Mural: Ailen Possamay

¡La Revolución en la casa!

Yekuana Martínez — Plataforma Comunicacional Feminista “La 5ta Ola” — Venezuela

Trabajo Doméstico y Cuidados en tiempos de Cuarentena

La pandemia es un acontecimiento mundial que nos recuerda el valor del trabajo invisible para el capitalismo: el trabajo doméstico. Y es que la cuarentena nos obliga a reflexionar sobre nuestros hábitos, relaciones, cuidados y afectos cotidianos.

El feminismo develó desde hace décadas como producto de la división sexual del trabajo y el surgimiento del patriarcado las mujeres sufrimos nuestra primera derrota histórica, ellos se fueron a pescar y cazar -al mundo público- y nosotras quedamos condenadas al rol de trabajadoras del hogar, cuidamos la tierra y a les hijes en aquellos días de la Revolución neolítica; y basades en el argumento de que somos las reproductoras de la especie se fueron transmitiendo de generación en generación los roles de género que como sabemos naturalizan y afirman que las mujeres somos “mejores” para los roles de cuidado.

Esta afirmación muy conveniente para sostener las bases de la cultura machista, condujo a las mujeres como dice Simone de Beauvoir seamos sujetas para los demás y los hombres sujetos para sí. Esto se traduce en que oficios o carreras como enfermería, educación, elaboración de alimentos, gestión de programas sociales y comunitarios en todo el mundo sean protagonizados por mujeres, situación que debe equilibrarse por el buen vivir de todes.

Y es que en estos días de cuarentena podemos evidenciar el trabajo que hay en el hogar: cocinar, hacer el café, el desayuno, el almuerzo, la cena, limpiar, jugar con les hijes, atender a les adultes mayores y en las familias donde tenemos algún integrante con alguna discapacidad física o cognitiva la atención y el cuidado necesarios y no solo echarnos a ver series y películas todo el día como sueñan algunes.

Las feministas chilenas de los años 70 hablaron de una consigna que hoy sigue más vigente que nunca “Democracia en la calle, en la casa y en la cama” y es que necesitamos democratizar el trabajo del hogar: en primer lugar reconocer que sin este trabajo invisible para el capitalismo, no es posible el funcionamiento de la sociedad, en segundo lugar internalizar que No es un trabajo inherente a las mujeres o que estamos obligadas por el hecho de ser mujeres.

Atención: no estamos obligadas y también queremos echarnos a leer, hablar por teléfono, revisar las redes, masturbarnos, ect, pero la convivencia es trabajo de todes y toca en tercer lugar comprometernos a organizar colectivamente las responsabilidades, ser solidaries en medio de la ansiedad y la angustia que genera la ruptura de las dinámicas cotidianas de la familia.

Todes estamos trastocades pero las crisis también son oportunidades para mirar-nos qué tan democráticos y empáticos somos en la convivencia, cómo conectamos y aplicamos “eso” que queremos para el país, la comunidad y la humanidad, en nuestro territorio más cercano “el hogar” con la gente que más queremos.

En otras palabras la pandemia es una oportunidad para preguntarnos.

¿Será qué es hora de hacer la Revolución en la casa?.

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