¿Qué nos pasa con la voz?

Guadalupe Fernández
Lupa
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4 min readAug 7, 2023

Hay voces que se nos quedan grabadas. La de Tato Bores por ejemplo, inconfundible por su ritmo acelerado y ese estilo que te obliga a seguir sus labios moviéndose aún cuando lo que dice tarda unos segundos más en decantar. Los invito a pensar en esa voz, ¿a dónde los transporta?.

Empiezo yo: son los años 90. Estoy en Villa Ballester, en el cuarto de mis viejos porque era el único espacio de la casa donde había tele. En ese entonces todavía éramos tres, y mirábamos el show de Tato juntos. Aunque no entendiera nada de la convertibilidad, del menemismo, y probablemente tampoco captase la esencia de vermut con papas fritas y “good show”, la voz de Tato para mí está cargada de todo ese conjunto de significantes. Prueben con cualquier otra, vean qué les pasa.

Hace poco leí una newsletter de El País que hacía mención específicamente al arte del doblaje. ¿Vieron que hay voces de doblaje que quedan atadas a sus personajes para siempre? Me pasa con el papá dinosaurio de Disney. Cualquier personaje que interprete al castellano Francisco Colmenero tiene para mí una reminiscencia a esa serie infantil, porque su voz se me quedó grabada en la piel de ese personaje jurásico.

En esta pieza de ICON que les recomiendo leer, el autor habla de nuestra generosidad como espectadores al aceptar que en Hollywood hay un grupo grande de estrellas que para los hispanohablantes tienen la misma voz. Para los españoles, cita el ejemplo de Glenn Close, Susan Sarandon, Diane Keaton que hablan exactamente igual con la voz de María Luisa Solá.

La mayor paradoja es que, así como muchas de estas voces se nos quedan grabadas, uno de nuestros mayores miedos es olvidar la voz de las personas que más queremos, esas que no son famosas y de cuyos tonos no quedarán registros en los archivos de la radio, el cine o la televisión.

Sin embargo, somos acaso la primera generación que tendrá el privilegio de recordar para siempre las voces de nuestros padres de una manera muy simple y cotidiana, imperceptible y sin esfuerzo. Hoy tenemos este tesoro en nuestro teléfono con videos, audios de WhatsApp. También hacia adelante: la idea de que mi hijo podrá escuchar cuentos relatados con mi voz para siempre, me fascina.

Pero a ver, seamos realistas, olvidar también es salud y es parte de nuestra existencia. Me encantó algo que leí hace poco sobre este tema, porque también tiene que ver con la connotación con la que cargamos a las palabras:

En general, cuando la gente habla de la memoria es para referirse al olvido más que al recuerdo: “Tengo muy mala memoria”, “se me olvida todo”, son expresiones exageradamente frecuentes. Creo que es una realidad que casi todo el mundo tiene asumido una especie de axioma que rezaría así: “Recordar es bueno, olvidar es malo”. Sin embargo, sin olvido nada iría bien, ni nuestra memoria ni, por supuesto, nuestra vida.

En este mismo artículo habla por supuesto de nuestro Borges y de Funes el Memorioso, que no pierde la memoria sino el olvido.

Qué misterio inasequible es el cerebro humano.

Para ir cerrando, les cuento que estoy enganchada con el podcast XRey (recomiendo!) que profundiza sobre la vida del Rey Juan Carlos. Para algunos capítulos, los autores necesitaban recrear la voz de Franco y en vez de recurrir a un imitador deciden probar con Inteligencia Artificial. Lograron sintetizarla y cuando escuchás al “original” y a “su IA” una y otra vez, la pucha que no hay diferencia. Asombroso y peligroso, ¿no?

Amigos se me ocurren mil puntas más para abrir pestañas de navegación alrededor de este tema: los imitadores que viven de la magia de su voz. Las voces que no existen, o mejor dicho que existen gracias a que fueron creadas íntegramente por IA (hi Alexa!) Los ventrílocuos. El vínculo madre hijo con la voz (alta magia). Los perros y el apego con la voz de sus dueños.

Las bifurcaciones son una perdición hermosa.

Señoras y señores, esta primera entrega ha llegado a su fin. Os invito a leer este cierre con la voz de Alexa, o con la de Tato -mis queridos chichipíos-, o la del papá de la serie Dinosaurios de Disney. Con la voz que les plazca. Ojalá que vuelvan por estos pagos, ya veremos con qué nos topamos la próxima ;)

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Guadalupe Fernández
Lupa
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Periodista. Pragmática. Lectora imprevisible. Catadora de limonada. Objetivos claros, destino incierto. https://linktr.ee/estoeslupa