Todos y cada uno

fer-b
EspiritualMente
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2 min readSep 30, 2020

La misión de cada uno es consigo mismo y a través de ello, con los demás. Deben aceptar que no son nadie sin el de al lado.

Efectivamente, ni referencia consigo mismo, porque sería uno y la nada. Algo tan lógico como ese enunciado como para registrar que solos no tenemos sentido y la soledad absoluta solo sería angustia, soledad y luego muerte, porque la misma vida no tendría sentido. Entonces todos son tan importantes como cada uno, no se puede subsistir sin los demás.

Reconocida la necesidad y beneficio de no estar solos, pasemos al segundo punto: Somos iguales. Por qué yo podría ser más importante que otros? Lo importante son las relaciones, siempre son más importantes las relaciones entre partes que las mismas partes, porque es donde suceden las cosas, donde actuamos, donde se producen los milagros, se pone en juego nuestras actitudes, nuestras premisas, nuestros valores.

Las frecuencias emanadas del accionar de las sociedades, en definitiva, y yendo un poco más allá, definen en su conjunto el movimiento y calidad vibratoria del planeta, por lo tanto su armonía y equilibrio, y es ese nivel vibratorio el que decide nuestro rumbo.

En la relación con nuestros semejantes, con los distintos reinos vivientes y con la propia madre Tierra es que ponemos los distintos planos de nuestro ser en movimiento, es la forma de amor con que vivimos esas relaciones que al multiplicarse abarcan y definen un mundo y su destino.

Es el momento de asumir nuestra responsabilidad para con el destino de este mundo y basados en el enfoque que planteamos, es momento de preguntarse que podemos y debemos ser y hacer para salvarnos y salvar al planeta.

Cómo es posible que el amor, siendo la llave de esa encrucijada a la que está llegando la humanidad, lejos de ser moneda corriente, este ocupando un lugar secundario, al borde de caer en el olvido.

Ya no hay tiempo para esperar sentir y dar amor, porque ahora sabemos que es la fuerza que equilibra al planeta. Es momento de trabajar en ese aspecto, de dejar aflorar y contagiar de amor a todo cuanto nos rodea.

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