Cómo Hackear Guita.

Un camino para emanciparse del dominio de estados, corporaciones y bancos, sin pedir permiso.

Santiago Siri
Argentina Potencia

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Se sabe: Argentina etimológicamente significa “país de la plata”. Lo realmente difícil de evadir pareciera ser nuestra insoportable adicción al dólar. Un karma tal como cantaba Charly en clave afiebrada:

Soundtrack para el artículo.

Así vemos una vez más el derrumbe de nuestra moneda como otra más de esas profecías autocumplidas que ahora algunos enmarcan en la Argentina Pendular que va de un extremo al otro:

Tanto el peso como el dólar son lo que se conoce como monedas fiat: sin valor intrínseco y dependientes de la confianza asignada a la entidad que las emite. Alcanza con revisar la autoridad que firma estos contratos en forma de billete para imaginar algunas de las razones que el mercado considera para determinar su valor:

El Peso Argentino lleva la firma de Amado Boudou. Vicepresidente de la Nación y Presidente de la Honorable Cámara de Senadores.

La estrategia del gobierno para reestablecer esta perdida de confianza (que es lo que en definitiva significa la depreciación de su moneda) es mantener una guerra ideológica: la devaluación no la hizo el Ministro de Economía, sino el presidente de Shell primero y el de la Sociedad Rural Argentina después. Busca trasladar la desconfianza a otros, confrontando a la misma sociedad que se pretende gobernar:

Son “Ellos”, no somos “Nosotros”.

Cabe preguntarse cuán hábil puede llegar a resultar la estrategia de amedrentamiento cuando la perdida de reservas pareciera no detenerse. En un contexto donde los apoyos deberían ser urgentes, pretender lograrlos a la fuerza pareciera reflejar más la desesperación que una postura capaz de persuadir a los actores en cuestión:

Desde que asumió el nuevo ministro de economía se perdieron más de USD 2000 millones según reporta BCRA.

Semanas atrás, varios empresarios fueron citados a Casa Rosada por el Jefe de Gabinete. Lo que se desprendió de aquella reunión fue que cada intervención de Capitanich contaba con la sistemática interrupción del Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, para explicar el modelo y su causa ideológica. La realidad de los números no era tan relevante como la épica lucha entre ellos y nosotros.

¿Entonces cuál es la ideología por la que estamos
pagando entre todos su costo?

Barcelona

O quizás un testimonio menos risueño sobre las preferencias del gobierno:

https://twitter.com/CFKArgentina/statuses/427865564803903488

Tasas Chinas: Comunismo sin Ideología.

Tal vez sea interesante rescatar algunas ideas expresadas por el gran reformador chino Deng Xiaopeng que en 1978 generó la transformación económica que hizo de la expresión tasas chinas sinónimo de “9% anual durante tres décadas consecutivas” transformando a su país en el gobierno comunista más poderoso del mundo.

Si bien el comunismo se trata de una ideología rígida, el gobierno de China (luego de la muerte del personalista y megalómano Mao) optó con las políticas de Deng emprender el camino de dejar de ser gobernada por los vicios de sus propios dogmas para adaptarse a la realidad de un mundo cada vez más interdependiente y desatar fuerzas de desarrollo propias del capitalismo. La filosofía de Deng para generar la transición se podía sintetizar con la siguiente expresión:

Hay que crecer hacía afuera del sistema.

Esto respondía a algo muy sencillo: todo aquello que China era capaz de producir bajo una economía planificada, iba seguir bajo las reglas tradicionales. Pero todo lo que estuviera por fuera de las posibilidades productivas Chinas, iba a abrirse a nuevas reglas de juego que incorporasen la dinámica del mercado, la propiedad privada y la libre empresa. De esta manera China podría crecer paulatina pero certeramente mas allá de sus limitaciones dogmáticas.

Deng con el presidente norteamericano Jimmy Carter. Aislarse del mundo o ser parte de él. Esa es la cuestión.

¿Es el Dólar una Alternativa?

Detrás de nuestro peso, se esconde la propia realidad del dólar como vehículo financiero. Y el dólar en sí mismo dista de ser una panacea: también sufre de sistemática inflación. Si bien rara vez excedió el 5% anual, lo cierto es que la reserva de valor de nuestra economía carece de un instrumento que brinde garantías reales de largo plazo. Entre 195o hasta 1970 el dólar tuvo una inflación acumulada del 61%. Pero desde 1971 cuando abandonó el patrón oro hasta el día de hoy, su inflación acumulada es de 475%.

Igual que el peso argentino, esta prohibida la circulación y emisión de dólares que superen la denominación de 100 para dificultar su movimiento de una frontera a otra y de esta manera generarle más fricción a los narcodólares y al dinero en negro. Pero lo cierto es que un 65% de los billetes de 100 ya circulan fuera de los Estados Unidos, exportando los efectos domésticos de la inflación norteamericana a otros puertos:

Estudio de la Reserva Federal sobre dolares circulantes en el exterior: http://www.federalreserve.gov/pubs/ifdp/2012/1058/ifdp1058.pdf

Muchos economistas recurren a la fábula del sapo para ilustrar el peligro de una inflación lenta y prolongada: si uno lanza un sapo a una olla hirviendo, este saltará hacía afuera inmediatamente; pero si lo lanza a una olla templada y sube la temperatura del agua gradualmente, el sapo nunca llegará a reaccionar a tiempo y el sapo será sopa.

La Verdadera Alternativa.

Hay una buena noticia. Cuando Forbes publica en Enero cual fue la mejor inversión de 2013, esta no fue ni una acción, ni un bono, ni un pedazo de tierra: fueron las criptomonedas, y ni Axel, ni CFK, ni la Fed pueden interferir con sus políticas frente a esta clase de activo financiero. Es importante resaltar que si bien el bitcoin esta en el primer puesto, en el segundo también figura otra criptomoneda: el litecoin. El destino del bitcoin podrá ser complejo de analizar, pero las criptomonedas llegaron para quedarse. Se trata de una ola de gran impacto como lo fue la computación personal, el e-mail, la web y las redes sociales.

Es cierto: la colosal valorización del bitcoin en 4 años con una tasa de interés que promedia el 2139% anual, despierta todos los incentivos para atraer especuladores que contribuyan a una burbuja financiera. Como inversión, es una de alto riesgo. En 2011 cuando compré por primera vez apenas puse el 2% de mis ahorros. Lo cierto es que las criptomonedas son un vehículo financiero tan desconocido como lo era el papel moneda 2 siglos atrás.

Pero lo que el bitcoin propone no es guita, es la “internet” de la guita. Es un protocolo de transferencia de valor del punto A al punto B, sin reconocer fronteras nacionales. Es un sistema de pago que puede usarse en cualquier lugar de la red o del mundo físico sin tener que pedirle permiso a nadie: ni a Visa, ni a Mastercard, ni a Google, ni Apple, ni a tu gobierno, ni al gobierno que domina a tu gobierno. Y esa guita se mueve con precisión matemática sin comisiones ni distorsiones impositivas en el medio.

Si ves a un economista hablar sobre bitcoin: cuidado, es como escuchar a un periodista de espectáculos hablar de política. La innovación del bitcoin no es ser la “primer moneda virtual” que logra algo de trascendencia, sino que es haber logrado resolver un histórico problema de la criptografía cuyas implicancias estamos empezando a descubrir: poder evitar a un tercero el rol de arbitrar una transacción económica entre pares es apenas la primera de ellas.

El bitcoin es además una tecnología libre y de código abierto que se encuentra en permanente desarrollo. Su próxima versión va a incorporar la posibilidad de usar múltiples firmantes en una transacción, permitiendo la estructuración de sociedades económicas en la red de todo tipo.

Es legal, o en todo caso: su ley no se escribe en tinta y papel sino que se programa digitalmente. Y si algún loco con una computadora cuántica lo vulnera, tranqui: también se estaría vulnerando a la seguridad de todo el sistema bancario internacional que usa exactamente la misma criptografía de 256 bits.

Si algo le debemos a este gobierno, es haber generado todos los incentivos para hacer de este país uno de los más fértiles para innovar con criptomonedas. Y así como la película del 2001 nos pegó acá, la del 2008 le pegó al resto. Crezcamos fuera del sistema, sí. Pero del sistema concentrado de poder de estados, corporaciones y bancos. “Ahorrando en dólares, preservas un sistema roto. Ahorrando en bitcoin, ayudas a construír el futuro.”

Es tu guita. De nadie más.

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