Cat Coward
Español en ruta
Published in
3 min readJun 23, 2024

--

No Digas “Viento”

Reto 4: Viento

El Gran Cañón, en el estado de Arizona de los Estados Unidos, es una maravilla del mundo. La gente antigua vivió allí por miles de años, mudándose por el corredor del rió, cultivando alimentos y cazando animales que venían al rio para beber. Antes de cualquier civilización, el rio había cortado las rocas hasta que el cañón se volvió profundo y curvo. Hoy, el rio se mueve como una serpiente por más de 450 kilómetros, por acantilados rojos, amarillos, y marrones. Tiene más de 1800 metros de profundidad en su lugar más profundo. Los espíritus de las gentes antiguas se quedan en los artefactos que puedes encontrar, en las formaciones de las piedras a lo largo de las paredes del cañón, en el aire, y en el agua.

El clima en el cañón cambia frecuentemente. Puede hacer mucho calor en verano, o mucho frio en invierno. Puede llover cualquier día. Pero, el viento puede venir en cualquier momento. Para los barqueros, el viento es el elemento que mas temen. El viento puede hacer que las balsas detengan, incluso río arriba contra la corriente. Los barqueros no dicen el nombre para el viento porque es mala suerte. Dicen solo, en inglés, “the W Word.”

Seis millones años después de que el cañón fue creado, nuestro grupito de 14 personas viajó por el cañón con 5 balsas y 2 kayaks. El clima fue fantástico; el sol en el día, cielos despejados en la noche. Dormimos debajo de las estrellas sin tiendas, en bolsas de dormir calientes hasta que el sol regresó al cielo. La quinta noche empezó como las otras. Después de cenar, nos acostamos en lonas en la playa, las estrellas brillando. En medio de la noche, un viento tremendo vino. No teníamos tiendas para protegernos. Estaba oscura y no podíamos ver que nuestro equipo de campamento estaba soplando por la playa, pero lo sabíamos. No podíamos levantarnos para buscar nuestra equipo tampoco para montar las tiendas, porque el viento era demasiado fuerte, como si fuera un tren chirriando por el campamento. Solo podíamos quedarnos acostados en las bolsas con ojos cerrados mientras que el viento soplaba arena en nuestras orejas, pelos, bocas, ojos, pestañas, narices, ropas, zapatos, y otros equipos. Solo podíamos esperar que por la mañana encontráramos nuestras cosas que necesitábamos por los 19 mas días en el cañón.

Por la mañana, el viento no paró, pero podíamos despertarnos y mirar alrededor. La cocina había derribada pero estaba todavía allí. Se perdieron unas paginas de instrucciones de concina pero nada mas importante. Movimos la cocina detrás de una roca. Por el día, caminamos y esperamos en un cañón lateral donde no había viento. Leímos de la gente antigua y hablamos de sueños. La noche siguiente fue mejor. El viento amainó. Por la próxima mañana hacía sol, agua clara, y aire fresca. Nuestro grupo estuvo feliz y estaba listo para más aventuras. Durante los próximas días nadie dijo la palabra “viento”!

--

--