B-more
Lo más difícil cuando se está en una posición de desventaja y se quiere salir de ella es mantener la cabeza fría. Es difícil por varios motivos. Es difícil porque a veces, simplemente, nos llenamos de ira y queremos romper con todo, hacerlo todo pedazos. Ver el mundo arder. Y también es difícil por la propia naturaleza de la ira. Funcionando como un fuego interno, no todos tenemos un pequeño bombero dentro de nosotros para controlar dicho fuego y usarlo en nuestro beneficio.
La ira es una de las emociones básicas del ser humano y, debido a estas dificultades para controlarla, es interpretada a menudo como una emoción negativa. Pero no lo es. Su naturaleza responde al impulso de Hull, una fuerza motivacional que empuja al individuo a realizar acciones que, carente de esta ira, no podría realizar.
Estos días en Baltimore se ve un claro ejemplo del peligro de la ira incontrolada. Y no, el peligro no es que se quemen contenedores, se rompan aceras, cristaleras, cajeras automáticos y demás mobiliario urbano. Todas esas cosas son fácilmente reemplazables. El peligro reside en que la enorme mayoría de las personas que actualmente están saltando a la calle son jóvenes enfadados, frustrados, hartos de ver como en la sociedad en la que viven les dice no, les castiga, les oprime y jamás ofrece un cambio merecido, una igualdad lógica a ojos racionales.
El problema es que con estos actos, puntuales, pese a lo que venden en la prensa, no consiguen nada más que librarse de su ira de una manera ineficiente. Están desperdiciando su fuerza, pero no lo hacen por el modo, lo hacen por la nula organización. Quemar cuatro contenedores, romper dos cristaleras, partir dos bancos… No consigue nada más que calmar, momentáneamente, al sujeto. Estoy y siempre estaré a favor de las revoluciones violentas, por dos principales motivos. El primero, la historia, en la que vemos vez tras vez, todas las revoluciones exitosas están cargadas de violencia.
El segundo punto se refiere a que pedir por favor que dejen de someterte, no suele funcionar bien. Por supuesto que no funciona bien, está en la naturaleza del opresor no conceder libertad si el oprimido la pide. Como decía Malcolm X:
“Nobody can give you freedom. Nobody can give you equality or justice or anything. If you’re a man, you take it.”
Pero cuando no hay unidad en el pueblo, el pueblo se viene abajo, el pueblo no es nada. Por eso interesa mantenerlo divido, criminalizar a los 30 o 40 que saltan violentamente porque están hartos y condenar su conducta. Y para colmo, lo usan como razón para no conceder lo que se pide, creando así odio en la gente que “protestó” pacíficamente, pues se tragan el bulo de que los altercados tienen la razón de sus males. Contra esto es difícil luchar. Muy difícil. Por eso, a lo largo de la historia, las figuras de los líderes han sido tan importantes. El pueblo necesita cabecillas que les guíen, que les representen, porque si no, acaban con “protestas” multitudinarias pasivas en las que no se hace ruido a partir de las 10 de la noche, para no molestar a los vecinos. Lo cual no vale para nada. Para absolutamente nada. Buscas hacer ruido, da igual la hora, da igual el lugar, da igual en la puerta de quién estés, si es una persona decente, no sólo no le molestará el ruido, sino que se unirá a la protesta, independientemente de que le afecte de manera directa.
El problema es que muchos esconden la cabeza y pasan la mano cuando no son ellos a los que les mean encima. A todas esas personas, me encanta recomendarles este extracto de Niemöller:
“En Alemania, primero vinieron por los comunistas, y no los defendí porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no los defendí porque yo no era judío. Más tarde vinieron por los sindicalistas y no los defendí porque yo no era un sindicalista. Después vinieron por los católicos, tampoco los defendí porque yo no era católico. Por último vinieron por mí, y para ese entonces nadie quedaba para defenderme.”
He perdido la cuenta de las veces que alguien me ha preguntado que a mi qué más me dan los problemas de los negros, si yo no soy negro. Sinceramente, aún no sé qué coño contestar cuando alguien me hace esa pregunta, no acabo de comprender como alguien puede ser tan sumamente egoísta. Me da igual que sea blanco, rosa o azul. El problema es mío también. Si no eres parte de la solución, eres parte del problema.
En definitiva, hace falta unión, y la unión se consigue de una manera más sencilla gracias a líderes. El problema es encontrar líderes, claro está, especialmente en una sociedad tan interesada como la actual donde incluso el más pulcro se llena las manos de mierda cuando consiguen dejarle entrar al vertedero. Mientras tanto, seguirá pasando lo mismo y el avance será casi nulo, por no decir nulo completamente, o incluso negativo, como se ve en actitudes relativamente comunes. Hablo de gente “cansada” de oir hablar de racismo, de machismo y demás problemas actuales. Quizá si no existiesen tales problemas estás pobres personas no tendrían que soportar la durísima pena de tener que oír hablar de los problemas en sí. Quizá les molesta tanto escuchar hablar de esos problemas porque son de los que se benefician de su existencia, quién sabe.
Antes de terminar, quería añadir una breve aclaración sobre la famosa foto de la madre de Baltimore llevándose a su hijo. No, prensa de los cojones, no estaba haciéndolo para evitar que su hijo fuese un “thug”, lo estaba haciendo porque no le apetece que su hijo aparezca con una bala en la cabeza, hijos de puta. Pero vuestra línea editorial quedaba mucho más bonita y agradable para los asentados culos beneficiados si la pobrecita madre sólo quería que hijo fuese “buena persona”, ¿verdad? Y mucha gente os compra la historia, este mundo es increíblemente inútil a menudo.
Cuando tengo este discurso con alguien (no muy a menudo, ciertamente no suelo encontrar demasiada gente que tenga interés en ello) suelen escandalizarse por mi postura tan “violenta”. A lo cual, una vez más, respondo citando a Malcolm. Qué bien vendrías ahora, Malcolm.
“ I am for violence if non-violence means we continue postponing a solution to the American black man’s problem just to avoid violence.”