Ayer perdí 500 pesos
Me di cuenta horas después. No está cool perder dinero. Al inicio me enojé un poco, luego traté de no darle importancia. Más tarde tuve un conflicto interno por no darle importancia, como si una parte de mi pensara que soy irresponsable. ¿Pero qué se supone que debo de hacer? ¿Sentarme a llorar?
Por la noche, mientras fumaba con un amigo, le conté la trágica historia de mis 500 pesos extraviados. Después de pensar un rato me dijo: «no está cool perder dinero, pero está cool encontrarlo».
Así es mi amigo, siempre tratando de ver el lado positivo de la vida. Y tiene razón, quiero pensar que contribuí, quizá indirectamente, a balancear el karma de un buen ciudadano.
Digamos que Felipe se levantó temprano el día de ayer y salió de su casa con la firme intención de no regresar hasta que encontrara trabajo. Después de caminar horas y horas, de entregar solicitudes de trabajo y demás, vio que el sol se estaba ocultando y pensó que la vida era muy jodida con él, pensó que ya estaba hasta el carajo de la mala suerte.
Luego Felipe, resignado, se dirigió a la parada del camión para regresar derrotado a casa, cuando vio en el piso los 500 pesos que unos minutos antes encontraron el camino fuera del bolsillo derecho de mi pantalón azul de vestir.
Chin chin, el día de Felipe ya no estuvo tan jodido después de todo.
O quizá se lo encontraron unos morros post-adolescentes y armaron la borrachera del año. No sé.
Fuckin’ dinero.
Este es el post número 63/100 de mi proyecto de creatividad. Si mis palabras te inspiraron o te fueron útiles, dale clic al corazón de abajo para que más gente pueda ver este post.
