La peligrosa idea de que todo tiene que ser registrado antes que vivido

Guadalupe Fernández
Lupa
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4 min readFeb 2, 2024

En noviembre fui a la clase abierta de inglés de mi hijo y no tengo ni una sola foto. ¿Lo filmo o lo veo? Elijo la opción 2 y lo sigo animadamente con la vista, mientras él se hace el desentendido pero busca mi aprobación con una mirada cómplice. Confirmo: no me da culpa no tener fotos.

El tema de elegir vivir o registrar para revivir me persigue, porque estoy presa del algoritmo, qué paradoja. Hoy leo una columna de Martina Rua sobre el fenómeno de la mentalidad de contenidos: todo lo que nos pasa lo transitamos en función de las pantallas. A tal punto que esa mentalidad modifica nuestras conductas. No sé uds, pero soy el tipo de persona que no puede esperar a cucharear un plato porque “antes hay que sacar foto” para Instagram, o para enviar por WhatsApp a algun grupo y alimentar en otros el FOMO (mostrarles la delicia que se están perdiendo).

“Un ejemplo reciente es el video que se hizo viral en redes sociales de miles de personas grabando o transmitiendo en vivo la llegada del año nuevo en París. Cuando se hacen las 24hs no se abrazan, no gritan, no brindan. Solo siguen con su teléfono celular encima de sus cabezas como el Santo Grial”. Martina Rua en “Mi mejor versión”, su columna de sábado en LN.

Pero también me pongo de abogada del diablo, y digamos todo: el aquí y ahora es una buena causa, pero tiene mala prensa. Se volvió el best seller de los talleres de autoayuda. Me exaspera un poco que sea un commodity. Hay que salvarlo, pero no sé cómo. Sigamos.

El rubro de la comunicación te enfrenta muchas veces a decirle a la persona con la cual trabajás que no siempre hay un otro esperando que opines de todos los temas. Esto de las pantallas me recuerda un poco a esa sensación: nos volvimos pequeños medios, donde cada uno está pensando todo el tiempo que “alguien está esperando algo de nosotros”. Perdón el golpe bajo, pero no es así.

Hace poco también leí un artículo en Linkedin sobre cómo esta mentalidad de contenidos cambia la lógica de los eventos masivos no solo desde el público sino también desde la producción. Antes filmábamos un recital como recuerdo, ahora lo hacemos para subirlo a redes, para obtener más likes. Para probar que estuvimos allí, como una cuestión de status. (Pulseritas luminosas de Coldplay, ¡les hablo a uds!)

Hay algo de la construcción de la identidad que se pone muy en juego en el trasfondo de este tema, en ese artículo retoman varias frases del libro “No-Cosas” de Byung Chul Han para enfatizar en que estamos en una época donde exhibir cosas materiales puede parecer vulgar, pero ostentar experiencias o no-cosas, no lo es. Es decir: nos define lo efímero, aquello que integramos a nuestra vida. “Por ejemplo, si nos compramos una cartera de Louis Vuitton y lo mostramos en Instagram puede ser un tanto digamos vulgar, pero si nos vamos a un hotel 5 estrellas en Dubai donde la habitación sale 3000 dólares la noche no lo es, simplemente estaríamos mostrando nuestra vida”.

“Experimentar significa, abstractamente formulado, consumir información. Hoy queremos experimentar más que poseer, ser más que tener. Experimentar es una forma de ser”. No-Cosas de Byung Chul Han.

En ese mismo artículo se cita como el mejor ejemplo de estas experiencias aspiracionales el viajar y trae una cita del libro “Humanidad ampliada” de Guillermo Oliveto: “En los últimos cuarenta años, y sobre todo en los últimos veinte, el viaje, por definición un suceso inasible y efímero, se ha transformado en un objeto. Algo que se anhela, se colecciona y sobre todo se muestra. Como ‘objeto’, o esas ‘no-cosas’ que reemplazan a las ‘cosas’ en términos de la definición de Byung Chul Han, ha despertado un deseo que no para de crecer”.

Hasta en el consumo de cosas buscamos acceso a experiencias. Ni hablar de que esas experiencias, tal como vemos en el video y en la foto, se vuelven cada vez más individuales. No nos miramos, no nos hablamos, estamos mediados por pantallas. Pero eso quedará para otra entrega.

Hoy es mi último día de vacaciones. Pasamos unos días en familia en la playa. Mi carrete registra apenas 18 fotos (entre las cuales hay algunas tomas inentendibles que registra mi hijo de tres años cuando encuentra mi teléfono). Sería hipócrita decir que no estuve conectada, porque sí lo estuve, incluso respondiendo algunas cuestiones laborales. Pero me atrevería a decir que ví más de cerca que cualquier otro verano y esa pequeñez me hace feliz.

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Guadalupe Fernández
Lupa
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Periodista. Pragmática. Lectora imprevisible. Catadora de limonada. Objetivos claros, destino incierto. https://linktr.ee/estoeslupa