Bajo la nube
Reto 4: nubes de tormenta.
Es más que probable que alguna vez te hayas sentido bajo un nubarrón oscuro y tormentoso. Que frunce tu ceño y te mantiene malhumorado mientras permanece encima de tí. Un estado en el que sientes frío y desconsuelo y el hecho de ver a otros bailando bajo el Sol no hace sino que sientas aún más resquemor hacia todo lo que te rodea.
Esa nube está en continuo estruendo de truenos. No te permite escuchar el canto de los pájaros o la carcajada contagiosa de alguien cerca. Sus formas luminosas, debido a los rayos incesantes, no hacen brillar absolutamente nada en ti sino que te oscurecen el gesto y casi el alma, diría yo.
Todo un fastidio, vaya. Algo que nos ha pasado a todos en algunos momentos de nuestras vidas.
Pues bien, creo que hay personas que se encuentran atrapadas en esta situación de forma constante. Es cierto que pueden experimentar, de vez en cuando, que esa nube odiosa parece que deja entrever un pequeño pedazo de cielo azul intenso, capaz de dibujar una sonrisa en sus labios pero… ¡zas! de pronto se nubla todo de nuevo bajo su cabeza, y otra vez vuelven la amargura y la desazón.
Y así van, caminando por la vida con su nube, intentando de manera totalmente innata, nublar a otras personas con ese mal humor, con esas ganas de fastidiar el Sol y la luz de aquellos que se cruzan en su camino.
Pensándolo más detenidamente, creo que hay algunas de estas personas que en el fondo no están atrapados sino que eligen estar ahí abajo. Y eso es lo que más me apena.
Hoy, sin ir más lejos, en mi trabajo, me crucé con una persona atrapada bajo un nubarrón que le acompaña allí donde va. Es un nubarrón oscuro y grande donde los haya, de muy mal rollo y mucha mala baba.
Sin esperarlo, cayeron sobre mí sus rayos dejándome el orgullo y la seguridad en mi misma electrificados, me dejó empapada de odio y malicia, e incluso aún alejándome de la tormenta, seguía notando sus efectos ya que una pequeña nube gris rondaba mi cocorota amenazando con condenarme a la amargura.
Ahí anduve con ella un cierto tiempo, sabiendo que no era mía pero a la vez no se separaba de mi. He de decir que me ayudó a sacar cierta rabia y cierto desahogo pero llegó un momento en el que decidí salir de debajo de ella ya que me estaba atrapando en un bucle huracanado de malestar.
Entonces la observé y pude descubrir que aquella nube tenía un arco iris, y comencé a soplarla suavemente, con los ojos cerrados como dándole las gracias y diciéndole adiós y al abrirlos se estaba deshaciendo. Terminé de borrarla con mis manos (escribiendo estas líneas) y al fin, desapareció para dejar paso de nuevo a mi Sol.
Lejos de tener resquemor con esta persona, lo que me gustaría sería darle mi mano, sacarla de debajo de su nube y enseñarle cómo deshacerla. Creo que todos merecemos permanecer un tiempo bajo esta nube para saber qué nos atormenta pero ojo, si nos descuidamos podemos quedar atrapados, o peor aún, cogerle gusto a eso de estar amargados y amargar así a otros.
Así que igualmente, todos merecemos que una mano amorosa nos saque de ahí para verlo todo desde otra perspectiva y poder observar el arco iris y soplar y soplar y soplar 🌬️🌬️🌬️ y volver a ver de nuevo el Sol.
— Mira Nora, hoy está súper nublado.
— Tranquila mamá, luego saldrá el Sol y solucionará todo esto.
(Conversación con mi hija Nora una mañana de hace ya unos cuantos años).
