Mi amor está en oferta

María Ripoll Cera
Medium en español
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4 min readNov 9, 2014

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Decidí acercarme a una red de búsqueda de pareja de las de reciente aparición, que tienen un modelo freemium: conocer personas y contactar es gratuito, la comodidad y la eficacia se pagan. Y fue como entrar en una discoteca.

Por María Ripoll Cera

Lo primero que descubres es a los que quieren entrar con bambas. Muchos de los hombres que ponen imágenes oscuras de sí mismos, borrosas, de sonrisa forzada, tumbados en el sofá de su casa… ¿piensan que son tan interesantes que no les hace falta presentarse atractivos? O quizás van a la caza de un polvo rápido y desesperado que no les dé mucho trabajo.

Entonces, empiezan a llegar a tu buzón electrónico hombres de todo tipo. Muchos jóvenes que buscan sexo. Viudos o separados con cierta edad y clásica apariencia –e imagino que casados en busca de aventuras-, emigrantes ansiosos por conectar con mujeres nativas de la ciudad que habitan, extranjeros que sueñan con mujeres de otro país…

Por lo que sea, uno en concreto te interesa. Tiene algo… no sé, su sonrisa, que mira directo, y lees su presentación de sí mismo para conocerlo mejor. Es como cruzarse con él en el estrecho pasillo del lavabo, su comportamiento ya te da una idea de cómo es. Los más responden con frases ingeniosas a las preguntas estándar de la plataforma, ¡y hay algunas realmente buenas! Es la mejor forma de ocultarse a los demás o a sí mismos (¿saben realmente muchos de los hombres que están allí qué quieren realmente?) pero demuestran una buena cabeza y ganas de jugar.

Hay otros muy serios. Explican claramente que lo que les motiva en la vida es su hijo, su religión, pasar la tarde del viernes viendo la televisión…, quizás no parezcan grandes partidos, pero son sinceros y al final, la vida, está hecha precisamente de estas cosas básicas.

Aprendiendo a contactar

Y contactas con ese chico que te llamó la atención. Haces referencia a algo en su presentación que os une, o le invitas directamente a una cerveza… y no te contesta jamás. ¿Con qué ojos habrá leído mi mensaje? O no soy su tipo, simplemente.

Y pasados los días otro chico aparece en el mail diario que… y te fijas en que tiene algo en común con el anterior, y descubres qué te atrae de un hombre. En mi caso, una apariencia reposada, una sonrisa hacia sí mismo, hacia algo que siente en su interior más que provocado por un hecho externo. Soy una persona introvertida y acabo de saber que me llaman los hombres que parecen tener mundos secretos.

Y este segundo chico resulta ser de fuera y estar atado a mi ciudad por un hijo. Trabaja mucho y no conoce a mucha gente, así que buscar rollos o amigas aquí con las que quedar parece un buen plan. Uno de estos días me veré con él y quizás te cuente a dónde lleva este encuentro… Lo que seguro te revelaré en el siguiente capítulo es lo que sí pasó con otro hombre, y fue una gran lección de vida.

Cómo mensajear a una mujer

Y entonces tocó el turno a los alucinantes mensajes que empecé a recibir. Algunos fueron un “hola” tímido, de extranjeros que no saben bien el español, de hombres que prueban con varias al día, ¿deben de tener algún éxito? También te llegaba alguno tipo “I just went through your profile and I think we have things in common”, hilarante teniendo en cuenta que yo aún no había completado mi profile. O incluso, “Wow, such an incredible profile you have here. I saw your profile and it caused and unusual impact. It warmed my heart”. Este tipo sabe un rato, eh.

Y el que provocó el título de esta historia: “Mi amor está en oferta”. Un sincero y directo mensaje de un hombre viudo de 60 años que piensa en jubilarse y volver a su Alemania nativa, y busca una mujer que quiera vivir esa nueva etapa con él. Pura confluencia de intereses, lo que en negocios se llama win, win. ¿Es aplicable a los asuntos del corazón?

Yo aprendí algo al respecto con el hombre que se enamoró de mi sonrisa… sígueme y descúbrelo en el próximo capítulo.

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