¿Por qué las mujeres negociamos menos nuestras ofertas laborales?

Guadalupe Fernández
Lupa
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3 min readOct 9, 2023

Antes de empezar quiero contarles que tengo un grupo de WhatsApp con dos amigas — con quienes nos conocimos en el trabajo- donde parte de lo que hacemos acompañarnos virtualmente en ámbitos que a veces se vuelven hostiles: planteamos situaciones que nos resultan difíciles de abordar desde lo laboral, buscamos nuevos puntos de vista, discutimos sobre la toma de decisiones y tiramos sobre la mesa variables que inciden en la negociación salarial.

Dicho esto, leí un artículo del Harvard Business Review (aclaro que es de 2014) que afirma que las mujeres son más reticentes que los hombres a la hora de negociar sus condiciones salariales. La GRAN pregunta es ¿por qué?. Aparentemente, la respuesta está mas vinculada al trato o la interacción que tenemos en ese momento con el futuro empleador y no tanto a la confianza sobre nuestras capacidades o habilidades de negociación. Esto me pareció un punto relevante sobre el que nunca había puesto atención, pero atenti que se pone mejor…

Aquí, señoras y señores, aparece el COSTO SOCIAL DE LA NEGOCIACIÓN. Se los presento, un monstruo silencioso y comecocos. Este concepto surge a partir de un estudio donde analizaron qué pasaba en los empleadores luego de ver a los candidatos al puesto negociando por su salario. Si después de ese ida y vuelta, los empleadores estaban con menor predisposición de trabajar con esa persona, hacía su aparición estelar este famoso COSTO SOCIAL DE LA NEGOCIACIÓN. Me permito definirlo como ese “miedo a quedarte afuera si a tu empleador le da fiaca que le retruques la oferta”. Hola reduccionismo, me ayudás a ver la vida más fácil, je.

Ahora bien, resulta que según numerosos estudios este costo es mucho mayor para las mujeres que para los hombres. Esto se explica en un triángulo de las Bermudas donde la reticencia a negociar para obtener un salario mayor se basa en una lectura precisa del entorno social: sabemos que en estos casos negociar presentaría una situación social difícil para nosotras, más que para los hombres.

Pero ojo que acá viene un giro fascinante, que nos pone una y otra vez en el lugar de cuidar a otros antes de bregar por nosotras mismas. Atentos, porque la cosa cambia cuando las mujeres negocian asertivamente por los demás. O sea que la reacción negativa es cuando negociamos por nosotras mismas. Las investigaciones también muestran que las mujeres se desempeñan mejor (por ejemplo, negocian salarios más altos) cuando su papel es defender a los demás en lugar de negociar más para ellas mismas. El comportamiento de los hombres y los efectos sociales resultantes no cambian mucho dependiendo de si defienden a sí mismos o a otros.

Es muy loco que durante toda la redacción de este artículo, en todo momento imaginé una negociación donde el empleador es hombre. ¿Cambiaría algo si fuera mujer la persona que contrata? ¿Tendría otra mirada? Por supuesto que no creo que ninguno de estos datos sean determinantes, o que negociar mejor o peor sea una cuestión de género. Son recortes de la realidad. Pero me pareció interesante traerlos como disparador para pensar en un tema que siento que a muchas nos interpela y que a veces lo asociamos directamente al famoso Síndrome del Impostor, a la falta de confianza, o en algunos casos a las pocas habilidades interpersonales, cuando hay un submundo de tensiones que están en juego en una negociación.

Les dejo la punta de “solución” que plantea el artículo, pero los invito a leerlo. Habla de pensar personalmente y actuar comunitariamente, según Sheryl Sandberg (“I-We strategy”). Esto quiere decir transmitir que esa negociación no es solo buena en términos individuales, sino también para la organización en la que se aspira trabajar.

Psttttt: recomiendo activamente tener un grupo aliado (puede ser virtual o presencial) que de manera genuina, sin envidias solapadas, pueda ofrecernos soporte, especialmente cuando se trata de cuestiones laborales.

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Guadalupe Fernández
Lupa
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Periodista. Pragmática. Lectora imprevisible. Catadora de limonada. Objetivos claros, destino incierto. https://linktr.ee/estoeslupa