Quiero irme a conocer el mundo. Quiero conocer cada lugar, cada rincón, ver cada paisaje, enamorarme de cada país. Quiero conocer cada aeropuerto, cada calle y cada hotel. Mi espíritu aventurero explota, muero de ganas por salir a conocer lo que nunca pisé, cada día de mi vida me imagino paseando por las calles de México, por las avenidas de NY, por las aguas de Venecia o por los caminos empedrados de Perú. Tomando un café en Buenos Aires, visitando los museos más importantes, conociendo a la gente de España, viviendo como un francés. Vivir el amor en París, hablar portugués en Praia das Bombinhas. Me enamoré del mundo sin conocer ni la mitad, me emociono con lugares que jamás visité y en donde anhelo estar. Es más, siento que mi casa son los diferentes países y que no tengo por qué tener un lugar fijo que me pertenezca, en el cual me sienta segura. Quiero conocer las costumbres de cada pueblo, hablar con la gente, aprender sus idiomas. Es inevitable sentirme emocionada al escribir este artículo. Cada vez que menciono lo mucho que amo viajar se me empañan los ojos y me siento feliz, emocionada, ansiosa. Le tengo tanto amor y tanta pasión a esto que estoy segura que sea como sea mi futuro, el viaje va a estar dentro de él. No pienso vivir mi vida sin viajar, sé lo mucho que me apasiona y no pienso abandonar una pasión así, que la siento brotar bien desde el fondo de mí, la llevo conmigo, es parte de lo que soy. La primera vez que viajé sola fue este año y fue una de las mejores experiencias que pude vivir, y con eso reafirmé lo mucho que quiero viajar el resto de mi vida. Siento que no alcanzan las palabras para mostrar cómo me siento, no existen expresiones que den a entender lo mucho que me encanta, no encuentro cómo hacérselo entender al resto. Por favor mundo, abrazame, dame países que visitar y gente que conocer, mostrame cultura, enseñame a vivir como una buena viajera. Estoy demasiado ansiosa por mi futuro.
