidad considera más deseables o en un nivel superior, sino a la totalidad del conjunto de pautas de pensamiento y de conducta que se aprenden y se comparten en el seno de una sociedad.

Para comprender aquello que representa la erudición cultural, existen una serie de características que definen aquello que la cultura debe representar, mismas que la concluyen como un conjunto de rasgos característicos de una sociedad que fungen como ideales y/o actitudes “comunes” para la misma, sin embargo y erróneamente la población tiende a considerar la cultura como un acto social que surge a partir de asistir en prácticas artísticas como el teatro, la música y la literatura, aspectos que, para las ciencias sociales, forman elementos que enriquecen la identidad cultural del sujeto en la urbe, pero que a su vez no forman la base fundamental de la misma por el hecho de considerarse “cultura”, es decir, que el acto manifiesta una actividad cultural pero esta no estructura la base de la cultura de una población determinada.

Para comprender esto, es necesario recurrir al concepto del estatus social.
El estatus social, a nivel cultural, refiere a la posición que toma el individuo en la sociedad y difiere en dos categorias según sea adscrito o adquirido.

El estatus adscrito representa una posición involuntaria del individuo en la sociedad, bien por nacimiento o porque le es atribuida o impuesta, de la cual no puede deshacerse bajo ninguna norma natural o social por la particularidad de la misma y las limitantes que le presenta, por ejemplo: La edad cronológica; la cual, aunque pareciera que puede alterarse superficialmente, en esencia no puede ser cambiada a favor del individuo de ninguna forma posible.

Por otra parte, el estatus adquirido refleja la posición social que adquiere el sujeto mediante su propio esfuerzo y acción durante su pasaje por el mundo, es decir que, es un título que el sujeto puede adquirir, manipular y hacer desaparecer según dicten sus necesidades y posibilidades de actuar, por ejemplo: Las actividades artísticas, como la pintura o la música que, a su vez, fijan el estatus de artista, pintor o músico; por el que, el sujeto actúa y manipula su situación con el fin de utilizar el polimorfismo en favor de aquello que lo impulse a desenvolver sus acciones.

De esta forma, comprendemos que la cultura se crea y se modifica a nivel social, en favor de las posibilidades que brindan los diferentes estatus adscritos o que obtienen los sujetos que son miembros de una población cualquiera.

Sin embargo, ¿en que interviene el modelo de la educación capitalista en la fragmentación y descalificación cultural? precisamente en la alteración del estatus y la desvalorización cultural.

Primeramente hay que comprender que, las características del estatus adquirido pueden ser fácilmente modificadas, debido a esto es que las personalidades se encuentran constantemente en formación y cambio, sin embargo, esta facilidad que otorga el estatus a ser modificado, posibilita la manipulación externa de las características que fundamentan los estatus ajenos, de forma que, aquellos que tengan el suficiente poder social puedan llegar a manipular o imponer aspectos culturales que, a su vez, lleguen a modificar el estatus del sujeto o, inclusive, los de una sociedad, por ejemplo: La “moda” de cultura ajena que ha traído la globalización, misma que obliga al sujeto a entrar en distintos aspectos sociales, aunque estos no se apeguen a sus necesidades, o relegarse en la minoria de la población.

Por otro lado, surge un segundo aspecto que puede representar el punto más importante en el tema: “la desvalorización cultural”.

Esta desvalorización surge a través de la lucha social entre individuos que defienden y recrean distintos aspectos culturales que, en muchas ocasiones, pertenecen a culturas ajenas alejadas de la misma sociedad que las promueve, de forma que la sociedad misma discrimina arbitrariamente aspectos de la cultura con los que no comulgan, jerarquizando la cultura y, con ello, a la sociedad.

Tomando en cuenta este último punto, nace una lucha de clases, a nivel cultural, absolutamente innecesaria, conformada por la necesidad de sobresalir en un campo que no otorga las posibilidades para ello, extrapolándolo a la sociedad y la estratificación, en donde aquellos poseedores de los altos rangos sean quienes adquieran, por ende, las características culturales “altas”, que son así únicamente por no encontrarse dentro de las posibilidades económicas o sociales de toda la población.

Sin embargo, hay que comprenderse que la antropología cultural, ciencia social encargada del estudio de los aspectos de los estatus y las culturas del mundo, no distingue una clasificación en la cultura, mucho menos una que se delimite a las clases sociales, pues para esta cada aspecto de la cultura conforma una parte de la multiculturalidad general y no existe una jerarquización que las divida, así como no deberían existir diferencias entre las posibilidades de los individuos para acceder a ellas.

La cultura no distingue clases sociales | @Al_MGuerrero

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Alejandro Guerrero.
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