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El Covid-19 y su impacto en los derechos sexuales y reproductivos

Guillermina Soria , Activista feminista, investigadora social— Venezuela

Las situaciones producto de pandemias y brotes de enfermedades, como es el caso del Covid- 19, tienen un impacto diferenciado en la vida de hombres y mujeres; exacerbando las desigualdades y discriminaciones que experimentan social y culturalmente las mujeres y las niñas.

En épocas de crisis, como sucede durante un brote, las mujeres pueden estar más expuestas a padecer violencia infligida por la pareja y otras formas de violencia intrafamiliar como resultado de las tensiones crecientes en el hogar. Una de las expresiones de violencia que tienden exacerbarse en el contexto de encierro, que impone el aislamiento social, es la violencia sexual.

Este nuevo escenario abierto producto del Covid- 19, implica repensar como garantizar la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas, los cuáles son una prioridad de salud pública, que requiere de atención particular durante las pandemias.

En este sentido, la provisión de insumos de planificación familiar y otros insumos de salud sexual y reproductiva, incluidos artículos para la salud menstrual, es central para la salud, el empoderamiento y el desarrollo de las mujeres, y puede verse afectada cuando las cadenas de suministros se ven sometidas a alteraciones como resultado de la respuesta a la pandemia.

Por otro lado, el riesgo de un embarazo no deseado durante los períodos de encierro es muy real, incluso para quienes tienen relaciones sexuales consensuadas, ya que puede haber problemas de acceso y uso de anticonceptivos. Puede haber quienes descubran que están embarazadas en el marco de la cuarentena. Es posible que muchas tengan embarazos no deseados producto de violencias sexuales.

En contextos dónde el acceso al aborto es restrictivo, la situación en el marco del confinamiento social se puede tornar dramática. Sin embargo, es también en este escenario tan complejo donde las redes de apoyo entre mujeres se tornan fundamentales para garantizar el acceso de las mujeres a un aborto seguro y acompañado. Las redes feministas que brindan asesoría sobre como interrumpir embarazos con medicamentos están disponibles y activas en estos momentos. Pero el acceso a los medicamentos como el misoprostol y la mifepristona es más complejo por las restricciones a la movilidad.

En estos contextos de emergencia, es muy posible que las consecuencias y el impacto en la vida y salud de las mujeres no sea del todo visibilizado o analizado en función de las desigualdades de género. Y en este sentido, muchas de sus necesidades en el marco de salud sexual y reproductiva no se verán satisfechas. Podemos tomar en cuenta la experiencia que significó el brote del virus del Zika, y como las diferencias de poder entre los hombres y las mujeres implicaron que las mujeres no tuvieran autonomía en sus decisiones sexuales y reproductivas.

Es necesario entonces esta vez, asumir estas desigualdades y garantizar a las mujeres la autonomía sobre sus cuerpos y sus decisiones.

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