Ovejas

Mermermer
Español en ruta
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4 min readJul 11, 2024

Reto 5: Insomnio

No puedo dormir. El insomnio me es un tema bastante desconocido, pero hoy no hay manera de dormirme. La desesperación se ha apoderado de mi mente y así es aún más difícil conciliar el sueño. Me estoy poniendo nerviosa, los nervios me producen adrenalina y la adrenalina me hace girar y girar en la cama. Resoplo y la vorágine de pensamientos se vuelve un huracán imparable.

Tengo que relajarme. Necesito algún método infalible para dormir. Miro en Google.

1. Acuéstate siempre a la misma hora — Bueno, un poco Tarde para eso- pienso.

2. Relaja tu cuerpo y tu mente — Gracias, eso intento hacer, solo esperaba que me indicaras cómo.

3. Apaga el móvil una hora antes de acostarte — Súper, pues acabo de encenderlo.

4. Cena temprano — ¡Pero vaya mierda de consejos! ¡yo quiero dormirme ya, no hacer ejercicios para dormir pasado mañana!

Tanta modernez no sirve para nada. Creo que los consejos que mejor deben de funcionar serán los mas antiguos, si no, no habrían llegado hasta nuestros días. Y se me ocurren… a ver, a ver… Pues solo se me ocurre tomar un vaso de leche caliente y contar ovejas. Seguro que los antiguos romanos ya lo hacían, ¡que porras!, me puedo imaginar a Julio Cesar diciéndole a Cleopatra, “chati” prepárame un vaso de leche de burra que voy a contar ovejitas mirando al Nilo.

De modo que me levanto convencidísima, me preparo un vasito de leche caliente, me lo tomo a sorbitos en la oscuridad (por si acaso eso afectara al nulo sueño que tengo) y me vuelvo a meter en la cama dispuesta a contar ovejas.

Contar ovejas. Ummmm. No he mirado cual es la disposición mas efectiva, ni los detalles, de donde, como, ni cuantas. pero no pienso encender el móvil otra vez para mirar eso. Me lo inventaré.

Veamos: no quiero pocas ovejas, pues podría correr el riesgo de contarlas demasiado rápido. Ni muchas, no sea que me desespere. Voy a poner un numero indeterminado entre 30 y 50, en un pradito verde. Pero no las voy a contar así, estan demasiado juntas y me voy a liar mezclando las contadas con las que están por contar. Creo que mejor las pongo a todas a la derecha y que pasen a la izquierda de una en una, por ejemplo, saltando una pequeña valla que pondré en el centro.

Perfecto, empecemos.

Una oveja se acerca a la valla y grácilmente la salta: UNA.

Tras ella otra oveja se acerca a la valla y la salta: DOS.

Lentamente las ovejas van pasando una a una y saltando la valla, TRES… CUATRO…CINCO…

Observo que algunas de ellas comienzan a hacer una fila, como para no perder el tiempo, y empiezan a saltar la valla mas seguidamente que al principio. SEIS, SIETE, OCHE, NUEVE

De repente la DIEZ se tropieza al saltar y cae rodando al otro lado ¡Cuidado oveja! DIEZ. Me preocupa la frivolidad de haber contado una oveja caída, en lugar de ver si se ha hecho daño, pero entonces mi preocupación pasa a un segundo plano cuando dos ovejas saltan a la vez antes de que la numero DIEZ se haya puesto en pie. Una de ellas cae encima de la que ya estaba en el suelo y la otra se queda suspendida encima de la valla. ¿Pero cómo has hecho eso? Otra oveja salta a su lado. ONCE, DOCE, ¿TRECE?, no sé si debería contar a la de encima de la valla. Técnicamente no ha pasado al otro lado.

Ahora las ovejas no pueden saltar por el centro debido a la que se ha quedado encima de la valla haciendo equilibrismos y saltan por ambos lados y empiezan a hacer una montonera al otro lado. Les digo que se levanten, pero me doy cuenta, de que, si focalizo en un sitio concreto, las demás partes de la composición se descontrolan un poco. Es entonces cuando todo empeora. Una de las ovejas salta de izquierda a derecha, ¡Nooooo! ¡que vas al revés! Varias la siguen, pero chocan con las que estaban saltando de derecha a izquierda. ¡Pumba! ovejas caídas por todos lados… He perdido la cuenta y no sé si debo descontar las ovejas que saltan hacia donde no deben. Las ovejas hacen montones, ruedan en todas direcciones y al enfocar mi atención a la izquierda veo que varias se estan pasando al otro lado bordeando la valla.

Cuantas van ¿QUINCE?, ¿VEINTE?, ¿SIETE? Vaya lio, el problema es que ahora estan muy díscolas y solo puedo dominar su comportamiento si enfoco mi atención en un sitio concreto y las calmo, pero entonces las del otro lado se me descontrolan, saltan, se escapan. La verdadera contrariedad es que cada vez se mueven más deprisa. Creo que hay algunas que estan flotando. ¿Por qué hacéis eso? ¡Estaos quietas! Ahora hay ovejas planeando con sus cuatro patas extendidas por todas partes, sonríen como si quisieran desafiarme, y solo se quedan pastando si me enfoco en un grupo específico, pero enseguida veo con el rabillo del ojo como otras hacen túneles y pasan bajo el cercado.

Esto es un desastre, no sé cuantas van, pero ya no me importa. Ahora hay algunas riendo a carcajadas y otras bailan.

Se me ha ido de las manos, están haciendo pilas de ovejas y hay cientos, o cientos de miles, aparecen y desaparecen, se burlan de mí, pasan por detrás de mi punto de vista y me sacan la lengua. Han tomado la valla como un objetivo, la arrancan y se la llevan.

Pipipipipipi

Son las 7 de la mañana. Creo que me quedé dormido en algún momento de la escaramuza con las ovejas. Me siento como si hubiera vivido una batalla campal con ellas. Creo que el método funciona, pero no estoy segura de que me haya dejado buen sabor de boca. Malditas ovejas, la próxima vez que no pueda dormir puede que cuente demonios de Tasmania que parecen mucho más pacíficos.

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