Algún día mi hijo tendrá su propio celular. Éstas son las 6 preguntas que me hago y busco responder.

Guadalupe Fernández
Lupa
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5 min readNov 15, 2023

Mi primer celular fue un Nokia 1100. Lo fui a comprar con mi mamá a un local de Claro que quedaba en Jumbo de San Martín. Estaba en los últimos años de la secundaria. Lo guardaba abajo del banco y jugaba con la viborita de vez en cuando. Era el boom del SMS y del MSN. Estábamos un poco más limpios de pantallas, todavía íbamos al ciber. Eso ya te delimitaba un tiempo y espacio donde usar la tecnología. La entrada de estos dispositivos a los hogares hicieron que se vuelvan parte de nuestra rutina, de hecho interactuar con una pantalla es lo primero que muchos hacemos en el día.

Según un estudio de Electronic Hub, las personas dedican alrededor del 40% de su jornada -unas 6 horas y 37 minutos- a una computadora o un dispositivo móvil. O sea, casi la mitad del tiempo que estamos despiertos lo pasamos adentro de una pantalla.

Los invito a hacer algo al respecto. En mi caso opté por dejar lejos de la habitación el celular a la noche. Eso me permite no caer en la tentación de revisarlo antes de irme a dormir, o mirarlo instantáneamente apenas me despierto. Si, ya se lo que están pensando: me compré un despertador digital. Y chau picho.

Lejos de creer que darles un celular a los chicos es la salida fácil, creo que prohibirlo en cierto modo lo es. Por eso me hago estas preguntas y busco respuestas:

  1. ¿A qué edad?

Para pensar en esto recurro a una analogía simple: cuando era chica, en un momento algunas amigas empezaban a volver solas del colegio, a salir solas a la calle, a tomarse el bondi. Siempre hay una pionera. No fue mi caso, de hecho tuve que insistir bastante a mis viejos para que me dejaran hacer más “cosas sola”. Creo que acá aplica un poco lo mismo. Por ahora gana el “vamos viendo”. Con los dibujitos en la tele, por ejemplo, mi vara fue esperar que desarrolle bien el lenguaje para habilitarlo. Basado totalmente en mi intuición.

2. ¿Cómo decir NO si todos sus amigos lo tienen y yo creo que todavía no es momento?

Sin respuesta. Les cuento cuando me toque.

3. ¿Bueno para aprender y malo para otros usos?

Para aprender, ¿sería “tiempo de calidad” frente a las pantallas? Los de mi generación lo más cerca que estuvimos de aprender de la tecnología fue la Enciclopedia Encarta. También recuerdo que en la facu todavía estaba de moda ir a las bibliotecas a buscar información. Si, soy Enrique el Antiguo. Pero ojo que llegué a Wikipedia y Rincón del Vago. Creo que en los contenidos que consumen los chicos absorben información todo el tiempo: desde conductas a partir de cómo se comporta con generosidad un cachorro de Paw Patrol, hasta familiarizarse con la idea de calcular distancias con Blaze and the Monster Machines.

4. ¿Impactará en su desarrollo a largo plazo? ¿Cómo puedo evaluar algo de lo que no tengo antecedentes? Porque es la “primera generación” que convive con pantallas desde tan chicos.

Recomiendo la lectura de este artículo (pido: no quiere decir que esté de acuerdo 100% con lo que afirma el autor) donde habla de cómo la tecnología tiene impacto en la salud mental adolescente: el abuso de las pantallas hace que los jóvenes pierdan habilidades para afrontar la vida, ahonda su sensación de malestar y deteriora su salud mental.

Ahí también menciona otro estudio donde asegura que tiene impacto en su neurodesarrollo: el 80% de los centros educativos encuestados detectó una correlación entre el número de niños con un nivel de retraso global y su sobreexposición a las pantallas.

Habla también del famoso ¿cuánto falta? Estamos criando chicos con menor capacidad de espera, menor tolerancia, adictos a la inmediatez. De hecho hay algo que ya lo vemos en nosotros mismos: perdimos la memoria, la capacidad de concentración.

5. ¿Cómo cultivar la confianza y el diálogo para evitar que hable con cualquier persona?

La respuesta a esta pregunta nace en el universo off line y corre para todos los ámbitos de la vida. Ayer leía una de esas imágenes que circulan en redes donde decía algo así como: quiero ser el tipo de padre en el que mis hijos piensen “le contaré a papá, sabrá qué hacer”, en vez de “que no se entere mi papá, se va a enojar”. Qué delgada línea.

6. ¿Cómo hacer para que acceda a contenido acorde a su edad?

Les voy a poner un ejemplo: mi hijo mira dibujitos en la tele a través de YouTube. Trato de ser cuidadosa porque tiene tres años, hay muchos conceptos e ideas con las que aún no está tan familiarizado. Un ejemplo es la muerte. Y la realidad es que hay pocas películas de dibujitos que en algún punto no rocen este tema. Sino miren las pelis de Disney de nuestra época, Bambi era el más tranquilo (?). Si, tenemos YouTube Kids, pero Kids es en un amplio espectro de edad. Este es un ejemplo sencillo, ni hablar de contenidos que rocen lo violento o lo sexual. Acá me encantaría leer la experiencia de padres con chicos más grandes. ¿Qué les funciona?

Queridos lectores: traje este tema porque realmente es algo que me pregunto a diario. No me desvela, hago lo que puedo y lo que creo correcto dentro de mis propios valores. Está claro que los chicos empiezan a interactuar con dispositivos antes de tener los suyos. Este post no es para bajar línea, yo misma a veces me pongo varas imposibles, recalculo y entiendo que hay que llegar a un sano punto medio. Nada es perfecto, pero a la vez nada es concluyente.

Los chicos aprenden por imitación. Así como cuando queremos que coman la verdurita tenemos que ponernos todos en modo vegetariano, no podemos exigirles que no deseen las pantallas si en casa vivimos con “la cabeza gacha”, mirando nuestros celulares. Tenemos que entrar más en la cabeza de ese niño.

Pero no es necesario tener hijos para reflexionar sobre estos temas. ¿Cuando vamos a un restaurante y una pareja en vez de hablar está en silencio, cada una en su teléfono? Me estruja el corazón. O más de una vez, cuando me junto con amigos, sale la broma “¿les escribo por chat que está cada uno con su teléfono?”.

¿Qué será todo aquello que no pasa mientras estamos frente al celular? Ese debería ser el verdadero FOMO.

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Guadalupe Fernández
Lupa
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Periodista. Pragmática. Lectora imprevisible. Catadora de limonada. Objetivos claros, destino incierto. https://linktr.ee/estoeslupa