Foto: Matias Sastre / Prensa MPLD

El 8M desde el mundo de la economía popular

Paramos contra la preacariedad de la vida

EMERGENTES
Especial 8M:  NOSOTRAS PARAMOS
8 min readMar 5, 2017

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Por Maisa Bascuas, MP La Dignidad

Una de las frases mas recurrentes en relación al próximo Paro Internacional de Mujeres, es aquella que dice que “el 8 de marzo la tierra temblará”, en alución a la contundencia con la que se ha propagado por el mundo esta inciativa que nace del movimiento de mujeres y feminista en Argentina. La frase nos remite al carnaval, a esa cuerda de tambores que llama a reabrir un nuevo ciclo de resistencia en el mundo, contra la reedición del neoliberalismo en su faceta mas conservadora. Esta frase nos devuelve a la intransigencia política de quienes planean fugas al ordenamiento del mundo tal como se ha configurado. Y también hace alusión a la irreverencia política de las mujeres por reinventarse, por tomar prestado lo que es de todxs, reactualizar quizás la mas vieja de las herramientas de lucha para ponerla a girar en otros escenarios, que genere confusión y tenga la apertura para articular reivindicaciones y lenguajes. Que interpele a todxs lxs que desde algún lugar y de algún modo defienden la vida. Que sacuda y que reactive la fibra sensible de los pueblos, que reavive memorias de jornadas de lucha, que nos movilice.

La economía popular y la convocatoria al paro internacional de mujeres

Nuestra tierra tembló, la de la economía popular. Venimos de un sector de trabajo que aunque algunos crean nuevo, tiene los años de la debacle del país, nace parejito a la transformación del capitalismo periférico contemporáneo. Desde el primer momento como trabajadoras de la economía popular nucleadas en la Confederación del Trabajo de la Economía Popular (CTEP) nos involucramos con la construcción de este acontecimiento político porque sabemos que las crisis recargan las espaldas de los sectores populares. Y porque olemos, como se huele la lluvia, que la crisis viene viniendo. Lo vemos en nuestros barrios: los comedores y merenderos vuelven a ser un herbidero, las mujeres de nuevo agudizando la imaginación para generar los circuitos que les permitan parar la olla. La economía popular se ha transformado en la primer malla de contención frente al deterioro de las condiciones de vida de los sectores populares. La precariedad de la vida toda nos estalla en las manos. Y contra ella venimos peleando. Las mujeres de la economía popular vienen de una larga jornada de lucha, de aquella de los últimos 15 años.

Primer asamblea de trabajadoras de la economía popular

Las trabajadoras de la economía popular son muchas. Nacieron en los 90s peleando contra el neoliberalismo para hacer frente a la expropiación de derechos colectivos. Se organizaban y salían a luchar para garantizar lo mas inmediato, para que no le falte la merienda a los pibes ni un plato de comida a las familias de sus comunidades. ¿Quiénes son estas mujeres de la economía popular? “Somos las que llevamos nuestros pibes con las sabanas a la ruta para pelear por la vivienda”, dijo Aymara del Movimiento Popular La Dignidad en su intervención en la primer asamblea de trabajadoras de la economía popular.

Estas mujeres nacieron peleando por el acceso al agua y las redes cloacales en las barriadas populares. En las villas las lluvias son sinónimo de inundación, de desborde de las napas, de caminar en medio de la mierda. Piquetes, cacerolas y asambleas fueron bandera de lucha para pelear por su dignidad y la de sus comunidades. Se organizaron para dar respuesta a las necesidades mas básicas, aquellas relacionadas a la reproducción de la vida. Se construyeron como promotoras de salud, crearon la infraestructura social de sus barrios, desde el barrido y la limpieza hasta los cordones, el pavimento. Crearon cooperativas para construir sus propias redes cloacales, y le disputaron la obra publica destinada a villas. Dieron por tierra con los grandes negocios entre el gobierno porteño y el sector privado, a costa de los sectores mas vulnerables. Y hasta crearon su propia central de emergencia villera. Se convirtieron en guardianas de su comunidad y disputaron sus territorios, ganaron el gobierno de las villas y se transformaron en delegadas.

Las mujeres de la economía popular son también las que salieron a tirar el carro para paliar la crisis alla a fines de los 90s, y a fuerza de pelea y organización construyeron sus rutas de recolección y luego sus cooperativas de reciclado hasta la convertirse en promotoras ambientales. Se reconocieron como trabajadoras luego de entender que eso que hacían por instinto era un servicio que prestaban al cuidado y limpieza de la ciudad. Son tambien trabajadoras de la economía popular esas mujeres que se levantan al alba para producir la tierra, que se enfrentan contra los monopolios y la concentración de la tierra. Son esas mujeres junto a su familia las que garantizan la verdura y fruta que abastece a las ciudades. Son las mujeres que en las zonas rurales les ponen el pecho a las topadoras contra los desalojos. Son mujeres de la economía popular las costureras que se organizan junto a sus compañeros por mejores condiciones de trabajo, para tener derechos. Son trabajadoras de la economía popular las que salen a las ferias a vender y se enfrentan a la fuerza de policía que requisa su mercaderia y les quita lo poco que tienen. Son trabajadoras de la economía popular las cuidadoras, de niños/as, ancianos/as, pibes en situación de consumo problemático. Esas mujeres que junto a tantos otros quedaron excluidos del mercado formal de trabajo, que salieron de las casas a las calles, a las asambleas y se hicieron rebeldes. Las que salen a limpiar las casas de otros/as y las que sostienen sus propias casas.

Esas son las mujeres que construyeron su trabajo primero y su herramienta gremial despues, la Confederación del Trabajo de la Economía Popular. El neoliberalismo las saco a las calles, las CTEP las reunió en un misma estructura gremial. Estas mujeres y la propia CTEP decidieron adherir al paro internacional de mujeres, detrás de la consigna “si nuestra vida no vale, produzcan sin nosotras”. Esas son las mujeres que nos convocaron el pasado miércoles 22 de febrero a la primer asamblea de trabajadoras de la economía popular para contarle a la sociedad por qué era importante para ellas, trabajadoras de la economía popular, ser parte de esta jornada de lucha.

En nuestro pliego reivindicativo para el próximo 8M figura la construcción de jardines comunitarios en todos los barrios, para que las compañeras puedan salir a trabajar. En las barriadas populares no hay jardines de primera infancia y los pocos que hay no dan abasto. También reclamamos por una asignación igual a un salario mínimo, vital y móvil para las mujeres en situación de violencia porque bien sabemos las que hacemos acompañamientos en violencia que no hay respuesta a la violencia posible si no se garantiza antes la independencia económica de todas esas mujeres. Y por ultimo la apertura incondicional y sin fecha limite de la moratoria previsional para una vejez digna para todxs aquellos trabajadorxs sin derechos. Porque sabemos que la disposición de Mauricio Macri nos quita el derecho a jubilarnos a quienes ejercemos tareas que aunque clave para la reproducción de la vida –como las de las ama de casa-, continúan sin ser reconocidas como productivas por la sociedad. Porque este avance del macrismo nos afecta en particular a lxs trabajadorxs de la economía popular. Y porque no queremos que transformen nuestra jubilación en un subsidio, que no tiene movilidad y no es transferible. Con estas tres consignas junto a la consigna del “ajuste es parte de la violencia” con el que nación este espacio de mujeres de CTEP en el año 2016, marcharemos el 8 de marzo junto a las centrales de trabajadores y el movimiento de mujeres y feminista.

La incorporación del trabajo de cuidados y comunitario

La asamblea reflejó no solo la prepotencia del trabajo y solidaridad de estas mujeres, sino también la sed de reconocimiento como trabajadoras. Será quizás la plataforma feminista un espacio mas donde hablarle al conjunto de la gente, mostrar la diversidad de tareas que estas mujeres y estos sectores realizan a diario y pelear por la ampliación de la noción de trabajo, que incluya las tareas de cuidados, en sus distintas variantes: anciano, niños/as,enfermos, comunidad.

Remapear el mundo del trabajo hoy supone dar cuenta de un sinfín de tareas que apuntan a la comunidad. Así lo deja claro Natalia Molina, de la Corriente Villera Independiente, al referirse al trabajo comunitario que desarrollan las mujeres villeras, que incluye del enfrentamiento con el narco hasta el acompañamiento de los casos de femicidios en el barrio: “somos las mujeres [de la economía popular] las que bancamos la huelga de hambre en la carpa villera, que bancamos en los barrios los comedores para que ninguno se quede sin comer, mujeres que cuando nos damos cuenta que nuestros vecinos se enferman de dengue (…),nos organizamos y logramos la emergencia sanitaria. Ahí esta la demostración de fuerza de las mujeres, somos las que llevamos nuestra casa adelante. Y no solo eso porque le hacemos frente a los punteros en el barrio. Somos las mujeres las que nos plantamos. Somos la mayoría las que recolectamos y barremos en el barrio, las que logramos robarle a esos punteros el lugar que nos pertenece por derecho. Porque tenemos los ovarios mas grandes que este obelisco (…)”.

De allí que nuestra principal tarea hoy es reactualizar la noción de trabajo y ampliar esa categoría a todas las actividades que sostienen al mundo. Nuestra pelea es para que la sociedad entienda que lo que hacen estas mujeres, las de la economía popular, todos los dias es trabajo y produce valor. Y ese reconocimiento es importante también en la apuesta que hacemos cotidianamente por reconstruir la cultura del trabajo en sectores que querdaron excluidos del mercado formal del trabajo. En palabras de Jacqueline Flores, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos: “Cuando me toco agarrar ese carro no solamente para comer, ese carro me permitió sostener la dignidad de todos y cada uno de los que dependen de mi. No solamente la dignidad nuestra sino la responsabilidad enorme de construir la cultura de trabajo para todas nuestras pibas, esa responsabilidad que venimos abrazando hace un montón de tiempo. A este feminismo popular solo le falta que todas demos hoy un poquito mas porque hoy nos plantamos, no retrocedemos esa cultura del trabajo, porque desde esa base del trabajo podemos dar la vivienda por el trabajo, por la salud”

Este es el feminismo popular del que somos parte. Ese que se asume parte de los procesos de los pueblos en lucha por la vivienda, la salud, la educación, el trabajo, y todo lo que hace a una vida digna. Ese feminismo incomodo que no se enuncia por fuera de los procesos contradictorios que los pueblos despliegan en su lucha, sino encarnado en esas mismas trayectorias. Hoy, en estos días, se abre un nuevo capítulo de este feminismo que nació en las experiencias de impugnación al orden neoliberal, no sólo porque renueva su lucha a través de este enorme aviso de incendio que es el paro de mujeres, respecto de un mundo que se recicla en su faceta mas conservadora. Y que para nosotras eso es sinónimo de muerte. Sino porque hoy la agenda del movimiento de mujeres y feministas ha logrado interpelar a esas trabajadoras de la economía popular, ese sector que nació con las uñas largas en la gran noche neoliberal para desgarrarla. Esas mujeres que amplían todos los días la noción de trabajo, y pide a gritos que el mundo también reconozca como trabajo una amplia gama de actividades que incluye la reproducción de las casas y de las comunidades. No es este un feminismo simple ni replegado sobre sí mismo. Es más bien un feminismo incómodo, y hasta veces, doloroso. Es un feminismo contradictorio.

El 8 de marzo, cuando las mujeres de la economía popular paren para marchar junto al resto del movimiento de trabajadoras y del movimiento feminista, será también este un momento importante para este feminismo popular que ya viene naciendo en los últimos 15 años de nuevo.

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Especial 8M:  NOSOTRAS PARAMOS

Acción y comunicación. Nuevas narrativas contra la manipulación política de los medios tradicionales.