Aullidos en cuarentena
Ciudad Canción — Venezuela
Las mujeres quieren, quieren mucho. Y como quieren, sueñan, imaginan, gestan, paren, ellas hacen todo. La vida, en orden de fascinación y misterio, crea y se recrea, infinitamente. Ellas crean y se recrean, cuando mueren se hacen palabras, grito en la otra, se hacen movimiento, lo mismo un puño apretado elevado al cielo que una caricia. Ellas aman, se reconocen en medio del caos y su enigma. Tejen, tejen con palabra y afecto, tejen un conjuro para el virus. Luego se lo comen, lo sudan, lo defecan, porque ellas sí saben de virus.
En Caracas, Ciudad Canción junta a músicos y poetas para hacer canciones. De este hacer, nació un colectivo en el que la mujer usa su voz para encontrarse y crear lo nuevo con palabras que se cantan y se hacen pueblo. Ellas quieren escribir una nueva historia, entonces se juntan y hacen la historia. Desde Venezuela les aullamos nuestro conjuro retroviral.
Se lava la cara con el sol cada mañana — Dariela Tello
está vestida de lluvia, amalgama
permanece vagando con la estrella
usa su paraguas de escudo contra el virus
mutante
cortante
distante
tajante
es anatema del miedo, cautiva a la garza del río
ríe la copla en su boca, se canta a sí misma en la sabana
el frío se abre, es la cueva en la que se oculta
aunque se otoña por gusto es primavera inevitable
florece
verdece
brillece
grandece
es todo lo que quiere ser cuando decide
maravilla de alto Tepuy, rama de olivo la saluda
es mar inmensa, desierto, selva, volcana oculta
ella escupe magma cuando la retan
espera
galana
naranja
poniente
Venezuela es mi casa
y mi casa soy yo en valiente ejercicio
Ella viviente espaciosa de puerta adentro
hacia afuera se expande y te espanta la sombra
aquí un pájaro vuela y estalla en color
brillante
brillante
brillante
Amor en tiempos de pandemia — Ivonne Thompson
Invertí nuestro amor en petros
Una forma de mantenerlo en alza
Los dividendos me rindieron para regalarte una corona
Pero hubo algo que no preví
Traía inoculado un virus
Y ahora el barril de petróleo está en baja
Estamos en cuarentena
Se devaluaron nuestras caricias
Mis Te Amo se ahogan en un tapaboca
Y cada vez que lavo mis manos
Se borran las huellas
De tu placer en mi
Desde mi bunker no hay suficiente artillería que luche con tu netflix
En el cielo no hay punto
No tengo efectivo
Mi cuenta está en "cero"
¿Cómo soborno a una estrella para que te cuente todo lo que te extraño?
Yo quiero darte más que casas de papel
No pienses cómo
Ni en la economía mundial
Ni en la bolsa de valores
Ni en Bitcoins
Ni en la Blockchain
Porque la única ruta que ahora importa
Es la que nos encuentre a ti
y a mi
Respira — Marcela Lunar
afuera solo hay vacío
fluye
Sé como el viento
atina el recorrido
anda con cautela
Mantén el hermetismo de seguridad
No te canses
por favor, resiste
No flaquees
por favor, sé fuerte
¡Señor!
Mantenga la distancia
El límite de lo posible
Cuerpo a cuerpo
¡Señor!
Un metro
Un metro entre su cuerpo y el mío
Es solo la distancia
No la cortesía
¡Señor!
Que la distancia nos salva
¿Acaso no sabe diagramar la geografía de su cuerpo?
Es un metro
¡Perdón!
Salvemos el recuerdo
Por favor no siga
Es un metro
Un mes
Un siglo
El límite de la vida
¿Sabe usted de distancias?
¡Perdón!
Solo eso nos salva
La lucidez
El metro
El bozal
Perdón
El tapabocas
Un metro de distancia
Mi cadáver exquisito — Leorana González
Cantan Guacamayas
Debo sembrar
¿Que estarán haciendo Ernesto y Sebastián?
Deseo estén protegidos del miedo
me pondré otro par de medias
El piso está frío
Son las seis y cuarenta y cinco de la tarde
no tendí la cama
Las conchas de naranja pa´ algo me deben servir
¿Me pregunto si nuestra psiquis cambiará?
He acumulado demasiadas semillas
En ese hueco de concreto puedo echar tierra fértil
¡Pobre perro!… ha ladrado todo el día
estos sarcófagos de vivienda a quien se le habrán ocurrido
Parecen campos de concentración
¡Caray!
El cuñado está en Ecuador
Pobre hombre
Son las siete pe eme
¡Llegó el agua!
Debo botar la basura
Cuántos días llevaré descalza
Zapatos
Tapaboca
Llaves
El décimo piso a veces da vértigo
ACUARIO — Indira Carpio Olivo
Nada será igual si el dios que desagua el acuario no recoge el agua derramada
si los peces brincan en el piso como si el aire, el último aire, estuviese en celo y de su tierra lechosa se formase la casa del pez muerto
Nada será igual si al nacer los vellos en la cara crecen ladeados por el viento del este [lo que crece del lado este se apaga pronto]
Nada será igual si el pez aprende a tragar del viento y en consecuencia emite el canto
Nada será igual si la primera palabra es lamento y crece donde mismo se anuda el hueso
Nada será igual cuando las branquias se cierren en costillas y el hombre se desvanezca en la inmensidad [¿cómo el fondo puede ser más grande que el cielo?]
Nada será igual porque ahora estar dentro se trata de limpiar el aire y el aire y sus fósiles suelen ser invisibles, menos la brisa que arrastra el agua y eyecta su lengua para lamer de mi pecho. De esa fricción la piel moderna
Nada será igual entre los iguales. Nada será igual, pero que sea
Tampoco el tiempo, menos los cuerpos, todo será diferente