¿Y si…?
Tampoco era para tanto, diría. Quizá esperaba algo… ¿Distinto? Lo describiría como una de aquellas salas en la trasera de los video-clubs antiguos donde se proyectaba porno y películas prohibidas en el país. Pero el morbo parecía ser otro y no acababa de entender cual.
No estaba solo, además, y sólo unos pocos parecían tan fuera de lugar. Había butacas para todos, muchas de ellas libres, otras ocupadas por tipos bien acomodados, chicas que se sentaban al borde del asiento… Y por fin empezó.
Se proyectaba algo, no sabía muy bien qué, pero a los pocos segundos me ví en la proyección. Eran momentos diversos que había vivido. Antes de morir, claro.
Ahí estaba Julie, por supuesto. Se proyecta mi vida y tenían que empezar por el momento más vergonzoso de ella. Toda la sala estalló a reír cuando me rechazó: «Sólo tenía que haber sido más directo, vaya inútil», comentaba un tipo que estaba recostado en dos de las butacas.
El caso es que siguieron pasando momentos importantes de mi vida, no sólo aquellos en los que la lié sino también situaciones de las que salí con solvencia. Y la reacción de la gente que estaba mirando también fue en concordancia. Algunos asentían, otros aplaudieron… Algunos incluso parecían sorprendidos por cómo había actuado. Por fin llegamos a aquel día que crucé el paso de cebra «porque era mi derecho como peatón» y que acabó conmigo en esta sala viendo los momentos estelares de mi vida.
Se estuvieron riendo un buen rato y por fin terminó. Y todos se giraron a mí. Y ahí me descolocó lo poco que tenía colocado para entonces. Uno de ellos me otorgó una especie de llavero con un marcador: «3278».
—Esa es tu puntuación —dijo con una media sonrisa burlona—. Todos los que estamos aquí hemos vivido exactamente la misma vida que tú, sólo que hemos tomado decisiones diferentes. A algunos nos ha ido mejor y a otros peor. Por mi parte, conseguí enamorar a Julie; si te sirve de consuelo, no fui feliz con ella y acabamos divorciándonos tras tener dos hijos. Aún así, puntué más que tú, «4129».
—Un momento… ¿Sobre cuánto se puntúa? ¿Y por qué tienes mejor puntuación? ¿Quién decide todo esto?
—No lo sabemos, el más alto es el abuelo de allí y consiguió 7388 puntos. Tampoco consiguió a Julie, como tú, pero digamos que solucionó su vida sobradamente.
Miré hacia donde señalaba y encontré a un señor de unos setenta u ochenta años, que me miraba y sonreía amablemente.
—No te preocupes, hijo, sé cómo dolió lo de Julie y después de ello influye más la suerte que la determinación, no te castigues mucho por ello.
No podía creerlo… Durante los siguientes minutos, el resto de personas de la sala se unieron a la conversación y empezaron a contar sus versiones sobre diferentes momentos de mi vida, iguales que como me habían sucedido a mí. Algunos de ellos habían hecho lo que habría gustado hacer pero no me atreví, otros corrieron cuando yo me quedé. Por fin podría resolver todas las dudas sobre mi propia vida.
Aunque, si te digo la verdad, después de saber que la mayor puntuación la tenía el abuelo que tampoco consiguió a Julie, sabía que iba a pasar el resto de la eternidad satisfecho.
Idea sacada de r/WritingPrompts en Reddit